Los sindicatos paralizan Argentina en la segunda huelga general contra Javier Milei

Las centrales aseguran que la convocatoria tuvo éxito en todo el país mientras el presidente desafía a la oposición luciendo una camiseta con el lema “Yo no paro”

Argentinos caminan por las calles de Buenos Aires, que lucen casi vacías debido al la huelga general, el 9 de mayo de 2024.Foto: Juan Ignacio Roncoroni (EFE) | Vídeo: Reuters

La sombra del Obelisco se proyectaba sobre el asfalto y las veredas ahí donde, en un día normal, en pleno centro de Buenos Aires, se habría agitado una vertiginosa sucesión de buses, taxis, autos particulares y peatones. Parecía un domingo o un feriado con algo más de movimiento, pero no, era un día hábil marcado por la segunda huelga general desde que Javier Milei gobierna Argentina. El paro fue convocado para este jueves por las principales centrales sindicales del país, identificadas con el peronismo y la izquierda, en rechazo a la reforma laboral, el desguace del Estado y el ajuste que impulsa el presidente ultraderechista. Los sindicatos celebraron el impacto de la protesta a escala nacional y los portavoces del Gobierno intentaron minimizarlo, en una jornada donde unos y otros, a la espera de datos oficiales, sostuvieron versiones dispares sobre la adhesión que consiguió la medida de fuerza. Desde sus redes sociales, el propio Milei desafió a los sindicatos y difundió una foto luciendo una camiseta con la leyenda: “Yo no paro”.

La oposición a las medidas de Milei mantiene unidas, pese a sus históricas diferencias, a las tres grandes federaciones obreras del país, la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos ramas de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), las organizaciones que llamaron a parar “en defensa de la democracia, los derechos laborales y el salario digno”.

La Estación de trenes de Retiro permanece cerrada durante el segundo paro general en contra de las medidas del Gobierno de Javier Milei, en Buenos Aires.Mariana Nedelcu
El aeropuerto Jorge Newbery, en Buenos Aires, amaneció vacío durante el segundo paro general.Mariana Nedelcu
Establecimientos de comida rápida se encuentran vacíos o cerrados dentro del aeropuerto Jorge Newbery. Mariana Nedelcu
El metrobús de Avenida 9 de Julio sin gente ni servicio al comienzo del día del segundo paro general.Mariana Nedelcu
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el secretario de Transporte, Franco Mogetta, se suben a un colectivo en la estación de trenes de Constitución.Mariana Nedelcu
El puerto de la ciudad de Buenos Aires amaneció sin actividad este 9 de mayo. Mariana Nedelcu
El paro del transporte público (autobuses, trenes y subterráneos) es una de las medidas más destacadas de la protesta. Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Un transeúnte camina frente a la estación de trenes de Retiro, cerrada durante la segunda huelga general.Mariana Nedelcu
La huelga de 24 horas fue convocada por la Confederación General del Trabajo y las dos ramas de la Central de Trabajadores de la Argentina, las federaciones obreras que agrupan a la gran mayoría de los sindicatos del país.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Manifestantes de la izquierda independiente asisten a una conferencia de prensa de los sindicatos combativos y movimiento piquetero frente al Congreso, la mañana del jueves 9 de mayo de 2024. Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
La avenida Callao luce casi vacía durante la huelga general en Buenos Aires.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Las calles presentan basura sin recolectar durante el paro nacional en Buenos Aires.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
El centro de transporte y transbordo en Plaza Constitución cerrado debido a la huelga general. Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
El Hospital de niños el Garrahan cuenta únicamente con atención esencial durante el paro nacional.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Una mujer sostiene volantes contra las medidas de Javier Milei en Buenos Aires.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Las instalaciones de la estación Constitución, al sur de Buenos Aires, lucen vacías durante el paro.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Un grafiti contra Milei en la avenida Callao, vialidad casi vacía.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Un menú de un restaurante de Constitución retoma la frase "no hay plata" del presidente Javier Milei, durante el paro nacional en Buenos Aires.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
La sede de la facultad de Sociales de la UBA se sumó al paro nacional.Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Alejandro Crespo, miembro del sindicato SUTNA, toma la palabra durante una conferencia de prensa. A diferencia de la primera huelga general, este jueves no habrá una gran movilización en las calles. Anita Pouchard Serra (EL PAÍS)
Dirigentes del sindicato CGT dan un conferencia de prensa en la sede del sindicato en el marco del paro nacional, este 9 de mayo.ANITA POUCHARD SERRA
Hector Daer (centro) y Pablo Moyano (izquierda), dirigentes del sindicato de CGT, participan en la conferencia de prensa.ANITA POUCHARD SERRA

El peso de la huelga se sintió, sobre todo, en el transporte y la administración pública. Trenes y metro no funcionaron. También se cancelaron y reprogramaron la gran mayoría de los vuelos nacionales e internacionales. Los buses urbanos e interurbanos circularon en forma parcial en algunos casos, en otros directamente no lo hicieron.

