María Corina Machado reaparece y lidera las protestas contra la investidura de Maduro

Su equipo denuncia que acabada la protesta fue detenida y después liberada por fuerzas chavistas

La opositora venezolana María Corina Machado, minutos antes de que fuera detenida, este jueves en Caracas, Venezuela.Matias Delacroix (AP)

María Corina Machado ha reaparecido este jueves después de cuatro meses resguardada de la persecución chavista y ha liderado las protestas contra la investidura de Nicolás Maduro en Caracas. Al acabar el acto, su equipo y testigos denunciaron que fue detenida por las autoridades y más tarde liberada en un suceso confuso que ha tenido en vilo a toda Venezuela. Unos agentes interrumpieron con disparos el paso de la moto en la que viajaba, de acuerdo a este mismo relato, y después de bajarla a la fuerza se la llevaron durante un breve periodo de tiempo.

Instantes antes de ese encontronazo con las fuerzas de seguridad, Machado había participado en una concentración opositora que reclamaba que el viernes se juramente como presidente Edmundo González Urrutia y no Nicolás Maduro, que se ha atribuido a sí mismo la victoria sin haber mostrado las actas electorales. “Como presidente electo, exijo la liberación inmediata de María Corina Machado. A los cuerpos de seguridad que la secuestraron les digo: no jueguen con fuego”, escribió Edmundo González al poco de conocer la noticia. Después de ser liberada, un alto jerarca chavista negó a EL PAÍS la detención y dijo que “la señora se encuentra bien en su casa”.

Machado reaparecía después de cuatro meses escondida, a salvo de la Fiscalía chavista, que la persigue por un delito de traición a la patria. Pasadas las dos y media de la tarde, había llegado al barrio financiero de Chacao, a bordo de una camioneta. Sin chaleco antibalas, sin casco, Machado se subió al techo y elevó los brazos al cielo. Sus seguidores llevaban horas esperándola en una Caracas militarizada por el chavismo, como si el riesgo de invasión fuera inminente. La líder de la oposición reaparecía después de haberse mantenido más de cuatro meses escondida en algún lugar secreto, a salvo de las autoridades de Nicolás Maduro, que la persiguen por traición a la patria. Machado gritó a su gente: “‘¡No tenemos miedo!”.

La política quería evitar con esta concentración la inminente proclamación como presidente de Maduro, programada para el viernes. Machado confiaba en que los ciudadanos formasen “un río incontrolable” que pusieran fin de forma pacífica a 25 años de revolución bolivariana. La oposición considera que este es un punto de quiebre en la historia del país, un momento en el que tienen que hacer valer el resultado que logró en las urnas Edmundo González, en julio.

A un día del evento existen tantos factores en el aire que todo resulta un misterio. El atosigamiento a Machado por aparecer en público se suma a una serie de acontecimientos que convierten la toma de posesión en cualquier cosa menos normal. El escenario más probable sitúa a Maduro reeligiéndose mañana en soledad, sin mandatarios internacionales de peso en la ceremonia. Solo rodeado de sus más leales, los chavistas que han obviado las acusaciones de fraude y juran permanecer a su lado hasta el fin. A los que, a estas alturas, no les importa acabar en el banquillo de un tribunal internacional. El Gobierno ha blindado con equipos de combate las principales ciudades y ha reforzado las fronteras, que no se descarta que acaben cerradas a cal y canto. En este caso, Edmundo González no podría entrar, como afirma que es su voluntad, y continuará exiliado en España.

Desde la madrugada, se vivió en Caracas -y en ciudades del resto del país- un pulso entre la oposición y el chavismo. Los colectivos organizados por Maduro y el número dos del régimen, Diosdado Cabello, empezaron a ocupar los espacios de los antichavistas, que habían sido anunciados previamente en público. Lo hicieron incluso desde la noche antes. Durmieron en sillas para evitar que los seguidores de Machado tuviesen la iniciativa.

