A veces, al horror del encierro en la cárcel se le añade el de no poder huir de la propia mente. Tristeza infinita, angustia vital, impulso de infligirse dolor o voces imaginarias. Muchos comenzaron ese intento de fuga de sí mismos mucho antes de vivir entre muros y barrotes.
La amenaza de una huelga general del sistema educativo público valenciano el próximo 17 de diciembre ha acabado por fulminar, tras varios meses de protestas, el empecinamiento del presidente Francisco Camps en que la asignatura de Educación para la Ciudadanía se dé en inglés sin contar con especialistas ni tener en cuenta la insuficiente capacitación de los alumnos en esta lengua.
Hace 5 meses, a Claudia Castillo le faltaba el aire. A sus 30 años, una tuberculosis había dañado su tráquea y había colapsado su pulmón izquierdo. Se ahogaba tanto que ni tan siquiera podía jugar con sus hijos, de 5 y 15 años, ni conversar más de cuatro palabras, ni subir las escaleras hasta su casa.
Una niña de seis años decapitada y desmembrada ante sus padres, en Burundi; dos madres atacadas con machetes porque se negaron a entregar a sus hijos, esta vez en Tanzania. Y también en este país, un detenido por intentar vender a su esposa a dos hombres de negocios congoleños por 2.000 euros.