Perfil del votante chileno: quiénes están detrás del rechazo y el apruebo a la nueva Constitución
Las mujeres muy jóvenes y los mayores de 60 años optan en su mayoría por la aprobación del nuevo texto. Los hombres adultos de clase alta están en contra. Seis chilenos representativos de las franjas que más definido tienen su voto explican sus razones
Hay un perfil de elector que permite anticipar, con poco margen de error, que votará el domingo. Si es mujer y tiene menos de 24 años seguramente estará por el apruebo al texto de la nueva Constitución. Lo mismo si en las elecciones presidencial votó al presidente Gabriel Boric o si se considera de clase media o baja. Si ...
Hay un perfil de elector que permite anticipar, con poco margen de error, que votará el domingo. Si es mujer y tiene menos de 24 años seguramente estará por el apruebo al texto de la nueva Constitución. Lo mismo si en las elecciones presidencial votó al presidente Gabriel Boric o si se considera de clase media o baja. Si es hombre, rico o vive en el sur del país optará por el rechazo. También si tiene entre 45 y 59 años. La segmentación pertenece a un sondeo de la encuestadora AtlasIntel publicada el 19 de agosto. Seis votantes chilenos, representativos de las franjas que más firme tienen su voto, cuentan en este reportaje las razones de su elección.
Rechazo: Alejandro Boetsch, 44 años
En octubre, este ingeniero civil, padre de cinco hijos, cumplirá 45 años y formará parte de un grupo que votará mayoritariamente por el rechazo: hombre de entre 45 y 59 años de clase alta. También votó rechazo en el referéndum que dio inicio al proceso constituyente. Su opinión es que la solución a las demandas sociales del estallido, aunque “super legítimas”, no tenían que ver con la Constitución sino con decisiones legislativas que se podían realizar con la actual. Boetsch, católico practicante, volverá a votar rechazo porque considera que el texto divide más que unir a la sociedad. “Una manifestación muy clara es el tratamiento particular a los indígenas: tendrían mayor independencia en sus sistemas educativos, los escaños reservados rompen un poco el ‘una persona un voto’, los sistemas de justicia establecen áreas grises entre el sistema nacional y los comunitarios”, afirma. En la primera vuelta presidencial votó por uno de los candidatos de la centro derecha, la ideología que lo representa; en la segunda vuelta, José Antonio Kast.
Apruebo: Anarle Parada, 19 años
Las mujeres de entre 18 y 24 años son un grupo que sobrepasa el promedio general de intención de voto por el apruebo. Anarle es una de ellas. Votó por Gabriel Boric y por cambiar la Constitución. Es vendedora en una tienda de té y considera que el nuevo texto abre el camino al derecho al aborto y a un acceso universal a la educación de calidad. Parada estudió gratis la carrera de publicidad en un instituto profesional, pero se salió antes de tiempo porque no le gustaba. “Ahora tengo que postular de nuevo para la gratuidad, y si no la consigo voy a tener que pedir un crédito con garantía del Estado. Si no, sería imposible”, asegura. Gana unos 500 dólares, vive con su abuela y se identifica como clase baja. “En Chile no existe la clase media. Los que supuestamente pertenecemos a ella no recibimos buena educación o acceso a una buena salud”, sostiene.
Rechazo: José Chahin, 65 años
Este agrónomo y empresario vive junto a su esposa y dos de sus hijos en Curacautín, en la Región de la Araucanía, cuna del histórico conflicto por las tierras ancestrales del pueblo mapuche. Uno de los grupos que sobrepasan el promedio de intención de voto por el rechazo son aquellos que viven en el sur del país, donde ha escalado la violencia. “Vivimos sitiados por la violencia. Mi esposa tenía un restaurante y se lo quemaron a mediados de junio”, afirma Chain. “Creo que esta inseguridad va a aumentar si gana el apruebo porque en la Constitución hay muchas incertidumbres jurídicas sobre qué va a pasar: la restitución de tierras al pueblo mapuche, las justicias paralelas, la plurinacionalidad”, apunta. En la segunda vuelta de las presidenciales votó por José Antonio Kast. “No era mi candidato, pero no tenía muchas más opciones”, sostiene el agrónomo, que no se identifica con ningún partido político. Se define como clase media, hijo de padres profesionales.
Apruebo: Marlene Guamaní, 53 años
Esta empleada doméstica, de nacionalidad peruana, vive desde hace 17 años en Santiago, en el popular municipio de Independencia. Votó por Gabriel Boric en las presidenciales y por el apruebo en el plebiscito de entrada. Dos oportunidades en que el apoyo de las mujeres fue fundamental. “La Constitución se quedó antigua. Muchas cosas han cambiado, la ciencia ha avanzado, nosotros tenemos que mirar al futuro, no al pasado”, sostiene. Una de las principales razones para aprobar es el reconocimiento que hace el texto propuesto de los trabajos domésticos y de cuidados. “Nosotras nunca hemos tenido derechos. También quiero que haya igualdad, independiente de la nacionalidad”. Su salario de unos 600 dólares, la sitúan en la clase baja, un grupo que sobrepasa el promedio de intención de voto por el apruebo.
Rechazo: Jenny Álvarez, 32 años
Un grupo que sobrepasa el promedio de intención de voto por el rechazo es el de quienes no participaron en el plebiscito de entrada celebrado en octubre pasado, cuando se decidió escribir una nueva Constitución. Esta ejecutiva telefónica de un banco pertenece a ese segmento. Afirma que por razones laborales no pudo asistir y que ahora rechazará la propuesta. “Leí que si votaba apruebo los fondos de las pensiones no serían heredables y no quiero eso. Yo no voy a trabajar toda la vida para darle mi dinero a alguien que no ha trabajado”, afirma. Madre de una hija de 14 años, Álvarez recibe un salario de unos 900 dólares, lo que la ubica en la clase media baja. “Para mi soy pobre, pero para el Estado soy rica, jamás he recibido un beneficio”, apunta. No acabó sus estudios de formación técnica y se declara en contra de que la educación sea gratuita para todos porque, dice, eso puede perjudicar la calidad.
Apruebo: Robinson Abelo, 61 años
Además de los muy jóvenes, los mayores de 60 también son un grupo que sobrepasa el promedio de intención de voto por el apruebo. Este artista, que pinta retratos desde hace 36 años en la Plaza de Armas, también representa a quienes son de la capital, no se identifican por ningún partido político, apoyaron a Gabriel Boric y ahora van a aprobar la propuesta constitucional. “La actual está llena de trampas legales generadas en la dictadura. Hay que actualizar el tema del medio ambiente, la salud, la vivienda y 24.000 cosas más”, sostiene. Padre de tres hijos, dos de ellos mujeres, quiere que la Constitución los proteja mejor y les ofrezca “un futuro más provechoso”. Se identifica como de clase baja, con ingresos que no llegan al salario mínimo. “Vivir de la cultura es difícil en este país. Los Gobiernos de derecha y de izquierda nunca han hecho nada por nosotros. Espero que eso cambie”, añade.
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