Guerra al edadismo

En mayo Alejandra Rodríguez, de 60 años, se alzó con la corona de Miss Universo Buenos Aires, y en junio Marissa Teijo pasó a la historia como la concursante de mayor edad en Miss Texas con 71 años

Alejandra Rodríguez, de 60 años, compite en el certamen Miss Universo Argentina en Buenos Aires, en mayo de 2024.Gustavo Garello (AP)

Para derribar el edadismo, no hay nada más rotundo que demostrar que la belleza no tiene edad y que la experiencia añade inteligencia y belleza. Y así lo ha hecho el certamen de belleza Miss Universo, en pie desde 1952. En los últimos años, el concurso ha tomado decisiones que lo convierten en una competición mucho más inclusiva desde que en el 2012 se permitiera la participación de transexuales. En el 2018, fue la ganadora de España, Ángela Ponce, quien hizo historia al convertirse en la primera trans que participaba en el certamen. No obstante, los cambios se han ido acelerando desde que en el 2022 tomara las riendas Anne Jakapong Jakrajutatip, una tailandesa millonaria trans y defensora de los derechos LGTBIQ+, que se convirtió en la primera mujer en dirigir el concurso.

Al año después del cambio en la dirección ejecutiva del certamen, se anunció que se eliminaba la regla que obligaba a las participantes a ser mujeres solteras y sin hijos. Se convirtió también en un concurso sin limitación de edad, acabando con la restricción de que las candidatas debían de tener un máximo de 28 años. Esta apertura a la inclusividad ha permitido un concurso plural en consonancia con la sociedad actual, que invita a la normalización de otros arquetipos de belleza.

Así aparecen casos como el de Marissa Teijo, de 71 años y de origen mexicano. Teijo es una maestra de escuela retirada aficionada al fitness que ha pasado a la historia a ser la concursante de mayor edad en el certamen de Miss Texas. “Espero inspirar a las mujeres para que se esfuercen por estar lo mejor que puedan física y mentalmente y convencerse de que existe belleza a cualquier edad”, explicaba en su perfil de Instagram, mostrándose radiante enfundada en un vestido rojo antes de que se celebrara el certamen. No lo ganó, pero despertó mucha curiosidad mediática y dio pie a conversaciones en torno a uno de los grandes males de la sociedad actual: la discriminación por edad.

Una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas (prejuicios, estereotipos y pensamientos negativos basados en la edad), según un informe que las Naciones Unidas realizó en el 2021, lo que reduce de forma devastadora la calidad de vida (física y mental) de las personas mayores. Contribuye también a un mayor aislamiento social y a una mayor inseguridad financiera, propiciando desde depresiones a mayores tasas de muertes prematuras. El edadismo es un problema que repercute en el bienestar de la sociedad y al que toda la población, en mayor o menor medida, habrá de enfrentarse, ya que nadie puede evitar el envejecimiento.

Permitir que las participantes de Miss Universo, el referente por antonomasia de la belleza, abarque un abanico más amplio de edades significa que el perfil de las concursantes cambia considerablemente, redefiniendo así el concepto de belleza. Anteriormente, la mayoría de las candidatas eran estudiantes en la veintena, pero ahora pueden tener años, incluso décadas, de experiencia laboral. Esto complica la objetivación de la mujer. Era común en estos certámenes reírse abiertamente de la ignorancia de las candidatas, chicas muy jóvenes humilladas públicamente durante el turno de preguntas. Con frecuencia se las consideraba una belleza vacía, sin intelecto, abiertamente sexualizada, hasta el punto de cuestionar si podían tener alguna otra virtud.

Es el caso de Alejandra Rodríguez, una mujer de 60 años que se llevó el título de belleza Miss Buenos Aires, siendo, además, periodista y abogada. “Estoy muy feliz de estar representando este nuevo paradigma en los certámenes de belleza. Básicamente porque estamos inaugurando una nueva etapa en la cual la mujer no es solo la belleza física, sino otro conjunto de valores”, explicaba Rodríguez a la prensa argentina.

Valores como la autoestima, la experiencia, la seguridad y el desparpajo, atributos que en gran parte se adquieren con el tiempo en lugar de ser innatos. El certamen ahora ofrece la oportunidad de influir en la sociedad para enmarcar su pensamiento en un paradigma completamente diferente, inculcando el respeto hacia las mujeres maduras y admirando la belleza que han sabido preservar. También motiva a las mujeres a aceptar cada edad que cumplan, con la intención de cuidarse al máximo pero sin pretender luchar contra la naturaleza. E inculca a los hombres otros valores, para que sean capaces de apreciar una belleza más holística en lugar de una visión tan reductiva como la que se ha publicitado durante tantos años.

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