La plegaria que cruza lo político y lo religioso: “Señor Jesús, evita que México quede atrapado en la cultura de la muerte”
En las iglesias mexicanas se reparte una oración que recoge el sentir ciudadano ante la situación de violencia en el país y las demandas de seguridad al Gobierno. “Quien lo haya escrito recoge el sentir de muchos mexicanos”, dice la Iglesia católica
En una iglesia al norte de Ciudad de México, una oración se distribuye entre los asistentes a la celebración en honor a la Virgen de Guadalupe: “Señor Jesús, ante las graves amenazas que vivimos hoy en México, por la propuesta de leyes que amenazan la fe que tú nos has revelado, la polarización política y la violencia generalizada, pedimos tu intervención para evitar que México quede atrapado en la cultura del silencio, la mentira y la muerte, que estas amenazas imponen”. Los feligreses la repiten al unísono. Las demandas sociales de más seguridad para el país han encontrado un lugar en el fervor de los fieles católicos que han puesto en manos de la patrona de los mexicanos sus mayores problemas. La plegaria pisan la línea que divide el terreno político del espiritual. “Virgen santísima de Guadalupe, reina de México, salva nuestra patria y protege nuestra fe”, se escucha en la iglesia. En la misma semana, la presidenta Claudia Sheinbaum reconocía que se había trasladado al Vaticano la petición de que el papa León XIV visite México el próximo año, como actor de peso para la lucha contra la violencia.
La oración, que no tiene remitente, pasa lista a una serie de temas polémicos de la vida pública. Las mujeres que dirigen los rezos adjudican la autoría al cura de la parroquia, al que no se ha logrado contactar. No es una práctica respaldada por las autoridades eclesiásticas, pero tampoco prohibida. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) niega estar detrás, pero no ve falta alguna en las expresiones. “Es una iniciativa de oración por cosas que le duelen al pueblo. Quien lo haya escrito recoge el sentir de muchos mexicanos”, ha sostenido el vocero de la Iglesia católica en México, monseñor Héctor Mario Pérez Villarreal, obispo auxiliar de México.
En la Basílica de Guadalupe, el santuario mariano más importante y visitado del mundo, cada hora da inicio un acto litúrgico, equivalente al número de sermones que los sacerdotes dirigen a los asistentes, delineados por el mismo trazo. “Cuando parece desaparecer la paz, porque estamos atravesando un momento de frustración, de incertidumbre porque no hay trabajo...”, se escucha al clérigo, en un mensaje de contenido similar sobre las carencias del pueblo mexicano. Para el subdirector de Radio y Televisión del Arzobispado de México y sacerdote de la Arquidiócesis de México, José de Jesús Aguilar, estas expresiones son naturales y responden al clamor de los fieles. “En la basílica se acogen todas las situaciones que vive la sociedad. La gente pide por tener trabajo, porque regrese su desaparecido, porque haya justicia. Quien preside acoge todas estas peticiones y hace que la gente sienta escuchadas sus necesidades, se sienta acogida, que sienta que la Iglesia está respondiendo a sus miedos y necesidades”, refiere el religioso.
La plegaria a la Virgen del Tepeyac por la patria y la fe eleva el tono. “Señor, infunde en nosotros, tus hijos, espíritu de unidad para salvar a México”, remata la oración que, según Pérez Villarreal, “representa las inquietudes válidas de un mexicano católico”, pero no es la voz de la Iglesia. La súplica se mantiene en calidad de anónima, mientras las autoridades atribuyen la distribución a los fieles. “Se ve un ciudadano mexicano, católico, expresando el dolor que siente por lo que se está viviendo en México”, refiere el vocero. La idea de que venga de algún ministro religioso tampoco es motivo de alboroto, sostiene: “Aunque viniera de un sacerdote, no expresa nada que esté en contra de la doctrina. Le está pidiendo a la Virgen de Guadalupe la intercesión por los problemas de México, no habla de ningún partido”, ha añadido el prelado.
La oración, de procedencia desconocida, ha logrado recoger la posición de la Iglesia a temas coyunturales. La presentación de propuestas de reforma desde el oficialismo ha tensado la relación con la Iglesia más de lo que se puede ver, como las que limitan la libertad de opinión de los religiosos que atrajo el ojo público, lo suficiente para que Arturo Ávila, vocero de Morena en el Congreso mexicano, retirara su propuesta que obligaba a sacerdotes, pastores y ministros de culto que difundieran contenido en redes sociales o plataformas multimedia a registrarse e informar sobre sus contenidos ante la Secretaría de Gobernación y una agencia digital. El argumento detrás de la pretendida y descartada reforma era la difusión de discursos de odio desde el ámbito religioso. “La oración refiere las leyes que amenazan la fe, como pudo ser la de Arturo Ávila últimamente, la confusión provocada por la ideología de género tan metida en los libros de texto, la polarización política es evidente, la violencia generalizada es evidente”, defiende el vocero.
La defensa ha llegado de todos los frentes. “La Iglesia tiene su propia opinión; eso no significa que se meta en partidos políticos, simplemente hace un análisis de la realidad”, recalca Aguilar. En la parroquia de San Cosme y San Damián, desde donde el sacerdote despacha, no se han entregado panfletos o estampas, pero sí hay un malestar generalizado, ha comentado. “Todos esperan que el Gobierno, sea de cualquier partido, resuelva esta situación y no culpe únicamente a gobiernos anteriores, sino que enfrente el momento actual”.
En el mismo templo, se ha develado una escultura de un águila y una serpiente, símbolo de la bandera mexicana. “Es para invitar a la gente para que, antes de entrar a la iglesia, recuerde que siempre hay que pedir por nuestro país, sentirnos orgullosos de él y entender que no puede avanzar sin el compromiso de los mexicanos, de los creyentes”, detalla Aguilar. Ahí mismo se ha colocado la figura de una mujer cubierta con un rebozo, arrodillada, orando y en la búsqueda de algo. “La patria llora por tus hijos”, la han titulado. Un homenaje a los desaparecidos y a sus familias que los buscan sin cansancio. “La historia nos afecta; el católico tiene los pies en la tierra, en una tierra que ahorita le duele”, zanja el vocero sobre el mensaje que se mueve entre feligreses y que esperan que tenga eco más arriba.