La búsqueda de Loan reaviva el flagelo de los niños desaparecidos en Argentina

El caso del chico de cinco años buscado desde hace dos semanas reabre el debate sobre la desaparición de menores, la complicidad policial y la necesidad de políticas públicas específicas

El niño Danilo Loan Peña, desaparecido desde el 13 de junio.

La desaparición de Loan Danilo Peña, el chico de cinco años que es intensamente buscado desde hace más de dos semanas en Argentina, reaviva nuevamente el flagelo de la desaparición de niños y adolescentes en el país. Un registro oficial señala que la búsqueda de al menos 1.777 niños, niñas y adolescentes permanece en trámite en Argentina, mientras que la organización Missing Children enumera 115 chicos desaparecidos en las últimas tres décadas y alrededor de 1.500 denuncias por año. Extravío, accidentes, extorsión entre parientes o explotación sexual: las hipótesis que flotan alrededor de muchos de estos casos aún sin resolver. En la búsqueda del niño oriundo de Corrientes se suma, además, una investigación que llega a destiempo y envuelta en dudas por connivencia.

“Tienen que hablar y decir qué hicieron con Loan. No puede ser que esté desaparecido hace tantos días. Los que lo tienen que lo dejen en la puerta de mi casa, que no le hagan nada y que lo entreguen vivo y sano”, rogó ante los medios María Noguera, la madre de Loan, el niño que desapareció, aparentemente sin dejar rastro, el jueves 13 de junio. Ese día, su abuela Catalina Peña organizó un almuerzo: quería celebrar el día de San Antonio que, según dice, la ayudó en un pedido que había encomendado a ese santoral.

Cinco de los asistentes ese mediodía en el precario paraje de El Algarrobal —zona rural de 9 de Julio, provincia de Corrientes— hoy están detenidos e investigados por la desaparición de Loan. Entre ellos están los tíos del niño y una pareja amiga de su abuela, conformada por Victoria Villalba, funcionaria de la municipalidad de 9 de Julio, ahora cesanteada del cargo, y Carlos Pérez, un capitán de navío retirado, sobre quienes recaen las mayores sospechas. El sexto detenido, Walter Maciel, es el comisario de la localidad, que quedó imputado por encubrimiento. El resto de la familia fue citada a declarar.

Durante los primeros días de búsqueda, la Justicia provincial siguió la línea del extravío: tal como habían expresado los adultos presentes en el almuerzo, Loan se habría perdido durante una recorrida por el terreno en busca de naranjas. Bajo esa hipótesis, la pesquisa estuvo a cargo del jefe policial Maciel, luego acusado de plantar pistas falsas.

Lo que siguió fue una investigación contaminada de torpezas policiales y judiciales en una causa que, en medio del reclamo masivo de los vecinos para exigir la aparición con vida de Loan, pasó finalmente a la Justicia federal. Desde el pasado lunes está a cargo la jueza Cristina Pozzer Penzo y el fiscal federal de Goya Mariano de Guzmán que, con la colaboración de la Procuraduría especializada en trata de personas (PROTEX), sumaron la hipótesis del secuestro con fines de explotación, aunque no descartan que el niño haya sido víctima de un abuso sexual seguido de homicidio para ocultar el delito o un extravío. La causa entró este jueves en una etapa de “alta confidencialidad”.

La última línea de investigación tiene que ver con un posible accidente letal. Este fin de semana, la tía de Loan, Laudelina Peña, aseguró que su sobrino murió atropellado por el vehículo que conducía Pérez, con Villalba como copiloto. Los peritos han encontrado una mancha en la rueda delantera del automóvil de la pareja y aguardan el resultado de los análisis para saber si corresponde a sangre humana, animal o algún otro tipo de sustancia.

Tan amplia ha sido la conmoción en el país como lo es el abanico de conjeturas: desde redes que venden “niños como perritos” —así lo expresó un funcionario nacional— hasta la creencia de que pudo haber sido “el Pomberito”, una criatura de la cultura guaraní. Lo cierto es que son pocas las pruebas que pisan sobre tierra firme en la investigación por la desaparición del niño, que hasta el momento es todo un enigma.

Fuentes del Ministerio de Seguridad debieron admitir ante medios locales que “no hay una hipótesis” sobre lo que sucedió con Loan, por lo que “se toman todas las posibilidades y hay que investigar todas”. Fernando Soto, director Nacional de Normativa y Enlace Judicial, consideró que se perdió “un tiempo crucial” en las primeras horas de búsqueda. “Lamentablemente el tiempo pasa y cada vez es más difícil encontrar a Loan”, agregó. En medio de las críticas por la intervención tardía de la cartera de Seguridad, su titular Patricia Bullrich, generó polémica por sus dichos en una entrevista televisiva: “Ahora voy con todo: voy a ir con buzos, personal de monte, con equipos de radiología para ver la panza de animales, porque hay yacarés, pumas, de todo”.

Para Ximena Tordini, periodista y autora de Desaparecidos y desaparecidas en la Argentina contemporánea, el fenómeno de desaparición de personas en la actualidad puede responder a situaciones muy disímiles entre sí: desde la violencia social —como la machista, cuando un femicida desaparece el cuerpo de la víctima— hasta casos vinculados a organizaciones de criminalidad compleja. “Pero luego tenemos desapariciones que se producen por la mala investigación de hechos: que la investigación judicial y policial en nuestro país sea tan deficiente en determinados casos hace que un homicidio, una muerte violenta (en la vía pública o dónde fuere) se convierta en una desaparición”, explicó.