Sandra Bedoya se despertó el jueves muy temprano, cuando todavía era de noche. Se colocó un pantalón negro, una blusa azul y se cruzó el bolso rosa que lleva a todas partes. En una página en blanco escribió un nombre que para ella representa ahora mismo la vida entera: María Corina. No le hizo falta ni poner el apellido. Cuidado, le advirtió la gente que la conoce. No seas loca, no te vayan a agarrar y te desaparezcan. No hizo caso. Salió de casa y se cruzó media Caracas para llegar hasta el centro, donde se esperaba que en algún momento del día apareciera la líder opositora.

“Tiene que venir un futuro de libertad”, decía con la hoja entre las manos, junto a la parada de un autobús. “Edmundo va a poder regresar. Lo que pasó el 28 de julio es histórico. Son minoría. No tengo miedo”. Cualquiera lo tendría en su lugar. A su alrededor desfilaban motos con encapuchados, policías armados de escopetas y bombas lacrimógenas, vehículos llenos de militares. Ella quiso esperar a Machado, le dieron igual las horas.

El chavismo atacó a Machado después de lo ocurrido en la concentración. La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, ha publicado un comunicado en Telegram: “Yo aconsejaría a la desquiciada que busque un oficio y se ponga a trabajar antes que la locura la consuma”, escribió. “A quién se le ocurre montar semejante show para tapar el estruendoso fracaso de su convocatoria el día de hoy?”, añadió. La vicepresidenta también se burló del presidente de Panamá, José Raúl Mulino, que denunció la detención de Machado. “El patiquín bien peinado de Panamá. Dan risa. ¡Y el pueblo de Venezuela, venciendo, derrotándolos y demostrando al mundo de lo que estamos hechos!”, dijo. Nicolás Maduro aún no se ha pronunciado al respecto.

Los expresidentes colombianos Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque condenaron rápidamente en redes sociales la detención de la opositora venezolana, cuando esta fue confirmada por su equipo político, periodistas y representantes de derechos humanos. Después de un periodo de confusión en Caracas, y tras conocerse que está libre, el actual presidente, Gustavo Petro, ha respondido. “El mundo de las fake news”, ha escrito en X. Petro está siendo blanco de muchas críticas porque ha decidido no ir a la investidura de Maduro, pero sí enviar en su representación a su embajador en Caracas.

La gente de Machado ofreció más detalles de lo ocurrido con el paso de las horas. Según un comunicado, la líder fue sometida a lo siguiente: “Fue interceptada y tumbada de la moto en la que se trasladaba. En el suceso detonaron armas de fuego. Se la llevaron retenida por la fuerza. Durante el periodo de su secuestro fue forzada a grabar varios vídeos y luego fue liberada. En las próximas horas ella se dirigirá al país para explicar los hechos.

El mensaje deja dudas sobre un video que se ha hecho viral en redes, en el que se ve a María Corina con la cara medio oculta bajo un abrigo negro, y diciendo que perdió su cartera en un incidente, pero ya se encuentra bien. “Ese vídeo o es falso o es obligado bajo coacción. Así es la dictadura”, dijo el opositor Leopoldo López cuando compartió el video.

Han sido horas de desconcierto en Venezuela. “Panamá reclama y exige la plena libertad de María Corina Machado, así como el respeto a su integridad personal. ¡El régimen dictatorial es el responsable de su vida!”, escribió el presidente Mulino. Duque lo tildó de “secuestro” y ha pedido la intervención inmediata del Tribunal Penal Internacional. “La comunidad internacional debe contemplar seriamente una intervención humanitaria para restablecer el orden democrático”, ha dicho en un video colgado en sus redes sociales. En su Gobierno, Duque (2018-2022) promovió incansablemente un fallido “cerco diplomático” sobre Nicolás Maduro y rompió relaciones con Venezuela.

La tensión es máxima a menos de un día de la toma de posesión. El chavismo vive en permanente ebullición por el momento que, hace solo unas semanas, consideraban un mero trámite. Daban por hecho que muchos países no iban a reconocer a Maduro y que seguirían sumergidos en el aislamiento internacional, una manera de sobrevivir a la que se han acostumbrado. Pero no contaban con la ofensiva diplomática y de acechamiento de Machado y Edmundo González, ni que fueran a insistir ellos dos en que este último aterrizaría en Caracas y entraría por las puertas del Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno. La juramentación del viernes se ha convertido en un tremendo caos de narrativas opuestas. La solución a este laberinto todavía no ha sido escrita.

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