De la patada
A mi hija de 8 años le impiden jugar la Copa Timón porque es un torneo varonil. En México aún hay torneos que excluyen a las niñas por ser niñas
Tengo unas gemelas de ocho años. Una juega fútbol desde hace dos. No hay nada más importante para ella. Para su fortuna, muy pequeña encontró su pasión. Una doble fortuna fue haber elegido para ella una escuela donde puede desarrollar sus habilidades y su fascinación por el deporte más popular del mundo.
Todavía no hay muchas ...
Tengo unas gemelas de ocho años. Una juega fútbol desde hace dos. No hay nada más importante para ella. Para su fortuna, muy pequeña encontró su pasión. Una doble fortuna fue haber elegido para ella una escuela donde puede desarrollar sus habilidades y su fascinación por el deporte más popular del mundo.
Todavía no hay muchas niñas de esa edad que jueguen fútbol. Por eso, la mía lo hace en un equipo de niños. Entrena con ellos y participa en los torneos inter escolares que se organizan cada año. Sus amigos nunca han hecho una diferencia con respecto de ella. Nunca ha sido ella, es uno más, otro, un igual. Así la tratan, con afecto y con respeto, como lo harían con cualquier otro compañero.
Muy pocas veces, pero con enorme gusto, hemos visto a alguna otra niña en la cancha, con la escuadra contrincante.
Su padre y yo siempre hemos sabido que llegará el día en que nuestra hija tendrá que despedirse de sus amigos para formar parte de un equipo femenil. Como faltan años para eso, no buscamos otro lugar para que ella juegue sin complejos y en igualdad de circunstancias, como lo ha hecho hasta ahora. De hecho, su equipo nos parece una vía ideal para reforzar su educación en el feminismo. Y los padres de sus compañeros han sido los mejores aliados, porque ellos también quieren formar niños que, en su adultez, darán a las mujeres el mismo lugar que a sus pares hombres.
Todo iba muy bien hasta hace unas semanas, cuando terminó un curso de verano planeado por los padres de familia, y acordamos reforzar el entrenamiento escolar inscribiendo al equipo en un conocido torneo, la Copa Timón, que organiza Pokal (auspiciada por el Regnum Christi), celebrada en las instalaciones de la Universidad Anáhuac del Sur, y que patrocina CI Banco. Después de completar los trámites para el registro del equipo, nos informaron que mi hija no podía jugar porque se trata de una copa varonil. Es decir, porque es niña. Y nos convidaron a que la anotáramos en un equipo femenil, un equipo al que ella no pertenece.
Los padres de sus compañeros dijeron que no. Su entrenador está buscando opciones incluyentes --que las hay-- de torneos en los que mi hija pueda jugar con su equipo mixto. Todos tuvimos que explicarles este absurdo a niños de ocho años, que lo aceptaron con mucha tristeza y más camaradería.
Le platiqué el incidente a Gabriela Warkentin y a Javier Risco. Ambos saben y hablan con frecuencia de fútbol femenino en la radio. No voy a detenerme en lo que ocurrió en redes sociales porque ahí escasean las discusiones serias, pero algunos usuarios me acusaron de hacer un “berrinche” y me mandaron, como los de la Copa Timón, a buscarle a mi hija un equipo y un torneo femenil.
Lo comenté también con Paulina Chavira, conductora de Encanchadas, y me contó que nuestra liga femenil piensa darles la opción a las niñas para que jueguen en equipos mixtos hasta la adolescencia.
Adrián Gutiérrez entrena niños deportistas; a golfistas en la NCAA y en categorias juveniles, sobre todo, pero pasó muchos años en el mundo del fútbol. Ha sido comentarista para ESPN, FOX y TDN y es experto en entrenamiento mental de atletas. Él, como otros entrenadores con los que he hablado, sostiene que niñas y niños no son diferentes hasta los 11 años para las niñas y los 13 para los niños, cuando se desata la etapa de crecimiento acelerado (en la pubertad). Es más, “en ese momento las niñas ganan estatura y desarrollan sus músculos antes que los niños de la misma edad”. La diferencia real ocurre de los 13 a los 16, cuando los niños ganan fuerza, velocidad, altura y peso.
Mientras tanto, no hay diferencia en el entrenamiento antes de los 10 años. Y tampoco motivo para excluir a una niña de una copa como Timón. Es a más tardar a los 13 años cuando se recomienda que compitan por separado.
Pensé que los sucesos alrededor de la coronación de la selección española, ensombrecida por el grotesco comportamiento de Luis Rubiales, nos había dejado una lección sobre el machismo. Pero no. El mundo cambia a otra velocidad. En el FC24 se podrá jugar con equipos mixtos, con las leyendas del fútbol femenil y varonil, pero en México todavía hay torneos donde excluyen a niñas por ser niñas.
Esto no es una rabieta. Ya expliqué que nuestro equipo no va a participar en la Copa Timón. Para nosotros, ahora la batalla será buscar que estos torneos, que actualicen reglas irracionales para abrir espacios para que más niñas jueguen fútbol y para que los niños aprendan a incluir a sus compañeras desde pequeños.
Mi hija, por lo pronto, está librando su primera justa mucho antes de lo que pensamos. Y ha derribado su primera barrera arropada, por niños, sí, niños -con o- que no serán Rubiales porque sus padres les guían por un camino tan justo para ellos como para ellas.
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