El cubanoamericano Claver-Carone, designado por Trump para “restaurar el orden” en América Latina

El presidente electo rescata al político tras su destitución como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por su relación con una empleada

Mauricio Claver-Carone ocupará el cargo de Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina.BID (BID / EFE)

Después de un tiempo alejado de la Casa Blanca y de su destitución como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por su relación con una empleada, Mauricio Claver-Carone vuelve a ser rescatado por Donald Trump. El presidente electo lo ha elegido la persona idónea para ocuparse de “ordenar” América Latina. Es la última gran adquisición del republicano, otra pieza clave que hará frente a la inmigración y la crisis en la frontera, al lado de nombres como Tom Homan o Stephen Miller.

Un elogioso mensaje en la red social Truth se “complació” en anunciar a Claver-Carone como la persona que ocupará el cargo de Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina. Trump no se escondió para resaltar que la importancia de este nombramiento radicaba precisamente en la fuerza de Claver-Carone y su conocimiento del territorio para frenar “el caos y la anarquía” que “se han apoderado de las fronteras” en los últimos cuatro años.

“Mauricio conoce la región y sabe cómo anteponer los intereses de Estados Unidos”, dijo el republicano en su mensaje. “También conoce las graves amenazas a las que nos enfrentamos por la inmigración masiva ilegal y el fentanilo. Como Enviado Especial del Departamento de Estado, Mauricio trabajará incansablemente para proteger al pueblo estadounidense”.

El abogado de 49 años no es un novato en los pasillos de la Casa Blanca. Trabajó en el Departamento del Tesoro durante el Gobierno de George W. Bush y volvió a Washington como director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante el primer mandato de Trump hasta que, en 2020, fue nominado por el propio republicano para ocupar el cargo de presidente del BID.

No obstante, el trabajo que se suponía iba a desempeñar durante cinco años se interrumpió en 2022, tras las acusaciones de una relación romántica de Claver-Carone con una subordinada -que resultó favorecida con ascensos-, lo cual violaba el código ético de la institución. Un informe confidencial del organismo reveló que el salario de la mujer implicada había aumentado en 133.000 dólares en menos de un año. Aunque Claver-Carone insistió en negar las acusaciones, la Asamblea de Gobernadores del BID terminó destituyéndolo.

Las opiniones en contra de Claver-Carone no solo son resultado de su desenlace en el BID. Cuando ocupó el puesto, fue cuestionado por ser el primer estadounidense en un cargo que siempre habían representado políticos latinoamericanos. No pocos consideraron su nombramiento como una extensión del poder de Trump para garantizarse su presencia en la región. Expresidentes como el mexicano Ernesto Zedillo, el español Felipe González, el colombiano Juan Manuel Santos o el brasileño Fernando Henrique Cardoso hicieron una declaración en la que calificaron el nombramiento como una “agresión a la dignidad latinoamericana”.

Ante los dardos que le lanzaban, Claver-Carone reclamó sus raíces cubanas y españolas: “¿Qué me hace a mí menos hispano?”, dijo en una ocasión el político de la Florida, el segundo cubanoamericano con el que Trump se codeará a partir de enero, después de haber elegido a Marco Rubio como su secretario de Estado.

Claver-Carone, como Rubio, neció en Miami, de madre cubana y padre español, y es un convencido de que hay que ahogar a regímenes como Venezuela y Cuba. En su época como director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental (2017-2021) dejó claro que está dispuesto a acatar políticas de mano dura contra esos gobiernos.

Como todo lo que está próximo a suceder, aún es una incógnita qué pasos dará Claver-Carone respecto a la región, pero algunas de sus declaraciones de todos estos años vislumbran quién es, cómo piensa y qué podría suceder. La campaña de Biden dijo en una ocasión que se trataba de alguien “polarizante” y “excesivamente ideologizado”. En una ocasión, durante un encuentro con la prensa, se definió como un “apasionado en temas de la libertad y la democracia” y, por tanto, “un abogado efectivo en estos temas”.

Durante su trabajo junto a Trump, contribuyó con el diseño de la política de la administración republicana hacia Venezuela. Muchos cubanos lo recuerdan también por el incidente que protagonizó frente la sede diplomática de Cuba en Washington en los 2000, cuando se manifestó en contra del regreso a la isla del niño de seis años Elián González, y uno de los funcionarios cubanos salió a propinarle dos puñetazos en la cara.

Nunca ha escondido su posición fuertemente anticastrista y su inclinación a favor del embargo económico en sus críticas en su blog Capitol Hill Cubans contra el restablecimiento de relaciones diplomáticas que emprendió Barack Obama en 2014. Cuando Trump revirtió el proceso de normalización con la Isla, fue de los primeros en apoyar la implementación de nuevas sanciones. Conoce de cerca la cuna del exilio cubano y estuvo al frente de organizaciones como Cuba Democracy Advocates y el US-Cuba Democracy PAC.

Por su parte, el Gobierno cubano se ha referido a Claver-Carone como el “aliado hispano-cubano de Donald Trump”. Cuando ocupó la presidencia del BID, el diario oficialista Granma lo acusó de estar “al frente de las acciones abiertas y encubiertas de Washington” contra Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador.

A Trump no le falta razón cuando dice que Claver-Carone conoce la región, así como la región y sus políticos lo conocen perfectamente a él. El polémico lobbista ha sido explícito en sus ideas frente a gobiernos de izquierda. Cuando en 2019 viajó a Buenos Aires como representante de Estados Unidos para participar en la ceremonia de posesión de Alberto Fernández, decidió abandonar el lugar al enterarse de “invitaciones y sorpresas desagradables”, según declaró a La Nación. Se trataba del expresidente de Ecuador Rafael Correa y el ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez.

Por otro lado, hace solo unas semanas compartió una foto junto al presidente salvadoreño Nayib Bukele y su esposa, encuentro que tildó de “estupendo”, donde hablaron de “oportunidades de crecimiento e inversión continuos”. Ese ha sido un fuerte en su discurso hace años: que una mayor alianza entre Estados Unidos y América Latina garantizaría un desarrollo de la región.

Cuando formó parte de la administración Trump, se mostró a favor de no seguir fomentando los vínculos comerciales con China y sí con países latinoamericanos, a los que llamó “nuestros vecinos”, los que “deberían ser nuestros primeros y principales socios”, declaró a la agencia EFE. Varias veces ha resaltado su trabajo en proyectos como América Crece, iniciativa para apoyar la inversión privada en sectores como el energético en Ecuador, Bolivia y Perú.

Como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, Claver-Carone tendrá en sus manos el curso de muchas de las políticas que la administración republicana vino amasando en la campaña presidencial. Sobre todo, es el hombre en el que confía Trump para “restaurar el orden en nuestro propio hemisferio”.

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