Una final por ‘Fideo’ Di María
Las cuentas regresivas marcan la recta final de Argentina en la Copa América, de la despedida de Ángel Di María a las últimas batallas de Messi
El martes por la noche, en las entrañas del estadio de Nueva Jersey, Lionel Messi reunió a sus muchachos pocos minutos antes de la semifinal ante Canadá, un rival sin tradición, incapaz de generar la chispa a la que la selección argentina suele recurrir como combustible para darse más fuerzas. Las areng...
El martes por la noche, en las entrañas del estadio de Nueva Jersey, Lionel Messi reunió a sus muchachos pocos minutos antes de la semifinal ante Canadá, un rival sin tradición, incapaz de generar la chispa a la que la selección argentina suele recurrir como combustible para darse más fuerzas. Las arengas apelan al factor emocional, no al estratégico, y el 10 encomendó una misión colectiva en tributo a un héroe albiceleste ya en retirada. “¡Pasemos a la final por Fideo!”, les pidió el capitán a sus compañeros, como el lobo que lidera a su manada, en alusión a Ángel Di María, todavía vigente y titular ante los canadienses, pero que a sus 36 años se despedirá de la selección nacional este domingo en la definición de la Copa América, en Miami. La última conexión de los rosarinos Messi-Di María será en su hábitat natural: las finales.
Cuánto tiempo más le queda a Messi (37) en la selección argentina es otro tema, aunque la cuenta regresiva también está activada. “Son las últimas batallas que tenemos con Di María y Otamendi (Nicolás, defensor, también de 36)”, reconoció el 10 tras el 2-0 ante Canadá, cuando su máquina de récords alcanzó al brasileño Zizinho –figura en las décadas del 40 y 50- como los dos jugadores que convirtieron goles en más ediciones del torneo continental, seis, en el caso del argentino desde 2007 hasta la actualidad –salvo en 2011, la única en la que no anotó-. “Seguramente esta es mi última Copa América”, agregó Messi, que llegó a los 109 tantos para Argentina, en una frase que indirectamente puede interpretarse como un guiño para su eventual presencia en el Mundial 2026, también en Estados Unidos. En todo caso, el jugador del Inter Miami ya repitió que su participación en lo que sería su sexta Copa del Mundo, a la que llegaría con 39 años y sin su socio rosarino, la irá definiendo “día a día”.
Jugador libre tras su último paso por el Benfica, Di María aún no definió dónde seguirá una carrera que en clubes europeos quedó más identificada con el Real Madrid (cuatro temporadas y una Liga de Campeones, la de 2013-14) y el París Saint Germain (seis temporadas, una con Messi, la 2021-2022) que por sus breves experiencias en Manchester United y Juventus. Tras el domingo anunciará si volverá a su primer hogar, Rosario Central –el clásico de Newell’s, el equipo de su compadre Messi-, si continuará en el equipo portugués –que lo quiere retener- o si acepta la oferta del Besiktas de Turquía. En cualquiera de los tres casos, su aventura en la Albiceleste finalizará en las alturas.
“Ojalá pueda terminar de la mejor manera con esta camiseta. Es fútbol y pueden pasar muchas cosas, pero pase lo que pase el 14 me puedo ir por la puerta grande. He hecho todo para irme por esa puerta, entregué todo”, dijo Di María tras el paso a lo que será su novena final con la selección, si se suman las categorías juveniles. De los 34 títulos que ganó en su carrera, cinco fueron con la Albiceleste, ninguno más importante que el de Qatar 2022.
Di María llegará a la definición en Miami como un especialista en finales para Argentina: convirtió goles en las últimas tres que jugó, todas ganadas. Fideo marcó ante Alisson en el 1-0 a Brasil en el Maracaná por la Copa América 2021, contra Gianluigi Donnarrumma en el 3-0 a Italia en Wembley por la Copa de Campeones Conmebol-UEFA 2022 (un torneo a un partido único) y frente a Hugo Lloris en el 3-3 ante Francia en el Mundial Qatar 2022, previo a la victoria argentina por penales. Como si fuera poco, en el comienzo de su carrera en la selección, Di María también anotó un gol clave, el del 1-0 a Nigeria en la final de los Juegos Olímpicos Pekín 2008, un torneo reservado para menores de 23 años con tres excepciones. “Di la vida por esta camiseta siempre. A veces no me tocó, pero últimamente, gracias a esta camada, sí”, dijo este martes, ya clasificado a su última final.
Aunque el primer socio de Messi en las selecciones juveniles fue Sergio Agüero, el dúo Messi-Di María terminó configurando una dupla que quedará en los libros de oro de Argentina. Como cuesta encontrar un socio tan determinante en la carrera de Diego Maradona vestido de albiceleste (acaso Claudio Caniggia, pero a menor nivel), es posible presentar a la pareja de rosarinos como la sociedad más exitosa del fútbol argentino. El quiebre para ambos fue la Copa América anterior, la de Brasil 2021, cuyo título defenderá el equipo de Lionel Scaloni este domingo.
Las críticas por los 28 años sin títulos que entonces acarreaba la Albiceleste empezaban en Messi pero seguían en Di María, quien minutos después de convertir el único gol de la final, ante un Maracaná vacío por la pandemia, les habló por videollamada a sus familiares mientras besaba la medalla de campeón: “Lo logramos, algún día se iba a romper la pared. Se rompió la pared. Me la di muchas veces, pero seguí estando acá, nunca aflojé, como siempre me enseñaron”. La semana pasada, ya en plena Copa América 2024, Netflix estrenó el documental Ángel Di María: Romper la pared.
La pared había sido dura, de hormigón. Tras sus dos primeros títulos en juveniles, el del Mundial sub 20 de Canadá 2007 y el de los Juegos Olímpicos 2008, Di María pasó a convivir con la que empezó a llamarse su maldición en las finales. En el Mundial Brasil 2014, Fideo se lesionó en los cuartos de final ante Bélgica y no se recuperó a tiempo para el partido decisivo contra Alemania. Horas antes, a la concentración argentina llegó una carta del Real Madrid en la que, según Di María, su club de entonces le pedía que no jugara.
Según contaría luego el extremo al sitio The Players Tribune, “el Real quería comprar a James Rodríguez después del Mundial y yo sabía que me querían vender para hacerle lugar a él. Así que no querían que su jugador se rompiera antes de venderlo. Ese es el negocio que la gente no siempre ve”. Di María rompió la carta, aunque finalmente el técnico argentino, Alejandro Sabella, no lo incluyó entre los titulares ni suplentes. Las dos finales siguientes, ambas de Copa América ante Chile, acentuaron esa frustración y casi lo convirtieron en un estigma: en la 2015 se lesionó a los 29 minutos y debió salir y en la 2016, tras un desgarro en la primera fecha del torneo, tampoco pudo completarla. Entonces se habló de la fragilidad física y anímica de Di María, a quien muchos dieron por acabado.
Séptimo máximo goleador histórico de la Albiceleste con 30 tantos, ubicar a Di María en un ranking histórico de figuras de la selección argentina sería un juego subjetivo en el que el rosarino merecería, como mínimo, un lugar muy destacado. Y todavía falta el final: el señor de las finales se despedirá en donde debe ser, en su instancia preferida.