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Seis países de Sudamérica crean una ruta jesuita turística

Se presentará en la próxima Feria Internacional de Turismo y esperan la bendición del Papa Francisco

Las ruinas de San Ignacio Miní, un clásico en la provincia de Misiones.
Las ruinas de San Ignacio Miní, un clásico en la provincia de Misiones.Ministerio de Turismo de la Nación

La historia de la llamada Compañía de Jesús en Sudamérica se comenzó a escribir durante los siglos XVII y XVIII y, en resumidas cuentas, fueron los que lograron mediante la palabra aquello que no consiguieron los realistas a punta de espada. Para ello fue fundamental la figura de San Ignacio de Loyola. En ese derrotero, dejaron como herencia numerosas reducciones que con el paso del tiempo se convirtieron en huellas de una historia que marcó a fuego la presencia de los pueblos originarios en el continente. Ahora, los ministerios de turismo de 6 países del Cono Sur buscan rememorar ese proceso con un novedoso circuito turístico que espera por la bendición del jesuita más famoso: el Papa Francisco.

Para ello se realizó hace algunas semanas en la provincia argentina de Misiones, la firma de un acta acuerdo que además de los gobiernos, compromete a empresarios del sector para el desarrollo de servicios en una ruta que se extiende desde Brasil hasta Chile, pasando por Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. La iniciativa también comprende la mejora de los caminos y las gestiones pertinentes para eliminar la visa de tránsito para países que sean potenciales visitantes y devolver el IVA a los turistas que se acerquen. “Esta es una oferta riquísima no sólo en términos religiosos sino también culturales, y que se puede vender en el mundo entero”, opinó al respecto el ministro de Turismo de Argentina, Gustavo Santos, quien también planteó la necesidad de “multiplicar la conectividad de vuelos (para que no dependan de los aeropuertos de Buenos Aires), duplicar el cabotaje en los próximos 3 años y atraer más empresas que quieran volar”. “Tenemos que conseguir las combinaciones con Israel y Sudáfrica”, deseó.

El ministro fue la cabeza del acto realizado en las ruinas jesuíticas de San Ignacio, a 64 kilómetros de Posadas, capital de la provincia de Misiones. Allí destacó que “se inicia un nuevo camino de revalorización de nuestro patrimonio histórico común, y construcción de un futuro mejor e integrado regionalmente”. “Para esto es necesario transformar el patrimonio jesuítico de Sudamérica en un producto turístico integrado, competitivo y de calidad, con sustentabilidad social, cultural y natural”. Junto al gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, inauguraron el nuevo Centro de Interpretación Jesuítico, firmaron convenios para obras en la provincia y dieron el puntapié inicial de lo que se conocerá de manera oficial como la “Ruta Internacional de los Jesuitas”.

Las autoridades ministeriales a punto de inaugurar el Centro de Interpretación.
Las autoridades ministeriales a punto de inaugurar el Centro de Interpretación.Turismo

El acto también contó con la presencia del subsecretario General de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan; representantes de la República del Paraguay, del Estado Plurinacional de Bolivia; de la República Oriental del Uruguay, y de la República Federativa del Brasil. También estuvieron presentes el subsecretario de Inversiones Turísticas, Sebastian Slobayen; el presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Julio Bañuelos; y los ministros de Turismo de Misiones, Corrientes y Formosa: José María Arrua, Inés Presman y Ramiro Fernández Patri.

El nuevo recinto se ha puesto en valor para contar la vida de las Misiones Jesuíticas a través de tecnología audiovisual y multimedia. Lo que posibilita recrear la historia, generando una puesta única y de gran atractivo para los visitantes. A su vez cuenta con un auditorio, una muestra patrimonial e histórica y un taller de conservación y restauración para preservar el patrimonio jesuítico. Esta obra demandó la inversión de más de 40.000.000 de pesos (2.600.000 dólares) y se realizó a través de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Allí se cuenta de qué manera el pueblo guaraní resistió a las tropas realistas que querían hacerse con el lugar y cómo los religiosos los convencieron para que América del Sur abra las puertas al nuevo mundo.

La cercanía con las Cataratas del Iguazú también potencian el proyecto.
La cercanía con las Cataratas del Iguazú también potencian el proyecto.Turismo

El recorrido detallado de la ruta en Argentina es el siguiente: provincia de Misiones (11 pueblos y más de 15 sitios arqueológicos de pueblos transitorios); provincia de Corrientes (5 pueblos más los sitios arqueológicos del el complejo de estancias de la cuenca del río Aguapey y de los Esteros del Iberá) y provincia de Córdoba (Complejo de estancias de la Compañía de Jesús). En Paraguay (8 pueblos más sitios arqueológicos); en Brasil (7 pueblos más sitios arqueológicos vinculados al complejo de estancias); en Uruguay (sitios arqueológicos vinculados al complejo de estancias); en Bolivia (misiones de Chiquitos) y en Chile (Las iglesias jesuíticas de Chiloé).

Víctor Ocampo es cacique de la comunidad Catupirí, que en lengua guaraní significa ágil, habilidoso e inteligente. Su pueblo, uno de los 119 que existen en todo Misiones, está integrado por 41 familias y 166 personas. “A nosotros nos avisaron recién ayer de todo este acto y me voy con una sensación que roza la amargura si se tiene en cuenta todas las tierras que mi pueblo perdió a manos de los jesuitas. Sin embargo, también es gracias a ellos que aprendimos muchas de las habilidades que hoy nos sirven para ganarnos la vida”.

El Tratado de Madrid (o Tratado de Permuta) firmado en 1750 repartía parte de las tierras que hoy se conocen como el litoral argentino, los estados de Río Grande do Sul y Paraná, en Brasil, y la totalidad de Uruguay entre España y Portugal. En total, unos 500.000 kilómetros cuadrados hasta ese momento ocupados por casi 30.000 guaraníes. Para tomar noción de lo que fue el exterminio de esa cultura, bien vale una sola batalla, la que sucedió el 10 de febrero de 1756, al pie del cerro Caibaté, donde el ejército aliado, de unos 2.500 hombres, masacró a 1.511 guaraníes y tomó 154 prisioneros. El bando victorioso sólo sufrió 4 pérdidas fatales, 3 españoles y un portugués).

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