Un derrame de crudo de PDVSA afecta a las costas de Venezuela
Cuadrillas de trabajadores intentan sacar con cubetas el hidrocarburo que llega a las orillas de las playas de Puerto Cabello, tras el desbordamiento de una laguna de residuos de la refinería El Palito
Una vez más, las playas de Puerto Cabello se han teñido de negro y las olas comenzaron a traer peces muertos a la costa cubiertos de brea. Un enorme derrame de la industria petrolera vuelve a arrasar con las costas venezolanas. Una laguna de oxidación de desechos de crudo alquitranado comenzó a desbordarse el pasado martes desde las instalaciones de PDVSA en El Palito, una de las más importantes del país, ubicada en el Estado Carabobo de la región ce...
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Una vez más, las playas de Puerto Cabello se han teñido de negro y las olas comenzaron a traer peces muertos a la costa cubiertos de brea. Un enorme derrame de la industria petrolera vuelve a arrasar con las costas venezolanas. Una laguna de oxidación de desechos de crudo alquitranado comenzó a desbordarse el pasado martes desde las instalaciones de PDVSA en El Palito, una de las más importantes del país, ubicada en el Estado Carabobo de la región central. Un día después de que las organizaciones ambientalistas dieran la alarma, la estatal petrolera no ha informado sobre la situación, pero comenzaron a desplegarse comisiones de trabajadores, voluntarios y pescadores para iniciar la limpieza. En los videos se ve a las filas de hombres en bragas blancas intentando sacar con cubetas el crudo de un mar totalmente manchado.
Unas 200 familias de pescadores viven en la zona. Medios locales han reportado que la mancha de hidrocarburos alcanza unos cinco kilómetros mar adentro. Biólogos y ambientalistas, en redes sociales, han calculado el área afectada con imágenes de satélites en 11 kilómetros cuadrados, equivalentes a 1.500 canchas de fútbol. Hasta el momento se desconoce cuanta cantidad de petróleo se ha derramado hacia el Mar Caribe. Hace tres años, un derrame de 25 mil barriles de petróleo en esta misma zona, también de una laguna de desechos, alcanzó al Parque Nacional Morrocoy, reserva de manglares y refugio de aves protegidas. Entonces, en medio de una brutal escasez de combustible en todo el país, la planta de gasolina intentaba duplicar su producción.
La producción petrolera de PDVSA sigue estancada en unos 700 mil barriles diarios. Las expectativas de aumento tras la flexibilización durante seis meses de las sanciones sectoriales, acordada hace un mes entre Estados Unidos y el Gobierno de Nicolás Maduro a cambio de garantías democráticas, tienen un techo bajo por el precario estado en el que está la principal industria del país sudamericano. Décadas de malos manejos, politización, falta de mantenimiento y una voraz corrupción llevaron a la empresa que en otro tiempo fue modelo en América Latina a su peor estado. Pero la caída en picado de los ingresos por venta de petróleo por las sanciones tampoco frenaron los graves problemas de administración. A principios de este 2023 estalló una purga que terminó con la renuncia del ministro de Petróleo y alto jerarca del Gobierno, Tareck El Aissami, hoy en paradero desconocido, y llevó a la cárcel a varios funcionarios de la estatal y organismos relacionados. El Ministerio Público reveló un desfalco de más de 23 mil millones de dólares en una trama de corrupción llamada por las autoridades PDVSA Cripto.
La Asociación Civil Gente del Petróleo, integrada por extrabajadores de PDVSA, ha registrado 17 derrames de este tipo en 2023. “Son sucesos que revelan la falta de políticas y planes de prevención, supervisión y mantenimiento respaldados en los mínimos mandatos de seguridad, higiene y ambiente”, señaló la organización. Durante todo 2022 ocurrieron siete derrames de petróleo al mes, según el monitoreo del Observatorio de Ecología Política, un año en el que además ocurrieron importantes incendios en instalaciones petroleras. Este nuevo derrame ha sido calificado de “desastre ambiental” por la ONG del área.
El pasivo medioambiental de PDVSA es grande. Este año fueron protagonistas las reiteradas denuncias de contaminación del Lago de Maracaibo, el más grande de Sudamérica cruzado por kilómetros de tuberías llenas de fugas por las que se va la disminuida producción petrolera. Una fotografía de la Agencia Espacial Europea del estuario completamente verde por la contaminación se hizo viral y terminó por precipitar una visita de Nicolás Maduro al estado Zulia y la creación de un plan para su recuperación. Para octubre, según PDVSA, se habían sustituido ya 220 kilómetros de ductos y la empresa reconocía que al erradicar los derrames de crudo, se podría explotar el potencial de explotación de este sector del país de unos 800.000 barriles de petróleo por día, que actualmente llega a apenas 194.000. Pero el estado en el que está la industria hace que su recuperación sea una tarea titánica, para la que el país requiere una inversión de miles de millones de dólares. Mientras tapan las fugas en un lado, se desbordan tanques de residuos en otro. La multiplicación de los derrames es una de las caras del desplome de la industria petrolera venezolana y también de la economía del país.
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