Manuel Flores, candidato del FMLN: “El domingo no es el fin del mundo, solo son elecciones”
El político del partido tradicional de la izquierda salvadoreña va segundo en las encuestas, con un 4,2%, frente al 81,9% de Bukele. Critica que ha sido una campaña desigual e insiste: “La gente tiene miedo pero no es tonta”
Manuel El Chino Flores va segundo en las encuestas para convertirse en presidente de El Salvador. El sondeo más optimista le da el 4,2% de los votos. En ese mismo simulacro del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iuop), realizado en las primeras semanas de enero, el presidente Nayib Bukele se lleva el 81,9% de la intención de voto. El candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido tradicional de izquierdas en el país, afirma que el Gobierno ...
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Manuel El Chino Flores va segundo en las encuestas para convertirse en presidente de El Salvador. El sondeo más optimista le da el 4,2% de los votos. En ese mismo simulacro del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iuop), realizado en las primeras semanas de enero, el presidente Nayib Bukele se lleva el 81,9% de la intención de voto. El candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido tradicional de izquierdas en el país, afirma que el Gobierno quiso “aniquilar” a su formación y no lo consiguió en la que llama “la campaña electoral más desigual de la historia de El Salvador desde la llegada de los españoles al continente”. Flores dice que no ha podido pagar ni un spot televisivo, ni publicidad en la radio, ni poner su rostro en un periódico, ni en un cartel en la calle, después de que el Ejecutivo no liberara la llamada deuda política que permite a los partidos conseguir fondos por cada voto de las elecciones pasadas. Pero que aun así se ha movido por los 14 departamentos del país gracias a la ayuda de la gente que le ha donado desde gorras hasta sopa.
“El otro se escondió en campaña, no tuvo valor de ir ni siquiera a una comunidad a pedir el voto porque sabe que no le cumplió, por eso estoy moralmente fuerte, con entusiasmo, porque el domingo no es el fin del mundo, solo son elecciones. Y nos vamos a seguir encontrando”, dice Flores, en una entrevista con EL PAÍS en la sede que el partido tiene en San Salvador, un edificio austero, con vitrinas con viejos recuerdos, algunas banderas rojas y retratos de Monseñor Romero, el sacerdote católico y defensor de los derechos humanos asesinado en 1980 durante la Guerra Civil.
Flores (Quezaltepeque, 58 años) fue nueve años alcalde de su ciudad natal y otros nueve diputado por el Frente. Según el sondeo de Observa El Salvador —realizado por un consorcio electoral de tres universidades y cinco organizaciones— el 64% de los salvadoreños no sabe quién es. Pero él asegura que “la gente tiene miedo, pero no es tonta”. “¿A mí qué me importa si me conocen como el presidente más cool del mundo si mi pueblo está aguantando hambre?”, pregunta. El candidato afirma que a eso se deben los últimos repartos de comida del Gobierno en las colonias más pobres: “No les dan los números porque este pueblo es astuto y ahí andan preocupados”.
Pregunta. ¿Cree de verdad que al Gobierno no le dan los números?
Respuesta. ¿Y tú por qué crees que andan desesperados? ¿Y por qué Bukele salió de la cueva en la que estaba escondido a pedir el voto por sus diputados, desesperado? Se le salió el subconsciente, lo traicionó.
P. Pero los sondeos son duros. Usted es la segunda fuerza mejor posicionada en la elección presidencial y la encuesta más optimista le da un 4,2% de intención de voto.
R. En régimen de excepción nadie va a opinar en contra del régimen. Porque en régimen de excepción nadie tiene derechos. Tú has visto la militarización de toda la capital desde hace días, ¿qué andan haciendo los militares en la calle poniendo tanquetas en las esquinas?
P. ¿Se va a traducir eso electoralmente?
R. Tú lo vas a ver el domingo. Hay un voto silencioso, un voto de gente dolida porque le han capturado a sus gentes inocentes. A mí no me importan los delincuentes, eso se van a pudrir en la cárcel, también los del cuello blanco que le están robando el dinero al pueblo. Ahora bien, a mucha gente se le capturó a su ciudadano inocente.
