El Gobierno argentino denuncia un ataque contra el peso tras dos días de furia cambiaria
La moneda nacional se deprecia casi 11% desde el lunes y el ministro de Economía, Sergio Massa, advierte de que llevará a los presuntos responsables ante la justicia
El peso argentino está bajo fuego. Ha perdido desde el lunes el 10% de su valor frente al dólar, tras dos jornadas frenéticas en los mercados. El Gobierno de Alberto Fernández acusa a la “derecha” de un ataque especulativo orquestado desde varios frentes. El ministro de Economía, Sergio Massa, amenazó incluso con llevar ante la justicia a los responsables. Desde la oposición pidieron a la Casa Rosada que “no inventen conspiraciones para justificar fracasos propios”. Los ánimos...
El peso argentino está bajo fuego. Ha perdido desde el lunes el 10% de su valor frente al dólar, tras dos jornadas frenéticas en los mercados. El Gobierno de Alberto Fernández acusa a la “derecha” de un ataque especulativo orquestado desde varios frentes. El ministro de Economía, Sergio Massa, amenazó incluso con llevar ante la justicia a los responsables. Desde la oposición pidieron a la Casa Rosada que “no inventen conspiraciones para justificar fracasos propios”. Los ánimos se alteran cuando la economía hace agua.
La cotización del dólar es el termómetro de la salud de la economía argentina. El ministro Massa asumió en agosto con la misión de evitar una depreciación descontrolada del peso y que su contracara, la inflación, se disparase. Desde entonces, el peso perdió el 40% de su valor y la inflación acumulada fue del 62% en solo ocho meses. Este lunes, los mercados abrieron con un dólar a 442 pesos. El martes, se vendía a 495 pesos, pese a la intervención del Banco Central en las mesas de dinero. La caída del peso se aceleró a partir de la tercera semana de abril, tras el dato de inflación de marzo: 7,7%, hasta alcanzar el 104,3% interanual.
Massa se va quedando sin armas. Las reservas del Banco Central están bajo mínimos y sus intervenciones en el mercado no son del gusto del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hoy hay un solo vendedor de dólares, el Estado, y muchos compradores. El escenario político, en tanto, mete ruido. El presidente, Alberto Fernández, anunció la semana pasada que no buscará la reelección en las generales de octubre, como le exigía la expresidenta Cristina Kirchner, y cedió la administración de la crisis económica a Massa.
El ambiente se enrareció definitivamente durante el fin de semana, en la antesala de un inicio de semana que, como se previa, sería muy complicado para el peso. El representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, denunció que economistas cercanos a la oposición habían pedido al FMI que no hubiese más ayuda financiera para Argentina. Alberto Fernández tomó el guante este martes, durante una rueda de prensa conjunta que tuvo en la Casa Rosada junto al presidente de Rumania, Klaus Iohannis. “Lo que dice Chodos es cierto. Es una práctica permanente de la derecha argentina. Siempre se han ido al exterior a hablar en contra de los Gobiernos populares y ahora lo hacen una vez más. ¿Y qué piden? Piden que nos corten el crédito y que nos exijan más ajuste sobre el pueblo argentino. Estamos trabajando con el ministro Massa y lo vamos a superar”, dijo el presidente.
En el peor momento de la jornada, cuando el dólar rozaba los 500 pesos, Massa advirtió desde Twitter que llevaría ante la justicia a los responsables de “rumores, versiones y falsos informes” acerca de una inminente devaluación del peso. Los economistas aludidos por Chodos son dos exministros del Gobierno de Mauricio Macri, Alfonso Prat Gay y Hernán Lacunza, y el expresidente del Banco Central durante ese Gobierno, Guido Sandleris. Los tres salieron a responder las acusaciones. “Háganse cargo del desastre inflacionario y social que armaron en vez de mentir e intentar enchastrar a otros”, escribió Prat Gay. Lacunza, que trabaja en un programa económico para una eventual administración opositora a partir de diciembre, pidió que “no inventen conspiraciones para justificar fracasos propios”. Sandleris advirtió que a Fernández aún le quedan ocho meses en la Casa Rosada y “la crisis económica está empeorando”. Otro exministro de Economía de Macri, Nicolás Dujovne, recomendó mirar “la inflación”, más que la cotización del dólar: “El Gobierno promete una reducción en los próximos meses que, lamentablemente, no ocurrirá. Subestimar el déficit fiscal y emitir descontroladamente (2020/2022) no fue gratis”.
En el mercado financiero rechazan cualquier teoría conspirativa y también apuntan a la inflación. “En una economía donde la nominalidad está al 8% mensual, si una variable queda planchada dos o tres meses se atrasa 30%. Eso le pasó al dólar libre. Asusta porque sube de a diez pesos, pero estamos en línea con la velocidad con la que se está moviendo la economía”, dice una fuente del sector que pide el anonimato. “El Gobierno subestimó el problema de la sequía”, agrega. “Todos decíamos ya el año pasado que iba a faltar muchísima plata. Si la directiva política sigue siendo no devaluar tendríamos que esperar que hagan algo en algún momento, porque si te quedas sin dólares tendrás que devaluar sin que te guste”.
Negociaciones con el FMI
La magnitud de la sequía está en el centro de la estrategia del Gobierno para pedir un nuevo salvavidas al FMI. Este año dejarán de entrar 20.000 millones de dólares en exportaciones agropecuarias, un golpe durísimo para una economía en bancarrota. Massa dijo este martes que ya había notificado al Fondo “de las restricciones que pesaban sobre la Argentina”. “Vamos a cambiar en la rediscusión del Programa” de ajuste firmado en enero de 2022, agregó. La expectativa del Gobierno es que el Fondo adelante para mediados de año los desembolsos previstos hasta diciembre, unos 11.000 millones de dólares.
El Fondo tomó nota de la gravedad de la situación de su principal deudor y desde Washington intentó calmar la tormenta. “El staff técnico continúa trabajando con las autoridades argentinas para fortalecer el programa económico acordado con el país en el contexto de la sequía muy severa”, dijo un portavoz, que calificó de “constructivas” los intercambios entre los equipos técnicos. Argentina se arroja, una vez más, a los brazos del FMI.
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