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PAN: recargándose a la derecha

Es tiempo de definiciones. El PAN ha tomado la suya y lo peor que le puede pasar es echarse para atrás

Después de años el PAN ha logrado colocar un tema: su nuevo rumbo. No es cualquier cosa. Esta semana se habló del panismo como no se había hecho en mucho tiempo. Las referencias al panismo solamente hacían en términos de fracaso, decadencia, inutilidad y corrupción. En tan solo un día, el blanquiazul pudo poner en la mesa sus objetivos, la difusión de un discu...

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Después de años el PAN ha logrado colocar un tema: su nuevo rumbo. No es cualquier cosa. Esta semana se habló del panismo como no se había hecho en mucho tiempo. Las referencias al panismo solamente hacían en términos de fracaso, decadencia, inutilidad y corrupción. En tan solo un día, el blanquiazul pudo poner en la mesa sus objetivos, la difusión de un discurso distinto y anunciar la búsqueda de una nueva presencia pública. Es decir, el PAN finalmente hizo lo que debe hacer un partido de oposición: hacer ruido en torno a sus dichos y sus causas. No hubo durante el anayismo hipócrita, fugitivo y decadente (con Damián Zepeda y Marko Cortés como dirigentes) un solo acto de estas características frente a López Obrador. Vivieron asolados, acorralados y espantados. Se puede estar de acuerdo o no con lo planteado por la dirigencia panista, pero el paso adelante es innegable.

Claro, no todo ha sido miel sobre hojuelas. La comentocracia, los columnistas y titulares de los medios los han tundido. De la misma manera que lo han hecho siempre desde hace décadas. Es un lugar común en la prensa mexicana mofarse de los panistas, de sus esfuerzos, de su ideología, de sus actores; les escamotean los triunfos y celebran sus derrotas. Así que si los critican articulistas de ayer hoy y siempre, es señal de que van por buen camino. Con la comentocracia mexicana se hace buena grilla, pero no se ganan elecciones.

Acción Nacional anunció que se convertía en un partido de derecha. Qué bueno que lo reconozca así. Para todos, desde hace años, el PAN ha sido el partido de la derecha, solamente el panismo decía que no. Ahora adoptó hasta una suerte de lema que lo pone en consonancia con las derechas que avanzan en otros países. Un partido de derecha no solamente es necesario en el espectro político, sino que tiene muy buenas posibilidades electorales en México. Nuestro país no ha tenido un presidente más conservador que López Obrador: un facho embozado en el nacional populismo. El tabasqueño hablaba sin tapujos de la familia y la religión, temas que parecían prohibidos para los panistas. La nueva agenda temática del PAN es vigente y la tiene que ejercer sin culpas y sin miramientos. Eso lo saben en el gobierno y en Morena, por eso han reaccionado de inmediato al anuncio. Nada tiene que hacer el PAN coqueteando con la izquierda y sí tiene que ir por los votantes de derecha que le ha robado Morena. El PAN representaba a las clases medias, y cuando dejó de hacerlo cayó en el vacío. Tiene que regresar por ellas.

Ahora bien, como de costumbre con el blanquiazul, sus planes pueden ser buenos, pero sus ejecuciones son pésimas. Es el caso de su lanzamiento. Decir que van a ir por los jóvenes está bien, se entiende que casi todas las fuerzas políticas quieren “llegarle” a la juventud. Hacerlo con videos de Enrique Krauze y José María Aznar se antoja poco impactante. No solo eso, también demuestra la falta de referentes internacionales del partido. En épocas de la derecha triunfante, ¿nada de Italia, de Alemania, del propio Estados Unidos? ¿Un mensaje de María Corina Machado? El PAN no encuentra con quién reflejarse en el exterior. Es parte de su extravío.

No había acabado de anunciar el fin de la alianza con el PRI y los panistas de Nuevo León decían que ellos sí irían en alianza con el priismo; no acababa de anunciar la dirigencia su enfrentamiento con el gobierno y el gobernador panista Mauricio Kuri decía que, si todos en Morena fueran como Sheinbaum, él sería de ese partido. Y lo peor: la dirigencia panista no atinó a defender su propio lema. Avergonzado e incómodo en las entrevistas en que le cuestionaban ser de derecha, el presidente panista terminó diciendo que va a defender a las familias de perritos. Un paso para adelante y tres pasos para atrás.

El PAN no tiene por qué ocultar su ideología y su pertenencia a un sector del espectro político. Debe salir del centro que hace décadas le dio triunfos pero que hoy no significa nada en el mercado electoral y situarse con claridad en un lado. EL PAN debe dejar de sentarse en el banquillo de los acusados para contestar los señalamientos de sus malquerientes y ser el que haga los cuestionamientos. Como opositor le corresponde la ofensiva y canalizar los esfuerzos que surjan alrededor de esa franja política.

Nada hay de extraño en que el panismo se sitúe a la derecha. Es el lugar que le corresponde. Esa opción está desde el inicio del partido, que fue fundado sobre dos columnas: la liberal, de Manuel Gómez Morín, y la conservadora-católica de Efraín González Luna. El panismo ya pasó por la etapa de Gómez Morín con éxitos y fracasos. Toca transitar por la otra. Bien lo dijo don Manuel porque sabía con quién se juntaba: “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados”.

Es tiempo de definiciones. El PAN ha tomado la suya y lo peor que le puede pasar es echarse para atrás.

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