“Los intentos del Gobierno por infundir miedo y temor fueron infructuosos. Salvo aquellos que garantizan guardias mínimas en servicios esenciales, ningún estatal concurrió a trabajar. La adhesión a la medida es casi total en todo el país”, aseguró Rodolfo Aguiar, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). De acuerdo con el sindicato, el paro tuvo un 97% de apoyo. Desde el otro gremio del sector, la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), su titular, Andrés Rodríguez, coincidió: “Es un paro generalizado. Los edificios públicos están vacíos, los trabajadores no han ido a sus puestos de trabajo”, dijo quien es secretario adjunto de la CGT. Aguiar remarcó las razones de la medida: “Los estatales no paramos por deporte, vamos a la huelga empujados por el Gobierno. La reducción de los salarios reales y los despidos son solo algunas de las causas”.

Alrededores de la Plaza Constitución vacios en Buenos Aires durante el paro nacional en Argentina, el 9 de mayo 2024.Foto: Anita Pouchard Serra (El País) | Vídeo: Reuters

Frío y silencio

La Ciudad de Buenos Aires amaneció fría y en silencio, atenuado el habitual y creciente rumor de motores y bocinas. Aunque el nivel de actividad fue oscilando durante el día, las puertas de una multitud de comercios no se abrieron, las persianas de muchos talleres no se levantaron. Los bancos estuvieron cerrados y sólo operaron a través de las plataformas informáticas. Las escuelas sí estuvieron abiertas, pero tanto los sindicatos de maestros del sector público como los del sector privado participaron de la huelga; muchas instituciones resolvieron no computar las ausencias de los alumnos. Bares y restaurantes funcionaron en el centro de la Capital, pero lucían semivacíos, como los buses que ocasionalmente llegaban a sus paradas. En la zona de los tribunales judiciales, la presencia de jueces y magistrados contrastaba con la falta de empleados y litigantes. Los turistas se llevaron una postal distinta del paisaje porteño.

La CGT celebró la adhesión a la huelga primero con un posteo en redes sociales donde se veían imágenes de calles, avenidas, autopistas y edificios públicos desiertos. Luego, sus dirigentes brindaron una conferencia de prensa. Allí, Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales de la central, destacó el éxito de la convocatoria: “Ha sido un paro contundente a lo largo y ancho del país, el Gobierno debe tomar nota de la expresión de los trabajadores para reconfigurar su política de ajuste”, dijo. Pero la respuesta oficial fue otra. El Gobierno apostó a denostar a los sindicalistas y a subestimar el alcance de la huelga. Después de exhibirse con la leyenda “Yo no paro”, el presidente Milei, que este viernes cumple cinco meses en el cargo, difundió un mensaje enigmático, donde vinculó a los sindicalistas con faraones. “¿Saben cómo se dice Faraón en hebreo? Les cuento... Paro. A buen entendedor pocas palabras bastan... Viva la libertad carajo”, escribió en la red X.

Su vocero, Manuel Adorni, se explayó un poco más. Calificó al paro como “inentendible” y como “un atentado contra el bolsillo y la voluntad de la gente”, que fue promovido por “personajes que cercenaron el progreso de los argentinos durante los últimos 25 años”. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, denunció supuestos “actos mafiosos” contra empresas y trabajadores que no adhirieron a la huelga. Aseguró que hubo “miguelitos” (clavos para pinchar neumáticos), “rotura de vidrios de colectivos” (buses) y “bloqueos a empresas”. “No dejemos que rompan todo lo que estamos logrando. Nosotros vamos a cuidar a todos los que vayan a trabajar”, fue el mensaje de Bullrich al inicio de la jornada, en el que invitó a la población a comunicarse con una línea telefónica para denunciar aprietes y amenazas por parte de los sindicatos. Para intentar mostrar que se trataba de un día con actividad normal, la ministra se exhibió ante las cámaras de televisión subiendo a un autobús y comprando su pasaje como cualquier ciudadano. Cuando apoyó su tarjeta de transporte sobre la máquina expendedora, el visor le devolvió un mensaje incómodo: “Saldo insuficiente”.

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