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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La buena relación económica con Latinoamérica, una irrenunciable política de Estado

España está en una privilegiada posición, demasiado a menudo olvidada, para servir de trampolín hacia Latinoamérica de Europa, pero también de Asia

La gira por Latinoamérica de Pedro Sánchez, que llevará al presidente del Gobierno español a Chile, Bolivia, Colombia y Costa Rica con el objetivo de intensificar las relaciones bilaterales, tiene una importante vertiente económica y es un paso acertado para reforzar un diálogo de España con la región que se ha ido enfriando al ritmo que los populismos crecían en el área.

Los países de América Latina, independientemente de sus situaciones políticas coyunturales, son y deben ser para España socios comerciales de primer nivel, algo que sumar a los estrechos lazos culturales, sociales e incluso familiares que unen a los españoles con el área. Son razones de peso para que, en vez de bajar la guardia como ha ocurrido en los últimos años, los representantes de España ejerzan una diplomacia activa que consolide la poderosa relación económica demostrada fehacientemente por la apuesta de las empresas españolas en Latinoamérica, incluso en los años más duros de algunos de aquellos países.

Pedro Sánchez, que ya conoce a buen número de mandatarios de la zona, siempre ha tenido Latinoamérica en su agenda. Un objetivo que debe potenciar ahora desde la presidencia del Gobierno, siempre que en su labor diplomática coloque tan en primer término el apoyo a las empresas españolas y a la vez aleje apoyos a desafortunadas y empobrecedoras políticas populistas. De hecho, la crítica situación a la que ha llegado Venezuela, inmersa en un colapso económico que ha derivado en una gravísima crisis humanitaria a causa de las políticas bolivarianas de Nicolás Maduro, gravitará en todo momento sobre este viaje.

España debe potenciar su papel de mediador entre la UE y América Latina. Es uno de los asuntos tratados por Sánchez con el presidente de Chile, Sebastián Piñera, a quien ha prometido ser “un gran aliado” en la actualización del acuerdo del país con la UE, además de ratificar la solidez de la alianza estratégica con España, inversora de primer orden en Chile. La visita a Bolivia incluye la firma de importantes acuerdos con el presidente, Evo Morales, que deben abrir la puerta a las empresas españolas en la construcción del tren bioceánico, que unirá el puerto atlántico de Santos (Brasil), a través de Bolivia, con el de Ilo (Perú), en el Pacífico, uno de los megaproyectos del continente.

España está en una privilegiada posición, demasiado a menudo olvidada, para servir de trampolín hacia Latinoamérica de Europa, pero también de Asia. Algo que más que un deber es una oportunidad. Porque la buena relación de España con Latinoamérica, por encima de los Gobiernos, es una irrenunciable política de Estado. Este primer gran viaje internacional de Sánchez debe ser aprovechado para reforzar unos lazos que nunca se han debido aflojar.

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