Barack Obama encontró finalmente, rememorando sus propias palabras, el culo al que patear. Los ejecutivos de BP, puestos contra la pared del Despacho Oval, donde el líder más poderoso del mundo los citó para aclarar cuentas, aceptaron resignadamente aportar la cantidad de 20.000 millones de dólares (16.300 millones de euros) para salvar el golfo de México y la presidencia de Obama, a cambio, quizá, de poner en peligro la propia supervivencia de la compañía británica.
Estados Unidos anunció ayer una nueva serie de sanciones económicas contra Irán -que afectan a algunas compañías vinculadas con el negocio petrolero- destinadas a reforzar el embargo recientemente impuesto al régimen de los ayatolás por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como represalia por su negativa a permitir la inspección internacional de su programa nuclear.
"Si creen que pueden amenazar a los iraníes con palos, deben saber que aniquilaremos todos esos palos". El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, elevó ayer una vez más su tono desafiante hacia Occidente, asegurando durante una visita en la ciudad de Shahr-e-Kord (en la imagen) que ahora solo habrá diálogo si se aceptan las condiciones iraníes.
El inesperado ascenso del político ultraconservador Jaroslaw Kaczynski en la carrera por la presidencia en Polonia ha llenado de incertidumbre el desenlace de una competición que está resultando más reñida de lo esperado.
El Vaticano ha movido ficha en el complejo tablero político cubano. Por supuesto, lo ha hecho para respaldar el papel mediador de la Iglesia católica cubana ante el Gobierno de Raúl Castro, en momentos en que ambas instituciones protagonizan un inédito "proceso de diálogo" cuyo objetivo a corto plazo es facilitar la excarcelación de un grupo de presos políticos enfermos.
Á. DE COZAR / M. PAONE | Madrid
La celebración de medio siglo de independencia en 17 países de África abre el debate sobre el papel de los africanos en la historia poscolonial
En Somalia ver el Mundial de fútbol puede costar la vida. Milicianos del grupo Hizbul-Islam, islamistas radicales, patrullan en todoterrenos artillados en las zonas de su influencia para asegurarse que nadie siga los partidos. El sábado mataron a dos personas durante el asalto a una casa en la que se estaba viendo uno. Los aficionados, como los que retrata esta foto tomada en Mogadiscio, se reúnen en secreto y deben tomar medidas de seguridad más propias de delincuentes que de seguidores de un equipo.