El extraño homenaje de Ivanka Trump a Audrey Hepburn al copiar su icónico vestido de ‘Sabrina’ para el baile inaugural presidencial

El baile inaugural del segundo mandato de Donald Trump ha vestido a sus integrantes de gala. La primera dama, Melania Trump, ha vuelto a optar por un diseño en blanco de Hervé Pierre, como ya ocurrió en el de 2017, esta vez aderezado con diamantes del histórico joyero estadounidense Harry Winston. Pero la sorpresa la ha dado Ivanka Trump. La hija del presidente ha acudido al segundo baile de la noche vestida con un diseño inmediatamente reconocible, porque era un calco del que llevó Audrey Hepburn en la película Sabrina. Exactamente igual al que Hubert de Givenchy creó para la actriz en 1954.

Ivanka Trump ha llevado el vestido apenas 10 minutos sobre el escenario, para bailar Unchained Melody de The Righteous Brothers junto a su marido, Jared Kushner. Pero muchos han visto que ese traje era la réplica exacta de una célebre pieza de archivo e icónica. Tal y como la propia Trump colgó en sus redes horas después, la pieza había sido diseñada también por Givenchy. En un primer momento, pareció que se trataba del vestido original. Este perteneció a las actrices Debbie Reynolds y Carrie Fisher, madre e hija, y salió a la venta en una subasta en octubre de 2017, donde superó los 200.000 dólares. Entonces no se supo quién lo había adquirido. De hecho, hubo una segunda subasta en febrero de 2024 por parte de la casa Propstore, donde se vendió por 125.000 dólares. Poco después, quedó claro que el que lucía en la gala no era el original, porque ha perdido color y está amarillento, cuando el de la ex asesora presidencial era de un blanco impoluto. Además, Hepburn era muy delgada y pequeña, por lo que no comparten talla.

Ivanka Trump es fiel al estilo clásico de Hollywood, con siluetas marcadas, sombreros (como el pequeño verde que llevó durante la inauguración de su padre, aunque opacado por el de Melania Trump) y colores fuertes. Ya llevó un vestido muy similar al azul de gala de Grace Kelly en Atrapa a un ladrón, pero en este caso, las semejanzas eran totales; también lo aderezó con guantes, aunque negros, y con un moño alto. Según ha compartido un portavoz de la Casa Blanca en la revista Vogue, Trump se sintió “honrada” por llevar ese diseño, así como “increíblemente agradecida con la familia Arnault y el taller de Givenchy por crear esa obra de arte, capturando el arte y la elegancia original con destacable precisión y artesanía”. “Durante mucho tiempo, Audrey Hepburn ha sido una inspiración personal para Ivanka, que considera un gran privilegio honrar su legado de esta manera, y está increíblemente agradecida al equipo de Givenchy por hacer realidad este momento”, afirma el comunicado.

La referencia a los Arnault no es gratuita: la familia francesa es la dueña de un inmenso conglomerado entre los que están Louis Vuitton, Christian Dior, Bvlgari, Moet Chandon, las tiendas Sephora o la propia Givenchy. Considerados la quinta mayor fortuna del mundo, con más de 184.000 millones de dólares, el lunes estuvieron presentes en el acto de investidura de Trump. Delphine Arnault, la segunda de los cinco hijos del empresario y cabeza de familia Bernard Arnault, era enfocada constantemente por las cámaras de la televisión estadounidense, situada en un lugar privilegiado del Capitolio.

El guiño a Audrey Hepburn es también algo irónico por parte de Ivanka Trump. Con una exitosa carrera en Estados Unidos, donde llegó a ser nominada al Oscar en cinco ocasiones y ganó una, Hepburn fue una inmigrante en el país. Nació en Bruselas en 1929 y se crio allí, en los Países Bajos y en el Reino Unido. De hecho, vivió la Segunda Guerra Mundial en plena adolescencia, y allí apoyó a la resistencia holandesa contra los nazis, recaudando dinero con conciertos y funciones de ballet y como voluntaria en un hospital.

Más allá de su supuesta pasión por la figura de Hepburn, se desconoce por qué Ivanka Trump ha escogido este vestido, o si es la propietaria del original, que tiene una curiosa historia. Como contó el medio especializado en entretenimiento The Hollywood Reporter hace ocho años, tanto esa prenda como muchas otras casi acaban en la beneficencia. El propietario de una casa de subastas amigo suyo descubrió tres baúles en la parte trasera de un almacén del rancho de Debbie Reynolds y Carrie Fisher, y decidió investigar. “Nos habían dicho que eran cosas de vodevil, nada importante. Pero teníamos unas horas que matar, así que abrimos los baúles y empezamos a sacar cosas”, contaba entonces Joe Maddalena, el presidente de la casa de subastas de California llamada Profiles in History. ”Además de otras cosas, había unos trajes de [la actriz] Mae West, y un vestido instantáneamente reconocible”. Ese era el traje de organza blanca y bordados negros, con cola de quita y pon, que llevaba el personaje de Sabrina en la fiesta del jardín organizada por los Larrabee y donde se reencuentra con ellos, los jefes de su padre, tras pasar un par de años estudiando en París.

Según Maddalena, probablemente Reynolds y Fisher ni siquiera recordaran que tenían la prenda. La madre, de la que era amigo personal, “había comprado muchas cosas a lo largo de los años, y en algún momento lo olvidó”. “La cuestión sobre Debbie es que, si le preguntaras por qué quería ser recordada, te diría que como coleccionista. Le encantaba Hollywood y era la fan por excelencia” explicaba entonces sobre la protagonista de Cantando bajo la lluvia, fallecida en diciembre de 2016. Su hija, Fisher, la famosa princesa Leia de Star Wars, murió un día antes. La prenda salió a la venta por 120.00 dólares y dobló su precio ampliamente: costó 217.600 dólares (unos 280.000 tras la inflación).