“En Argentina tenemos una respuesta estatal extremadamente deficiente en esta materia. No existen infraestructuras institucionales que permitan una investigación buena para resolver una desaparición, no hay un sistema que permita buscar personas. Por supuesto hay excepciones, pero no son la regla”, enfatizó.

En el país no existen registros de personas desaparecidas, ni tampoco un censo de aquellas encontradas sin identidad que pueda cruzarse con las búsquedas activas. “El Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), organismo encargado de relevar las desapariciones, dice de sí mismo que no está completo ni en tiempo real: no hay un censo actualizado de cuáles son las personas que están desaparecidas en el país”, agregó Tordini.

Según el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME), en 2022 se relevaron 1.935 búsquedas de niños, niñas y adolescentes, de los cuales casi la mitad (48%) tenían entre 13 y 15 años, el 30% entre 16 y 17 años, y el 18% entre 0 y 12 años. “En el 2023, la cifra se incrementó, registrando 3.115 búsquedas. Finalmente, hasta el 31 de marzo de 2024, se registraron 687 nuevas búsquedas. Al día de hoy continúan en trámite un total de 1.777 búsquedas”, explicó durante su presentación ante el Senado de la Nación el 15 de mayo último el entonces jefe de gabinete Nicolás Posse.

La organización Missing Children enlista por su parte a 112 niños y adolescentes desaparecidos en las últimas tres décadas, de los cuales al menos 74 son menores. “Recibimos un promedio diario de cuatro o cinco denuncias (cerca de 1.500 por año). En su mayoría son adolescentes mujeres, de 12 a 13 años”, detalló Ana Rosa Llobet, presidenta de la oenegé, en declaraciones a medios locales. Suele tratarse, según explicó, de chicos que deciden abandonar sus domicilios de manera voluntaria por conflictos familiares, los denominados “secuestros parentales” o el extravío por descuidos. En general, estos niños aparecen pronto. “Pero persiste un porcentaje de chicos que no vuelven. Esa es nuestra preocupación. No queremos que Loan Peña sea un caso más de esos en que no se sabe nunca más qué pasó, qué fue lo que le ocurrió, dónde está o con quién está”, expresó Llobet.

Quienes se dedican desde hace décadas a la lucha contra la trata, el trabajo esclavo y la explotación infantil palpan un escenario distinto: “Lo cierto es que si uno recorre el noreste y noroeste argentino, una región con mucha pobreza y vulnerabilidad social, probablemente haya ‘un Loan’ en cada pueblo. Es mucho más común de lo que creemos, pero lamentablemente hay una gran invisibilidad de este delito”. Así lo expresó José Serbin, exdelegado en Corrientes y la región del noreste argentino del Comité de Lucha contra la Trata, un organismo nacional encargado de la articulación interinstitucional en materia de prevención, persecución y asistencia a las personas damnificadas en casos de trata y explotación.

El retroceso del Estado

La desaparición de Loan se da en un contexto de desmantelamiento por parte del Gobierno de Javier Milei de las políticas públicas vinculadas al tratamiento de este delito. Desde el inicio de su gestión, desarticuló las delegaciones del Comité que funcionaban en las 24 jurisdicciones del país. “El problema es que cuando el Estado retrocede en políticas contra el crimen organizado deja el territorio liberado justamente a este tipo de organizaciones”, apuntó Serbin.

Para el experto, referente de la Fundación Alameda, en el caso de Loan “lamentablemente se hizo todo mal y a destiempo. Su búsqueda fue a contramano de lo que establecen los protocolos a los que adhiere nuestro país, que sigue las recomendaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para posibles casos de trata”. Estos protocolos indican, entre otras medidas, que se debe reemplazar inmediatamente la policía local por fuerzas federales y bloquear y controlar las entradas y salidas de la localidad, como así también emitir una alerta migratoria para un control exhaustivo de las fronteras. En todos estos aspectos, la búsqueda de Loan llegó tarde. “Creo que es una combinación de impericia o falta de expertise y encubrimiento a un sistema. No es menor que los detenidos sean una funcionaria, un comisario y un capitán de navío”, cuestionó.

Pese a constituir un delito de extrema gravedad, “la venta de niños, niñas y adolescentes no está tipificada penalmente en Argentina, lo cual es gravísimo y ha sido condenado internacionalmente”, enfatizó Serbin. “Sin embargo, duermen en el Congreso más de 60 proyectos para tipificar este delito y es muy llamativo que no prospere, nos hace pensar que este es un gran negocio en todo el país”.

La de Loan recuerda la historia de otras niñas y niños, cuya ausencia conmociona al país desde hace años: Sofía Herrera, desaparecida en septiembre de 2008 con tan solo tres años en Río Grande, Tierra del Fuego. Mientras pasaban un día de camping, la niña se perdió de vista de los padres por unos minutos, desapareció y nunca nadie volvió a saber de ella. Su caso motivó, una década después, el lanzamiento de la Alerta Sofía, un sistema de emergencia para la coordinación a nivel federal en la búsqueda de niños y adolescentes cuya vida se encuentra en “alto riesgo inminente”. Fue emitida días atrás por el niño correntino. También en junio de 2021, cuando Guadalupe Lucero, de cinco años, fue vista por última vez en el cumpleaños de su tía, en la provincia de San Luis. Un total de 180 líneas de investigación en varias partes del país, 100 testimonios recabados y más de 400 allanamientos: su paradero sigue siendo un misterio.

Ausencias que tienen puntos en común —negligencias en las primeras horas de búsqueda— y que desnudan las falencias en la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Dijo Serbin: “Han tocado una fibra muy íntima de nuestros pueblos que son nuestros hijos y, pese a la angustia, Corrientes pide de pie que Loan aparezca”.

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