Los chilenos queremos más y mejores liderazgos

Si queremos formar un mejor país, capaz de enfrentar los grandes desafíos en materia de desigualdad, calidad de vida, salud, educación y medio ambiente, entre otros, necesitamos de personas que actúen como faros y amplificadores de buenas prácticas

Peatones en Santiago de Chile, el 18 de diciembre de 2023.IVAN ALVARADO (REUTERS)

Por definición, un líder es la persona que dirige o conduce a otros como inspiración para realizar determinadas acciones. No cualquiera puede ser un buen líder y tampoco tienen influencia directa las posiciones de autoridad. Se trata más bien de un fenómeno espontáneo, donde ciertos hombres o mujeres son capaces de guiar y crear círculos virtuosos de interacción social a través de su energía y los valores positivos que proyectan.

En Chile, lamentablemente nos falta contar con más líderes de este tipo. Así se desprende de los resultados de la tercera versión del estudio de opinión públic...

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Por definición, un líder es la persona que dirige o conduce a otros como inspiración para realizar determinadas acciones. No cualquiera puede ser un buen líder y tampoco tienen influencia directa las posiciones de autoridad. Se trata más bien de un fenómeno espontáneo, donde ciertos hombres o mujeres son capaces de guiar y crear círculos virtuosos de interacción social a través de su energía y los valores positivos que proyectan.

En Chile, lamentablemente nos falta contar con más líderes de este tipo. Así se desprende de los resultados de la tercera versión del estudio de opinión pública realizado por Fundación Camiseteados e Ipsos Chile, donde un 69% de los encuestados cree que el país cuenta con liderazgos positivos, pero que éstos son demasiado pocos, mientras que sólo un 13% considera que hay suficientes, otro 13% declara que no existen y el resto no lo sabe.

Para los entrevistados, las acciones más destacadas son los emprendimientos sociales que ayudan a los vecinos a mejorar su calidad de vida o su entorno (36%). Luego se mencionan las iniciativas en materia de salud (22%), apoyo a la educación (21%), capacitación laboral (19%) y cuidado medioambiental (18%). Si lo analizamos, podemos ver que son actividades que tienen en común un propósito que va más allá del beneficio económico y que se centran en problemas que nos afectan a todos. Por eso, cuando los proyectos colectivos son liderados efectivamente, dan vida a un vínculo entre quienes los llevan a cabo y quienes se benefician de ellos, generando un sentido compartido de unión.

Mirando a futuro, si queremos formar un mejor país, capaz de enfrentar los grandes desafíos de hoy en día en materia de desigualdad, calidad de vida, salud, educación y medio ambiente, entre otros, necesitamos de personas que actúen como faros y que, gracias a su ejemplo, sirvan como amplificadores de estas buenas prácticas. ¿Por dónde comenzar? El camino parece bastante claro: cuando abordamos en el reportes cuáles son las áreas en donde más se requiere desarrollar líderes positivos, los partidos políticos ocupan el primer lugar con un 51% de las preferencias, seguido por el empresariado (36%), los dirigentes sociales (28%), científicos y académicos (21%), emprendedores y emprendedoras (19%).

Además, tenemos certezas sobre cómo deben ser estos líderes: la ética es uno de los principales atributos para un buen dirigente político, mientras que la Inteligencia y el conocimiento son lo que más se destaca en un líder empresarial eficaz. También, alrededor de un tercio de los encuestados mencionan la capacidad de lograr acuerdos como un factor primordial. Un 57% prefiere personalidades pragmáticas, que tomen decisiones de manera rápida y privilegiando las urgencias versus un tono conciliador que escuche, pero que tarde un mayor tiempo en implementar soluciones. Desde la vereda contraria, entre los principales errores que pueden cometerse y que atentan contra los liderazgos se encuentran el abuso de poder, mentir o faltar a un compromiso, actuar de manera poco ética, no ser transparente en los mensajes que se entregan, la arrogancia, la poca humildad o empatía.

Quienes nos dedicamos a la promoción de tareas y metas colectivas, tenemos una doble misión. Por una parte, visibilizar aún más a los agentes de cambio que como fundación hemos detectado de norte a sur del país promoviendo sus historias de éxito. Una segunda arista apunta a la cantidad. Necesitamos más líderes, porque la ciudadanía nos está diciendo que los actuales no son suficientes, y que los más valorados son las personas comunes, aquellas que con sus experiencias de esfuerzo y superación están inspirando a otros a renovarse, crear nuevas ideas y transformar su entorno de manera directa.

No pensemos en algo grande e inalcanzable cuando hablemos de liderazgos. Pensemos en personas de nuestra comunidad, nuestro barrio o en los grupos donde pertenecemos. Tampoco los veamos como algo lejano, ya que todos tenemos el potencial de convertirnos en uno. Y mientras más existan, mejores y más positivos serán los efectos para la sociedad completa.

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