Podría ser el arranque de una fenomenal trama de intriga diplomático-artística: el lunes 30 de mayo, a las 16.00, un avión militar procedente de Polonia aterrizará en el aeropuerto de Torrejón. Desde ese momento, un equipo de unas 12 personas, entre restauradores y políticos, velará por un tesoro pictórico de inconmensurable valor.
Nadie pondría ya en tela de juicio la tremenda fuerza del arte brasileño de los cincuenta y sesenta, la producción de artistas como Helio Oiticica o Lygia Clark. Sin embargo, la creadora que suele citarse en Brasil como tercer vértice del triángulo de la llamada Segunda Modernidad, Lygia Pape, ha pasado hasta hace poco inadvertida incluso para una parte de los especialistas.
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ANTONIO LORCA | Madrid