Huelga del metro / El conflicto
Los trabajadores de Metro quieren que hoy sea una copia del día de ayer. Prevén volver a saltarse los servicios mínimos del 50% y obligar al cierre del suburbano en el que cada día se mueven dos millones de personas. Si el anuncio se cumple, Madrid volverá a llenarse de coches, de autobuses atestados de viajeros, de taxis con la luz apagada y de más trenes de Cercanías que un día cualquiera.
Las consecuencias
Los ciudadanos, rehenes de la huelga total, salieron ayer a la calle para tener un día duro en una ciudad correosa de por sí, donde el tiempo suele correr en contra de la gente y el espacio se encuentra con los codos. Sin metro, la experiencia se complica. Los 2,2 millones de pasajeros del suburbano buscaron una salida al problema y se dieron de frente con autobuses a tope, taxis llenos
Las alternativas
Diana Sánchez debía estar a las nueve de la mañana en la tienda donde trabaja en el centro de la capital. Tres horas después, continuaba enlatada en un autocar inmovilizado en el tráfico y ni siquiera estaba cerca de llegar a su destino. Las paradas de autobuses, convertidas en una de las pocas alternativas para los viajeros afectados por la huelga de Metro, contaban decenas de historias.
El principal acusado de la banda de violadores del parque del Oeste, César Urquiza Quiroga, de 21 años, entró con la cara altiva, mirada desafiante e ignorando a la decena de personas que le observaba a su paso por el pasillo de la primera planta de la Audiencia Provincial.
Llegar al estadio Santiago Bernabéu no era una empresa fácil ayer. Con Madrid sin servicio de metro, los atascos se multiplicaban en las calles y los autobuses apenas daban abasto para transportar viajeros. Pero el fútbol todo lo puede, dicen, y ayer dio esa impresión.
Era la frase más repetida ayer en el local en el que cerca de 300 portugueses se juntaron para ver el España-Portugal de octavos del Mundial: "Ha sido un robo". "España no va a ganar ningún partido más", aseguraba Carlos, un luso de 24 años que lleva dos viviendo en Madrid. Su amigo Vasco iba más allá: "Alemania, Argentina, España... este es el Mundial de las mentiras.
CARLOS MARCOS | Madrid
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