19 Beats, una apuesta por el arte para los jóvenes de Ciudad Bolívar
Un colectivo liderado por un reconocido DJ busca educar en diferentes áreas de la industria de la música electrónica en una zona empobrecida del sur de la capital
La música que suena en casa de Jade y Jake Castro, dos hermanos de 15 y 13 años, no es la misma desde hace cuatro años. Ahora, después el KPOP favorito de Jade, retumban los tracks de Tauceti, una reconocida DJ de techno francesa. Es un ritmo no muy conocido entre sus vecinos y amigos en Ciudad Bolívar, una localidad bogotana marcada por altos índices de pobreza. En 19 Beats, colectivo juvenil de artes electrónicas, los hermanos ha...
La música que suena en casa de Jade y Jake Castro, dos hermanos de 15 y 13 años, no es la misma desde hace cuatro años. Ahora, después el KPOP favorito de Jade, retumban los tracks de Tauceti, una reconocida DJ de techno francesa. Es un ritmo no muy conocido entre sus vecinos y amigos en Ciudad Bolívar, una localidad bogotana marcada por altos índices de pobreza. En 19 Beats, colectivo juvenil de artes electrónicas, los hermanos han ido transformando poco a poco su percepción de la vida.
La cabeza y el talento detrás del proyecto es Julio Victoria, un DJ colombiano de larga trayectoria que en 2019 decidió iniciar un espacio de aprendizaje musical, al que los jóvenes designaron 19 por el número que recibe la localidad de Ciudad Bolívar en los documentos oficiales de la capital. La idea nació con la intención de que los jóvenes de esta zona del sur de la ciudad, una de las más empobrecidas del Distrito, aprendieran variados oficios en las artes electrónicas y visuales como el videomapping (el uso de proyectores de vídeo para mostrar imágenes estáticas o animadas sobre superficies) la luminotecnia, y la construcción de instrumentos musicales con basura y la radio.
“En mi niñez, en la localidad si no era fútbol no había más”, dice Jhony, el padre de los hermanos Castro, que apoya a sus hijos en este interés. Tanto así que es una suerte de papá adoptivo para el resto del colectivo, que ya suma alrededor de 25 integrantes entre los 10 y 18 años. El menor es Danilo, que no supera los 13 años e ingresó hace dos meses. Los más antiguos ya son sus profesores.
También está Santiago, de 18 años, que compagina esa pasión con la fotografía. El mayor era Jeffrey, que descubrió allí su talento en las tornamesas. Victoria le consiguió una beca para que pudiese adelantar estudios profesionales como DJ en la escuela DNA MUSIC. Una forma de seguir una nueva pasión que se nota cuando Sebastián, de 17 años, pone las manos sobre las tornas, con las que ya parece estar muy naturalizado.
Pequeños grandes pasos
Mantener vivo el proyecto no ha sido sencillo. Cuando apenas llevaba algunos meses sobrevino la pandemia. Algunos jóvenes abandonaron los talleres, pero Victoria se dio a la tarea de conseguir un lugar adecuado y luego tener equipos propios y de alta calidad. Por suerte, en ese camino ha encontrado apoyo. Desde bares y festivales donde se presentaron los chicos como Bogotrax, hasta músicos importantes en el gremio que se animaron a ser maestros de estos DJs y VJs amateur. Los profesores han sido Pablo Ricaurte, Juliana Duperly y Marco Gamboa, entre otros. El Goethe Institut Colombia y la Embajada de Francia igualmente han sido aliados y gestionaron que los chicos pudieran aprender directamente de un artista de la agencia alemana PFA Studios Zanetti - detrás de la imagen del grupo Moderat - de la DJ y productora francesa Tauceti.
Otra hazaña de este colectivo ha sido que algunos jóvenes de la localidad conectaran con un género que les era ajeno y vieran en él una oportunidad de aprender y de conocer otras realidades. Jade lo vivió así en su colegio, pues cuando inició 19 Beats pocos de sus compañeros conocían el house o el techno. A ella no le importó. A medida que iba creando mezclas y pistas, les iba mostrando. Con el tiempo, ellos mismos la impulsaron a seguir y ahora son hinchas del proyecto que le ha dado forma a su gran sueño: dedicarse plenamente al arte. Está a un año de terminar el bachillerato y desde ya se prepara para estudiar música y danza de manera profesional, sus dos pasiones. “Me queda mucho por descubrir y me imagino quizá tocando en el Simón Bolívar”, señala Jade en referencia al gran parque bogotano en el que se realizan festivales gratuitos y públicos de diferentes ritmos.
Como mentor, para Victoria ha sido gratificante ver a los jóvenes crecer en conocimientos, lo que le ha traído importantes enseñanzas. “Ha impactado la forma en que concibo no solo la música, sino también mi oficio, porque puedo verlo desde diferentes perspectivas”, señala en diálogo con El País. Aunque 19 Beats ya se hizo un lugar en la mesa de música de Ciudad Bolívar, ese es apenas el inicio de más proyectos. Para Jade, uno de ellos es apuntarle a la desestigmatización, “mostrar otra cara de Ciudad Bolívar a través del arte”. Por su parte, Victoria quiere replicar el proyecto en otros lugares: “queremos llegar a muchos rincones del país, a todas las zonas que necesiten estas iniciativas, que le dan nuevas oportunidades de vida a los chicos y potencian sus interacciones sociales y sus capacidades artísticas”, asegura.
Son necesidades que se hacen aún más evidentes con hechos violentos, como la masacre de tres menores de edad en Ciudad Bolívar el pasado mes de febrero, o la pobreza, patente en los resultados de la última encuesta de Bogotá Cómo Vamos (BCV) de mayo, en la que la localidad figuraba entre las zonas de la capital con más inseguridad alimentaria.
Ante la pobreza y la violencia que los rodea, los jóvenes han visto en 19 Beats una muestra de que su futuro tiene más formas y posibilidades, que sí hay otros y mejores horizontes. Para Jade, la única mujer en el grupo, incluso ha traído reflexiones sobre cómo debe ser su lugar en el mundo musical siendo mujer. Conocer a la francesa Zaneti y aprender de ella, no solo la llevó a no parar de escucharla, sino que la convenció de que es posible pensar en grande: “Me inspiró mucho, me hizo creer en el poder femenino”, recuerda emocionada. Pero JADECAST — idea de nombre artístico — no piensa una carrera en solitario. El colectivo se ha convertido en una pequeña familia en la que se complementan: Jake hace las luces para el show de su hermana, mientras que Sebastián se encarga de los visuales, o viceversa. Entre todos se piensan como una comunidad motivada por el amor a la música electrónica.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.