Víctimas ante el final de ETA
MÓNICA CEBERIO BELAZA
ETA y su entorno mataron a cientos de personas, hirieron y amenazaron a miles de todas las ideas y condiciones. Las víctimas son plurales. Algunas exigen autocrítica a la banda; otras no le darían valor. Pero todas reivindican la memoria de su dolor, del daño causado. EL PAÍS habló con familiares de los asesinados y con supervivientes sobre cómo afrontan el final del terrorismo
Ana María Vidal Abarca recuerda los inicios de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, cuando hasta celebrar un funeral en Madrid era difícil
1980
Iñaki García Arrizabalaga, hijo de Juan Manuel García Cordero, delegado de Telefónica
1980
Pedro Mari Baglietto, hermano de Ramón Baglietto, industrial y simpatizante de UCD
1985
Juana Jiménez y Juan García, padres de Juan García Jiménez, ebanista y conductor
1986
Hortensia Gómez, madre de Alberto Alonso Gómez, guardia civil
1986
Fernando y Javier Garrido, hijos de Rafael Garrido, militar, y Daniela Velasco; y hermanos de Daniel Garrido, estudiante
1996
Cristina Sagarzazu, viuda de Ramón Doral, 'ertzaina'
2011
Josu Elespe, hijo de Froilán Elespe, concejal
2000
Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jáuregui, ex gobernador civil de Gipuzkoa
2008
Lourdes Rodao, viuda de Luis Conde, militar
2006
Luis Jaime Palate, hermano de Carlos Palate, inmigrante
EVA CAVERO
Tras casi 50 años de violencia, no se conoce una relación oficial y detallada de los asesinados por el terrorismo etarra. El Ministerio del Interior solo da una cifra global: 829 muertos
OPINIÓN
BERNARD-HENRI LÉVY
Ya es hora de que los agentes económicos, comenzando por los jefes de Estado y de Gobierno, dejen de vivir pendientes de unos veredictos a menudo frívolos, pero percibidos como si se tratara del Juicio Final