P. Entonces, según su posición, ¿las encuestas no están reflejando la realidad del votante salvadoreño?
R. Absolutamente. Te pongo el ejemplo, te invito a recorrer los cantones y caseríos de oriente, Morazán y La Unión, allá no suben los vehículos porque las calles no sirven, no creo que hayan ido a entrevistar hasta allá donde la gente está abandonada.
P. Si el Gobierno no les ha cumplido y hay una vulneración de los derechos, ¿por qué hay una preferencia al presidente?
R. ¿Quién dice eso?
P. ¿Usted opina que no hay preferencia hacia el presidente?
R. No, lo que hay es miedo. Que te meten preso si opinas en contra.
P. ¿Cree que va a haber una segunda vuelta?
R. Esperemos elecciones, no quiero adelantarme en opinar porque pueden decir mi campaña adelantada o cualquier cosa y estos son capaces de inhabilitar mi candidatura.
P. ¿Qué hay después del domingo?
R. La vida, la vida normal. No pasa nada, sigo siendo un militante del partido, sigo siendo parte de la dirección del partido, sigo siendo un biólogo, catedrático universitario, padre de dos hijos profesionales. El hijo menor de siete hermanos, sigo siendo El Chino Flores, tranquilo. Es más: cuatro meses de campaña sin seguridad. Caminando por las calles y los pueblos y me dicen “gracias al régimen”. ¡No! Yo nunca anduve con guaruras ni con blindadas, porque no le debo a nadie, no soy narco, no soy corrupto, no soy ladrón.
P. Pero reconoce que el nivel de seguridad ha cambiado desde la llegada del presidente.
R. Nadie dice que no, la seguridad ha mejorado sustancialmente. Es lo único que este Gobierno ha hecho, pero a qué costo. A costa, según el periódico El Faro, de una negociación con las pandillas, ellos han liberado a los líderes, en México encontraron a varios de ellos.
P. Una de las encuestas revela que solo el 3% de los encuestados cree que el Frente se preocupa por la ciudadanía. ¿Hace autocrítica?
R. Lo que sucede es que las encuestas no son ciencias exactas. Cuando una encuesta nos da 0% en Chalatenango, donde yo cerré campaña inundado de gente, con una caravana de más de 300 vehículos... ¿quién se va a creer eso? ¿Cómo me voy a creer que en Chalatenango, bastión donde tenemos 10 alcaldías y una base histórica tengamos 0%? ¿Quién le va a creer a la universidad? Indignación hay por la manipulación del dato.
P. ¿Hay alguna lección que tenga que aprender el Frente, algún hueco que no haya cubierto?
R. Muchos, muchos, claro que nosotros gobernamos 10 años y con una oposición férrea. Nunca tuvimos más de 35 diputados, nunca tuvimos mayoría simple. Además, eso sí, fomentamos los planes de desarrollo aplicando los programas sociales que permitieron sacar de la miseria a miles de salvadoreños.
P. Pero, candidato, vuelve a decir lo que sí se hizo bien.
R. Lo que hizo mal que te lo digan los opositores. La autocrítica es hacia dentro, tú no puedes andar pregonando por el mundo los errores que cometiste, ¿quién lo hace? ¿Quién habla mal de su casa? ¿Quién habla mal de su familia?
P. Se puede. La autocrítica puede servir para mejorar.
R. ¿Para qué quieres escuchar mis críticas?
P. Yo entiendo que un partido capaz de reconocer errores es capaz de no repetirlos.
R. Entonces te lo voy a comentar: yo ya pedí perdón a nombre de mi partido, pero no voy a andarme golpeando el pecho todos los días. Yo ya lo pedí públicamente en una entrevista y reconocí los errores cometidos por funcionarios corruptos, que se aprovecharon del partido y que muchos quieren culpar al partido de los actos de corrupción de esos funcionarios, pero que respondan ellos.
P. Bukele es una figura que nació aprovechando el Frente, ¿le guarda rencor por como él utilizó este partido?
R. No, yo no lo haría, yo no uso de escalera a nadie, ni abuso de la confianza de nadie. Cuando a mí alguien me da la mano no se la escupo. Yo jamás voy a traicionar a mi partido ni cambiarme de color.
P. ¿No hay nada que pueda aprender de cómo proyecta Bukele su imagen?
R. Se peina bien.
P. ¿Algo más?
R. Yo no le envidio nada, no tengo barba pero soy hermoso también. Honestamente, no tengo nada que aprender ni que imitarle.
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