La foto del árbitro
El exgobernador de Tabasco, recién llegado al gabinete, está haciendo bueno el pronóstico. Sin desplantes, muestra habilidad para sofocar incendios y evitar fricciones
Hay ocasionados y hay profesionales. Adán Augusto López Hernández pertenece a los segundos. La foto que se tomó con Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal en Bucareli este lunes borra tres años de simulación en Bucareli. Esa, y no otra, es la lectura importante del encuentro entre dos aspirantes a suceder a López Obrador y el secretario de Gobernación.
Al exgobernador de Tabasco le ha tomado escaso el mes en la silla de Reyes Heroles y Jorge Ca...
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Hay ocasionados y hay profesionales. Adán Augusto López Hernández pertenece a los segundos. La foto que se tomó con Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal en Bucareli este lunes borra tres años de simulación en Bucareli. Esa, y no otra, es la lectura importante del encuentro entre dos aspirantes a suceder a López Obrador y el secretario de Gobernación.
Al exgobernador de Tabasco le ha tomado escaso el mes en la silla de Reyes Heroles y Jorge Carpizo para despachar con autoridad arbitral en la sucesión que gobernará, en todo tiempo, su hermano el presidente.
De cuantas fotos le han tomado en estas semanas, hubo una que ya anunciaba el rol de López Hernández. Fue en la noche del grito en Palacio Nacional. En un balcón aparecen, en un extremo, Claudia Sheinbaum y pareja, y en el opuesto, Marcelo Ebrard y señora. Y en medio el secretario Adán Augusto con su esposa.
Al situarse entre ambos, el tabasqueño recién llegado a la capital no solo ahorra a esas corcholatas en el balcón los incómodos silencios o las forzadas conversaciones, también les recuerda que el destape tiene tiempos y modos, y aduanas en forma de consejeros presidenciales que sí tendrán el oído del gran elector. Porque este secretario no está pintado.
Ahora surge una nueva imagen. Adán Augusto en medio de Claudia y Ricardo. Ella a la derecha del secretario, en la silla del secretario. Ricardo a la siniestra. Fotografía en la mesa, con papeles y teléfono. Los pendientes del Gobierno, y presentes los que le quitan tiempo al Gobierno.
Porque son tiempos raros, dirían por ahí. Se ven como normales cosas que en otra época a tantos —a estos para empezar— enervaban.
Ahí está por ejemplo el gobernador de Sonora. Alfonso Durazo se pone un chaleco color de su partido para actos oficiales. En esos ayeres hoy tan lejanos la izquierda mexicana habría deplorado ruidosamente que los gobernantes se disfrazaran de priístas para actos oficiales. Pero hoy, pintarse de guinda en horario laboral es back to the basics, diría Sheinbaum.
Y pues lo mismo se puede decir de ponerse a grillar en Bucareli en lunes laboral. Ni quién repare en que si quieren futurear, al menos estos tres deberían salirse de recintos oficiales, buscar las horas inhábiles. En vez de ello, incendian con sonrisas el TikTok de la sucesión para abrir semana con lo que uno entiende —eso sí, gracias por la confirmación— que es su prioridad: cuidar sus aspiraciones, gobernar sus posibilidades. ¿La chamba por la que les pagan los ciudadanos? Esa puede esperar.
Descontado lo anterior, Adán Augusto le cumple al presidente. Se da el encuentro, se publica la foto, se mandan mensajes, hierve la comentocracia. El viejo PRI estaría orgulloso de estos dos cachorros: se disciplinan al presidente, aunque ninguno sea su dependiente. Porque Claudia y Ricardo tienen compromisos específicos con los electores, pero prefieren desvivirse por Andrés Manuel.
Con la foto le matan el mensaje al senador que pretendía madrugar. Apenas el domingo andaba declarando en San Luis Potosí ese Estado que estará en las peores manos posibles, y eso ya es mucho decir en estos momentos en México— que estaba en su mejor momento. Estoy en plenitud para suceder a López Obrador, mandó publicar Monreal. No, estás en un equipo, le contestan con la reunión de Bucareli. El zacatecano acata presto: tomen ya la foto, que de tanto obedecer a ver luego cómo me quito esta sonrisa de ni me dolió.
Por su parte, quién sabe qué se le perdió a Claudia en Bucareli. A Monreal lo tienen que disciplinar, se entiende. Pero con ella no vaya a resultar que tanto mimo y deferencia sean lo que termine por sepultar a la jefa de gobierno. Tan cantada como favorita que puede acabar siendo considerada como alguien demasiado sometida. Hasta el cafecito le arman para que haga las paces con ese a quien derrotó en 2018, con ese que la derrotó en la Cuauhtémoc en el 2021. Un poco —o un mucho— de independencia no le vendría mal a la doctora, sobre todo frente a los ojos de electores a los que no gustan las segundas partes porque, ya sabe, casi siempre son malas copias de la primera. Y después de 2024 el horno no estará para una mala copia de seis años.
Por eso, el único que sale bien en la foto es Adán Augusto. Cumple un mes en la ciudad de México sin sobresaltos y hasta planchando prematuros pleitos sucesorios.
El recién llegado al gabinete está haciendo bueno el pronóstico. Sin desplantes, muestra habilidad para sofocar incendios y evitar fricciones. Controla los daños, no las aspiraciones. Hasta ahora, la antítesis de López Obrador.
¿No será que López Obrador está creando a su heredero para el movimiento? Por lo pronto, no lo perdamos de foco.
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