Hidalgo, el PRI ante la pérdida de su gran bastión
En este Estado del centro de México nunca ha gobernado otro partido. Ahora los sondeos dan como favorito al candidato de la coalición de Morena, Julio Menchaca, en medio de la polémica y las denuncias judiciales
La pasarela política de moda se ha instalado en Pachuca de Soto. Por allí han agitado pasiones Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto o Mario Delgado. Todos los nombres que suenan a suceder a Andrés Manuel López Obrador —y los que no suenan— acudieron a Hidalgo a arropar a Julio Menchaca, candidato de Juntos Hacemos Historia, la coalición de Morena, el Partido del Trabajo y Nueva Alianza. El desembarco de los pesos pesados de Mo...
La pasarela política de moda se ha instalado en Pachuca de Soto. Por allí han agitado pasiones Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto o Mario Delgado. Todos los nombres que suenan a suceder a Andrés Manuel López Obrador —y los que no suenan— acudieron a Hidalgo a arropar a Julio Menchaca, candidato de Juntos Hacemos Historia, la coalición de Morena, el Partido del Trabajo y Nueva Alianza. El desembarco de los pesos pesados de Morena no esconde el objetivo: arrebatar al PRI el Estado que ha gobernado durante más de 90 años. La maniobra ha sido criticada y denunciada ante el Tribunal Electoral por los priistas, que acusan el mal uso de los recursos públicos. Entre la polémica y las demandas judiciales, las encuestas dan como favorito a Menchaca y dejan la continuidad en vilo hasta el 5 de junio.
Los sondeos hablan claro en este Estado de tres millones de personas. La diferencia entre Julio Menchaca y Carolina Viggiano se ha ampliado con el paso de las semanas. Hasta el punto de quiebre que el último de El Universal —basado en 1.000 entrevistas— da casi 40 puntos de ventaja al morenista, el de Reforma le otorga a Menchaca una distancia de 29. Preguntada por EL PAÍS por estas predicciones, la candidata de Va por México, la coalición del PRI, PAN y PRD, Carolina Viggiano, las tacha de falsas: “Son encuestas que se compraron en paquete. Nosotros tenemos nuestras mediciones y no solo los alcanzamos sino que los rebasamos”.
El doctor en Política Juan Antonio Taguenca considera que “ese amplio margen de mayoría es muy difícil de remontar”: “Cuanto mayor sea la ventaja, menos se va a judicializar el resultado, si no, se corre el riesgo de que los tribunales electorales acaben decidiendo la elección”. El experto de la Universidad Autónoma del Estado de Hidaglo (UAEH) identifica varios factores que apuntalan esta tendencia. Por un lado, está el efecto de arrastre de voto del presidente López Obrador, recordado con la visita de todos los cuadros nacionales a Hidalgo, y por otro, las deficiencias de la coalición Va por México.
“Durante muchos años los líderes panistas locales han estado en conflicto y no ha habido liderazgos fuertes. Por su parte, el PRD se hundió a nivel nacional y no se recuperó a nivel local, con muchas fugas a Morena. Y el PRI es el partido histórico y el partido fuerte, pero tampoco ha habido una unidad tan clara en esta elección: la candidata fue impuesta a nivel nacional sin consenso de los líderes locales, que apostaban por otros, como el alcalde de Mineral de la Reforma, que era a quien apoyaba el gobernador actual, por eso no ha habido el gran apoyo de parte del Gobierno de Estado”, desgrana Taguenca, autor de numerosos estudios sobre la política hidalguense.
Hidalgo es una entidad, junto al Estado de México y Coahuila, donde solo ha gobernado el PRI. Los 93 años de mandato ininterrumpido convierten a esta región del centro del país en el bastión fuerte del viejo partido, casi en una aldea gala entre la marea de la 4T que está cubriendo México. Estado rural, de esencia agraria, dominado durante décadas por las grandes familias, de Hidalgo han salido algunos de los nombres claves de la política federal del PRI, como Miguel Ángel Osorio Chong o Jesús Murillo Karam.
El actual gobernador, Omar Fayad, pertenece a uno de estos linajes. Pero en esta elección no ha jugado el papel que los priistas esperaban. Tanto, que el presidente del partido, Alejandro Moreno, lo acusó de “deslealtad” por su cercanía con López Obrador: “Quedó evidenciada al entregarse de rodillas con el Gobierno de Morena”, escribió en su Twitter en diciembre. Viggiano ha tratado de quitarle peso: “El gobernador es un compañero de partido, sé que quiere que yo gane, porque somos la mejor opción”.
La de Fayad es solo una de las ausencias en la campaña de la candidata, también secretaria del PRI, quien solo ha recibido en su plaza a Osorio Chong y al presidente del PAN, Marko Cortés. Dos nombres que no pueden competir con el peso de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, las gobernadoras de Colima y Campeche, el secretario de Exteriores y el de Gobernación, o el líder de Morena en el Senado. Tratando de darle la vuelta, Viggiano interpreta esta presencia morenista como un síntoma de debilidad de Menchaca: “Se les está cayendo el candidato y están nerviosos, por eso nos han enviado a todo el Gobierno federal. Nos han tenido empachados, mientras ellos abandonaban sus funciones y distraían los recursos públicos”. El PRI ha denunciado estas situaciones al Tribunal Electoral que, por ejemplo, obligó a Ebrard a bajar una serie de tuits de apoyo al candidato de Morena.
“Un Gobierno priista con la etiqueta de Morena”
La pequeña entidad, que aporta solo el 1,5% del PIB nacional, presenta altos índices de marginación, especialmente donde se concentran los pueblos originarios, en la Huasteca hidalguense o el valle del Mezquital. “En el Estado hay mucho rezago social, mucha pobreza, los salarios son muy bajos. La situación económica se presta mucho a los clientelismos políticos, lo que explica la predominancia política de un solo partido durante tanto tiempo”, detalla el investigador Taguenca. Un análisis de la organización México Cómo Vamos apunta que Hidalgo es el cuarto Estado con más informalidad laboral (el 67,8%), donde el 48% de su población no tiene los ingresos laborales suficientes para cubrir las necesidades alimentarias mínimas. Por esa razón, las propuestas de los dos principales candidatos apuestan por convertir a Hidalgo en un polo de inversión y aprovechar su cercanía con Ciudad de México—menos de 100 kilómetros— para aupar el Estado como potencia.
Una derrota del PRI en uno de sus baluartes —una posibilidad que rechaza Viggiano: “Yo nunca he pensado en perder la elección”— abriría un panorama alentador para Morena, que ya gobierna en 17 Estados y las encuestas le dan una amplia ventaja en otros cuatro (Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas) para este domingo. Esta posibilidad preocupa al doctor en Ciencias Sociales y Políticas Juan Antonio Taguenca: “El contrapeso estatal es importante para la democracia. Ya hay muchos visos de centralización y es preocupante esa tendencia a otro monopolio político”. Sin embargo, pese a la probable alternancia en el Gobierno de Hidalgo, el experto no vaticina un cambio real: “Las raíces de Julio [Menchaca]son priistas, él sale del priismo, ahí hizo su carrera política. Es decir, va a haber un gobierno priista con la etiqueta de Morena”. El equipo de Menchaca ha rechazado contestar a las preguntas de este periódico.
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