Una azafata que empujó al piloto: la teoría detrás de la sacudida que desató el pánico en el vuelo de Latam en Nueva Zelanda

Un artículo publicado por ‘The Wall Street Journal’ sugiere que un percance con un botón habría causado el fuerte movimiento al interior del avión que realizaba la ruta Sídney-Auckland-Santiago, el que dejó a 13 personas hospitalizadas

Una azafata llega a la terminal de Latam Airlines en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, en Santiago.Cristobal Olivares (Bloomberg)

La investigación para determinar las causas del incidente que el pasado lunes afectó al vuelo LA800 de la aerolínea chileno-brasileña Latam, mientras realizaba un viaje desde la ciudad de Sídney, en Australia, hasta Santiago de Chile, sigue en manos de los expertos aeronáuticos de Nueva Zelanda. Las teorías detrás de sacudón que dejó a 13 personas hospitalizadas han variado, partiendo desde los problemas técnicos a una falla humana accidental. Un artículo publicado por The Wall Street Journal se inclina por esta última posibilidad.

El medio estadounidense ha citado a fuentes conocedoras de la indagación, que tienen una posible explicación de la caída abrupta del avión Boeing 787-9 Dreamliner. De acuerdo a esta versión, una azafata visitó la cabina de pilotos para ofrecer comida, momento en el que activó un interruptor que empujó el asiento del capitán del vuelo hacia los controles. El piloto se encontraba sentado de piernas cruzadas, lo que aparentemente generó un movimiento que cambió la posición de la palanca de mando, haciendo que la aeronave se precipitara por unos segundos.

Un vídeo que ha circulado en redes sociales muestra cómo funciona el mecanismo de movimiento para el asiento del piloto en el Boeing 787. Los especialistas consultados por The Wall Street Journal han explicado que este botón se debe apretar cuando hay alguien en el asiento y que se encuentra sellado con una cubierta.

La posible activación del mecanismo por parte de la azafata es una de las posibles explicaciones detrás del brusco movimiento del avión. La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte de Nueva Zelanda aún no ha entregado un reporte preliminar oficial sobre la indagación del caso, en un trabajo que ha contado con la participación de dos especialistas enviados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), el organismo estatal a cargo de la supervisión de los viajes aéreos en el territorio chileno. El pasado martes se hizo entrega de las cajas negras del vuelo, la que contenía la grabadora de voz de la cabina y la grabadora de datos de vuelo.

El incidente ocurrió un poco antes de que el vuelo llegara a la ciudad neozelandesa de Auckland, en una de sus escalas programadas. Los ocupantes del avión narraron que debido al inesperado descenso muchas personas se levantaron de sus sillas y golpearon contra los techos. La chilena Verónica Martínez, una de las pasajeras que logró volver a Santiago en uno de los vuelos reprogramados del día martes, dijo que la sensación al interior de la aeronave era similar a la de una montaña rusa, sin ninguna turbulencia. “La gente que no iba con cinturón, que venía saliendo del baño, las mismas azafatas que andaban. Lo que más me impresionó fue que una señora detrás mío iba con un bebé, y yo vi volar el bebé. Fue terrible”, dijo desde un punto de prensa en el Aeropuerto de Santiago.

Los equipos de emergencia examinaron a unos cincuenta pasajeros en el aeropuerto, según personal sanitario del hospital neozelandés St John. De ellos, 13 personas —10 pasajeros y tres tripulantes— fueron enviadas a un hospital para revisar su estado de salud. Los afectados más graves eran cuatro ciudadanos australianos; dos brasileños; dos neozelandeses; un francés y un chileno. La compañía aérea ha reportado que la mayoría de los heridos ha sido dado de alta y que solo un pasajero y una tripulante sufren lesiones que requieren un cuidado adicional, pero sin riesgo vital.

El avión que protagonizó este incidente fue fabricado por la empresa estadounidense Boeing, una compañía que está enfrentando una delicada crisis debido a los repetidos accidentes sufridos por sus aparatos. Un informe publicado a finales de febrero por los reguladores de Estados Unidos ha puesto en cuestión la “cultura de la seguridad” de la multinacional.

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