La selección de Estados Unidos busca construir su fortaleza
Una columna vertebral sólida y vertical ofrece una base para el equipo anfitrión, que busca sacar callo y hacerse fuerte en casa en sus últimos partidos competitivos de cara al Mundial de 2026, donde también será local
Hacer valer la localía. Ese es el nombre del juego para Estados Unidos en esta Copa América que se juega en sus campos. Es verdad que para cualquier anfitrión de cualquier torneo internacional es un objetivo básico, pero para un equipo con una plantilla sin superestrellas globales y con claras debilidades en defensa, se hace todavía más necesario ese factor externo a favor. Una afición ensordecedora, un apoyo que ofrezca un poco de oxígeno a los pulmones y fuerza en las piernas puede resultar crucial para este equipo, actual campeón de la CONCACAF Nations League que, lejos de ser favorito en este torneo de mayor calibre, tiene aspiraciones competitivas serias. Además, con el Mundial de 2026, cuando también serán locales, en el horizonte, la meta de hacerse fuertes en casa adquiere una dimensión mayor.
Sin embargo, la relación que pueda construir el equipo con la hinchada depende tanto de quienes alientan como de quienes juegan. Por eso Gregg Berhalter, el entrenador de la selección nacional estadounidense, no deposita todas sus esperanzas en una afición que es todavía una incógnita —entre los miles de fanáticos latinos en el país, no se sabe exactamente cuántos apoyarán a sus países de origen, cuántos a Estados Unidos, cuántos a ambos— y busca construir su fortaleza con 11 jugadores.
Ante la estable mejoría de la plantilla estadounidense con el paso de los años, Berhalter tiene a su disposición talento, calidad y buen físico, pero relativamente poca experiencia al máximo nivel de selecciones. Ahí entra la jerarquía de algunos de los jugadores más emblemáticos de la selección como el atacante Christian Pulisic o los mediocampistas Tyler Adams y Weston McKennie. Estos futbolistas, curtidos en las mejores ligas europeas, son la espina dorsal del equipo y la energía que aportan, su identidad. La gran incógnita está en la defensa. La titularidad del veterano central Tim Ream, líder de la zaga en el Mundial de Qatar, está en duda por sus pocos minutos en el Fulham esta temporada; y tampoco hay certeza sobre quién puede reemplazar a Sergiño Dest en el lateral derecho tras quedar descartado por una ruptura de ligamentos cruzados en abril.
El cuarto de máquinas es el probable tridente que ya se conoce como la MMA: McKennie, Musah y Adams. Estos tres jugadores ofrecen una muy completa mezcla de físico, presión y distribución limpia para generar ataques eficientes. Adams, el capitán del equipo, ha jugado apenas tres partidos con el Bournemouth de Andoni Iraola por culpa de una sucesión de lesiones que no le han permitido estar al 100% físicamente, pero de llegar en condiciones, que parece que será así, el puesto en el corazón del medio campo es indiscutiblemente suyo. Su experiencia en la Bundesliga y la Premier League, su excelente posicionamiento —que es un importante apoyo para la defensa—, visión de juego y, sobre todo, tranquilidad en posesión, sienta las bases para las transiciones del equipo. A cada lado lo acompañarán, si no hay sorpresas, dos jugadores de dos grandes de la Serie A: McKennie, que fue una pieza clave de la Juventus esta temporada, jugando 34 partidos de liga en la base del medio campo, ayudando al equipo alcanzar la tercera posición además de ganar la Copa Italia; y Yunus Musah, del AC Milan, que es considerado uno de los jóvenes mediocampistas más prometedores de las grandes ligas europeas gracias a su potencia física y calidad técnica, aunque este año figuró muy poco para los rossoneros. Entre los tres ofrecen un bloque central muy sólido, competitivo en los duelos y capaz de salir jugando.
Para Berhalter seguir construyendo una sintonía entre los tres es una prioridad. El entrenador ve la Copa América como un pase previo al Mundial, a nivel táctico pero también físico. “Estamos viendo los datos en estos partidos [de Copa América] comparados al Mundial y, desde un punto de vista físico, supera al Mundial en fisicalidad, duelos, faltas”, ha dicho Berhalter. “Es un torneo que es muy retador. Eso va a ayudar mucho a nuestros chicos para enfrentar ese tipo de intensidad” de cara al Mundial de 2026.
En la siguiente fila del equipo, los apellidos que probablemente figurarán en la lista de titulares son Pulisic y Reyna, dos todavía jóvenes promesas que aun no han cumplido del todo con su potencial. Pulisic fue el niño de oro desde sus tiempos brillando en Dortmund con apenas 17 años antes de partir al Chelsea, donde fue campeón de Champions. El verano pasado llegó al San Siro para reforzar al AC Milan y acaba de firmar su mejor temporada como profesional, anotando 12 veces en 36 partidos. El prospecto de coronarse en casa y como foco creativo del equipo será su gran motivación. Gio Reyna, por su parte, pasó una desastrosa temporada de préstamo con el Nottingham Forest y apenas sana una relación rota con Berhalter en Qatar. Pero el talento y calidad del jugador surgido también del Dortmund es un factor especial que probablemente le merezca la titularidad. Aunque Reyna también puede jugar más abajo, la dupla Pulisic-Reyna, si fluye, puede deleitar a los espectadores y hacerle daño a cualquier defensa. Especialmente si Folarin Balogun, un joven delantero muy rápido surgido de las inferiores del Arsenal, está entonado. Acaba de pasar una temporada regular con el Mónaco, pues aunque aportó siete goles para alcanzar la segunda posición de la Ligue1, no logró replicar los 21 goles que anotó con el Stade de Reims el año anterior, cuando estuvo de préstamo desde el equipo londinense. Sin duda este 9 tiene gol, la cosa será si se reencuentra con la portería con la camiseta de su selección puesta.
En el otro extremo del campo, las cosas parecen estar bastante menos claras. Con la baja de Sergiño Dest y la poca continuidad de Ream, dos de los cuatro de la zaga defensiva son una incógnita. El central Chris Richards, pieza fija de un Crystal Palace resurgido en la segunda mitad de la temporada de Premier, y Antonee Robinson, lateral izquierdo titular del Fulham, probablemente serán de los primeros nombres en la lista. Ambos tienen un perfil muy atlético y técnico. Berhalter tendrá que considerar qué características los complementan mejor para hacer su selección final. Con más razón después de que los cinco goles recibidos contra una Colombia campante en el primer amistoso previo a la Copa hayan hecho sonar las alarmas por la fragilidad defensiva.
Los primeros partidos para los anfitriones en el grupo C de la Copa América son contra Bolivia (23 de junio, en Arlington, Texas) y Panamá (27 de junio, en Atlanta, Georgia). En ambos partirán como favoritos y esperarán cumplir, o incluso superar, las expectativas para entrar al tercer partido en las mejores condiciones. Este, contra la Uruguay de Marcelo Bielsa el 1 de julio en Kansas City, pinta decisivo para ver quien se queda con el grupo y juega contra el segundo posicionado del grupo D, previsiblemente Colombia o Brasil. Estos serán los partidos que Berhalter espera le saquen callo a su equipo y, por qué no, construyan confianza para el plato fuerte que supondrá el Mundial más grande de la historia.