“Los hispanos en Estados Unidos somos una potencia económica sin poder político”
Héctor Morales cambió de opinión tras ver el debate entre Kamala Harris y Donald Trump, y ahora piensa votar por la vicepresidenta
Héctor Morales lleva 48 años laborando en una famosa hamburguesería de Los Ángeles. Trabaja seis horas diarias en el restaurante y el resto del día lo dedica a su faceta de empresario. Se encarga del marketing y la organización de eventos deportivos, en especial de los vinculados a sus tres pasiones: la lucha libre, el boxeo y el automovilismo. Ha sido entrenador de jóvenes pugilistas en los barrios de Inglewood y es un activo defensor de los derechos de las minorías, en especial de los afroamericanos. Nació hace 74 años en Ojinaga, Chihuahua, y se crio a unos cuantos kilómetros de ahí, en Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos. Crecer allí lo expuso a la cultura binacional. Aunque él se llama un simple mesero, Morales tiene varias inquietudes que rebasan su vida dedicada al servicio. Es un ávido lector de historia estadounidense y en sus ratos libres escribe ensayos y propuestas para mejorar a la comunidad en la que vive desde hace 54 años.
Pregunta. ¿Ya decidió su voto para el 5 de noviembre?
Respuesta. Sí, en realidad el debate hizo que me decidiera.
P. ¿Y por quién se decidió?
R. Por Kamala. Tiene un concepto más ligado a la realidad de Estados Unidos y los que vivimos aquí y los intereses que tenemos.
P. ¿Cómo influyó el debate en su decisión?
R. Antes no me decidía mucho por la señora Harris porque la veía sin ángel, muy apagada porque en su vicepresidencia no resaltó. Yo creía que quizás el electorado no iba a votar por ella, pero en el debate demostró que iba bien preparada para las limitaciones de Donald Trump, que en realidad no es un político muy sofisticado.
P. ¿Qué mensaje le mandaría a Donald Trump?
R. Yo creo que muchas de sus ideas son buenas, pero la mayoría son de división. Mucha de la gente que tiene algo contra nosotros, los hispanos, pues tenían ese sentimiento retenido y Trump les dio permiso para portarse racistas. Trump no nos une como americanos.
P. Dice Trump que el sueño americano ya no existe. ¿Qué opina usted?
R. Por supuesto que existe, principalmente para los latinos, que tenemos un poder económico increíble y apenas unos lo están notando. Digan lo que digan, incluyendo a Trump, trabajamos y contribuimos al engrandecimiento de este gran país.
P. ¿Para usted qué significa ser latino en este país?
R. Somos una potencia económica sin poder político. Por eso es que nos pueden atacar y no decimos nada. No tenemos líderes, un líder que nos una. Tenemos intereses diferentes, por ejemplo, los cubanos en Florida que son republicanos y tienen otra agenda que los mexicanos de Texas. Los latinos de primera generación aún tienen mucho arraigo por su tierra, pero los de segunda generación ya tienen otras expectativas de la vida y educación formal. Han mostrado que pueden hacer los trabajos en cualquier lugar.
P. ¿Qué prefiere, el inglés, español o el spanglish?
R. Siempre me gustó el inglés. Yo crecí en una frontera, en Ciudad Juárez, en los años sesenta, donde recibíamos programas del Gobierno de Estados Unidos. Llegaban las trocas llenas de comida, de provisiones y en las iglesias nos lo repartían, entonces yo siempre tuve un gran aprecio a Estados Unidos y a su idioma. Cuando llegué aquí fui a la escuela a estudiarlo como segundo lenguaje, tomé más de 200 horas de clase.
P. ¿Ha sido víctima de prejuicios o racismo?
R. Creo que en California no estamos tan expuestos a eso. Pero te platico de una cosa que me pasó en el lugar donde trabajo. Ahí llega un señor que conozco desde hace 40 años. Siempre nos saludamos cuando llega. Cuando ganó Trump, como al mes llegó y me dijo, “tengo años de conocerte y todavía no hablas inglés”. Yo no le dije nada. Siempre me había hablado muy bien, pero con Trump cambió la percepción que tenía de mí. Antes me veía como persona, y esta vez no. Ya era un mexicano inculto, ignorante, idiota.
P. ¿Qué cambiarías de Estados Unidos?
R. Este es un país muy benigno, pero tiene que haber más control en todo. Creo que se respetan nuestros derechos, pero creo también que a veces abusamos nosotros de estos. No solo hay que exigir derechos, sino cumplir nuestras obligaciones de ser buenos ciudadanos. Debe haber más conciencia entre la comunidad hispana. Yo a mis compañeros les digo que en este país un inmigrante tiene los mismos derechos que el presidente.
P. ¿Dónde se ve en diez años?
R. Aquí. Dios quiera y esté saludable trabajando tres días por semana en mi trabajo, que me fascina.