La amonestación a dos hombres tomados de la mano desata las protestas de la comunidad LGTBIQ en Venezuela
El centro comercial donde se produjo el incidente advierte en un comunicado que no permite acciones que atenten contra “la moral y las buenas costumbres”
Dos hombres iban tomados de la mano por un centro comercial en Caracas, Venezuela, y al personal de seguridad le pareció un gesto inapropiado: les dijeron que estaba prohibido. Un grupo de activistas decidió manifestarse frente al establecimiento para denunciar lo que consideraron una discriminación por orientación sexual. La protesta terminó en trifulca y en más agresiones. Venezuela está aún en deuda con el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTBIQ.
El video del intercambio con los guardias fue colgado en las redes sociales con los detalles de lo ocurrido. “Nos abordaron dos veces mientras estábamos en la feria, una refiriéndose a nosotros como princesas”, escribió uno de los afectados, que comentó que el vigilante apelaba a supuestos “protocolos de seguridad” para pedirles que se soltaran de las manos. El episodio movió a decenas de activistas a una protesta al día siguiente en una de las sedes de la cadena comercial Sambil. Recorrieron el lugar con banderas y pancartas, tomados de las manos y besándose en público como lo haría cualquier pareja.
La manifestación dejó nuevas víctimas: Daniel Silva y René Ferrer recibieron golpes en la cabeza y en los testículos de personas que estaba en el centro comercial y rechazaba la protesta. Daniel y René son una pareja que tiene años sufriendo agresiones físicas y verbales y hostigamiento y humillaciones de parte de sus vecinos, que continúan impunes pese a que han denunciado al Ministerio Público sin que sus casos sean atendidos.
Las personas con orientaciones sexuales distintas a lo heteronormativo son víctimas reincidentes de ataques y situaciones humillantes en Venezuela, donde la Constitución prohíbe la discriminación de cualquier tipo y legislaciones municipales han adoptado normas para defender los derechos de esta población. Sin embargo, “las violencias son sostenidas”, dice Yendri Velásquez, director del Observatorio de Violencias LGTBIQ, que advierte que a pesar del incidente en el centro comercial recibieron muestras de respaldo de la gente que estaba en el centro comercial cuando decenas de personas ingresaron protestando. “La gente se está atreviendo a denunciar, a pesar de que la discriminación tiene ese metamensaje de infundir miedo”, explica el activista. “Por eso los discursos discriminatorios y la profundización de estos prejuicios puede hacer que la gente transgreda las violencias de un insulto a algo más grave”.
En su informe más reciente, documentaron 461 casos de violencias contra esta comunidad, más de la mitad fueron discursos e incidentes discriminatorios así como delitos basados en prejuicios por orientación sexual, identidad, expresión de género o diversidad corporal que ocurrieron en un contexto de impunidad y homofobia de Estado. Más de un tercio de los casos, advierte Velásquez, ocurrieron en espacios comerciales y de disfrute y espacios públicos al aire libre.
La supuesta protección de los derechos de niños y adolescentes que suelen aplicar este tipo de lugares es una justificación recurrente para estos incidentes de homofobia contra parejas gays que se hacen gestos de cariño o afecto en público. El centro comercial, donde ya se han registrado casos similares, se aferra a este argumento. “Sambil es un lugar de esparcimiento para familias enteras, dedicado al respeto de todas las culturas y diversidades, siempre y cuando no atenten contra la moral y las buenas costumbres, especialmente en proyección de nuestros niños, niñas y adolescentes”. A lo que Velásquez responde: “Así como yo no aprendí a ser heterosexual por mis padres, un niño tampoco va a ser gay por ver a dos personas del mismo sexo tomadas de la mano o dándose un beso”.
Las tensiones sobre los derechos de la comunidad LGTBIQ han ido en aumento, mientras el Gobierno estrecha sus vínculos con las iglesias evangélicas. Al menos el 20% de los venezolanos son cristianos no católicos. Estos grupos religiosos entregaron el año pasado al Parlamento una ley en defensa de la “familia original creada por Dios” que solo admite parejas de hombre y mujer y pide eliminar la educación sexual integral. Tienen de principal interlocutor a Nicolás Maduro Guerra, diputado e hijo del presidente Nicolás Maduro, quien ordenó la entrega de bonificaciones especiales a 20.000 pastores evangélicos a través del Sistema Patria, la exención de impuestos a sus iglesias y hace unas semanas fue designado “protector de la familia” en un acto religioso con creyentes evangélicos.
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