La caída de Rogério Andrade, uno de los mafiosos más sangrientos de Río y gran mecenas del carnaval
La detención es el capítulo más reciente en una violenta disputa familiar por el dominio del ‘jogo do bicho’, una lotería ilegal que mueve montañas de dinero
El crimen organizado en Río de Janeiro (Brasil) tiene, a grandes rasgos, tres grandes ramificaciones: el narcotráfico, las milicias paramilitares y el jogo do bicho (el juego del animal, en portugués), una mafia creada en torno a una lotería ilegal. De entre todas las vertientes delictivas, esta última es la más folclórica, por sus violentas rencillas familiares y por su estrecho vínculo con ...
El crimen organizado en Río de Janeiro (Brasil) tiene, a grandes rasgos, tres grandes ramificaciones: el narcotráfico, las milicias paramilitares y el jogo do bicho (el juego del animal, en portugués), una mafia creada en torno a una lotería ilegal. De entre todas las vertientes delictivas, esta última es la más folclórica, por sus violentas rencillas familiares y por su estrecho vínculo con la fiesta brasileña por antonomasia, el carnaval. Muchas escuelas de samba actúan como grandes maquinarias de blanqueo de dinero. El martes, el gran capo de esta peculiar mafia carioca, Rogério Andrade, fue arrestado en su mansión y encarcelado en una prisión máxima seguridad.
Andrade está acusado de ordenar la muerte de uno de sus principales rivales, el también bicheiro Fernando Iggnácio, con el que está emparentado. En 2020, unos sicarios que presuntamente actuaban a sus órdenes esperaron tras unos matorrales a que Iggnácio bajara de su helicóptero y le acribillaron con tiros de fusil. El ahora detenido ya fue acusado en 2021 de ser el autor intelectual de este crimen, pero la Justicia archivó el caso por falta de pruebas. La Fiscalía lo resucita ahora, tras encontrar mensajes encriptados en los que Andrade daba las directrices a sus subordinados: “El peludo es el que interesa”.
Ese crimen de 2020 es sólo uno de los que se acumulan en la larga disputa por la herencia del gran capo Castor de Andrade, uno de los pioneros del bicho, fallecido en 1997. A partir de los años setenta, Castor, tan carismático como estratega, construyó un imperio de máquinas tragaperras y bingos y fue conquistando barrios enteros de la periferia de Río mientras inyectaba dinero a raudales en sus dos pasiones, el fútbol y el carnaval: los éxitos de su club, el Bangu, y su escuela de samba, Mocidade Independente de Padre Miguel, le garantizaban popularidad y dinero blanqueado.
Tras su muerte, empezó una disputa familiar bañada en sangre para hacerse con el negocio. En principio, su hijo, Paulinho Andrade, y su yerno, Fernando Iggnácio, se repartieron el pastel. El Andrade ahora arrestado, Rogério, el sobrino, no se conformó con quedar relegado a un segundo plano. Cinco balazos acabaron con la vida de Paulinho, su primo, y arrancó la guerra. Desde entonces se cuentan unas 50 muertes, en su mayoría de policías que actuaban como escoltas u hombres de confianza-ejecutores de los bicheiros.
En la lucha por el poder, Andrade, conocido popularmente por su nombre de pila, Rogério, ha tenido más suerte que su rival, aunque ha sufrido varios atentados frustrados y bajas importantes. En 2010, volvía del gimnasio en coche con su hijo Diogo, de 17 años, cuando el vehículo explotó de repente. El chaval tenía una bomba debajo del asiento y voló por los aires en pedazos. Andrade apenas sufrió heridas leves en la nariz. Es famosa la entrevista en la que, al preguntarle por el asesinato de su hijo, responde a la periodista: “Querida, no soy un hombre de venganza”.
Su detención este martes no es exactamente una novedad. Ha pasado por la cárcel en infinidad de ocasiones, pero siempre de manera fugaz. Llegó a ser condenado a 19 años de cárcel, pero siempre ha conseguido salir indemne en el último momento, con decisiones favorables en las más altas instancias judiciales.
Hace apenas 15 días, Rogério estaba dándose un baño de masas en la sede de Mocidade, la escuela de samba de la que ahora es presidente de honor y patrono; es decir, es el que pone el dinero. Su novia, Fabiola de Andrade, es la reina de la batería, la mujer que ejerce de musa entre los percusionistas. Antes de proclamar la canción ganadora con la que la escuela desfilará en el Sambódromo en el próximo carnaval, marcó territorio desde el escenario: “Quiero agradecer a todos los que creyeron en mi trabajo y creen hasta hoy, porque como siempre digo, no estoy aquí porque sí. Estoy aquí para traer a Mocidade el título que siempre mereció”.
En el carnaval del año pasado, tuvo que ver el desfile por televisión, porque llevaba una tobillera electrónica y no podía salir de casa por las noches. Luchó en la justicia hasta el último recurso para conseguir un permiso temporal para pisar el Sambódromo, pero no pudo ser. Hay quien sostiene que sí estuvo. La ciudad entera se preguntó si era él el que estaba escondido dentro del disfraz de mascota de la comparsa, un simpático castor (en homenaje al patriarca de la mafia) que no paraba de coquetear con la reina de la batería.
A poco más de cien días para el carnaval, todo apunta a que este año los ensayos serán algo convulsos con el gran mecenas y su mano derecha encarcelados. Flávio da Silva Santos, presidente de Mocidade, fue detenido a principios de octubre acusado de ordenar la muerte de otro rival. Tras el arresto, la escuela de samba explicó que mantiene los planes para el carnaval 2025. Su tema es Volviendo al futuro no hay límites para soñar.