Los socavones de Iztapalapa: una herida que no se cierra en Ciudad de México
Vecinos denuncian años de abandono y expertos advierten de que estos incidentes son recurrentes debido a las fugas de agua en las cañerías de la capital
Los socavones, cada vez más grandes y peligrosos, son el día a día de los habitantes de la populosa colonia Renovación de Iztapalapa. El más reciente acaparó mucha atención en la última semana por los videos que recorrieron en las redes sociales, en los que se ve cómo se abre un hoyo enorme en mitad de una calle que se traga un camión entero de refrescos Jarritos. Pero lejos de ser una anécdota barrial, es un mal recurrente en ciertos sectores de Ciudad de México que están hartos de denunciar el abandono de las autoridades. Solo en ese vecindario, hogar de una buena parte de comerciantes informales o trabajadores que viven al día, se han abierto siete socavones en dos años. Según expertos en ingeniería civil, el suelo no va a dejar de hundirse mientras siga habiendo fugas de agua en el viejo sistema de tuberías subterráneas.
La vida en esa colonia transcurre normalmente entre puestos ambulantes y patios llenos de costales con plásticos, cartón y metales, pues muchos vecinos son vendedores en tianguis o se dedican al reciclaje. Pero esa rutina se torció el pasado sábado para Carmen Luna, Victoria Martínez y Paula Valdez, también comerciantes. Fueron desalojadas de sus domicilios después de que apareciera un enorme cráter a unos pasos de su puerta. Ahora duermen en hoteles y albergues que les ofreció el Gobierno. “Se sintió como un temblor, cimbró el piso y cuando salimos a revisar ya no había calle, había un hoyo con el camión atorado”, describe Martínez. “Nos dijeron que no podemos volver hasta que terminen las obras y revisen nuestras casas porque ahora no es seguro. No puedo trabajar porque mi mercancía se quedó adentro”, relata Luna. Hay ocho familias evacuadas a quienes les dieron un tiempo de reparación estimado de un mes, mientras las obras continúan día y noche en la calle cinco, que ahora está ocupada por grúas y trabajadores. A los pocos días, un camión de basura cayó en un socavón de otro barrio de la misma alcaldía.
Las mujeres señalan una esquina, a escasos metros de donde el suelo sigue hundido, en la que hasta hace unos meses estaba el socavón anterior. Su reparación, que terminó el pasado febrero, tomó más de un año. Hace un par de meses se abrió un cráter en la calzada Ignacio Zaragoza y semanas más atrás, pasó lo mismo en la alcaldía Magdalena Contreras. Son solo algunos ejemplos de los 164 socavones que han aparecido en diferentes puntos de la capital mexicana en lo que va del año, que ya superan los 130 de 2024, según datos de Segiagua. A lo largo de los años, además de camiones, estos tremendos agujeros se han tragado autos particulares, personas y casas.
Reparar un socavón es costoso y complejo: no basta con rellenar el hueco, sino que se deben cambiar las tuberías dañadas, estabilizar el terreno y reforzar la estructura vial, lo que implica tiempo y recursos. En lo que va del año, el Gobierno ha gastado al menos 100 millones de pesos en reparación de estos hoyos, según la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Segiagua). Las obras en Renovación han iniciado reforzando las paredes que brindan soporte para evitar desgajamientos. “Tienen que apresurarse para asegurar que el hueco no se expanda a las casas”, advierte Álvaro Ortiz, jefe del Departamento de Construcción de la División de Ingenierías Civil y Geomática de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Los vecinos de la zona han acudido recurrentemente a las autoridades en busca de una solución definitiva, pero se sienten ignorados. En marzo formalizaron sus quejas, a las que ha accedido EL PAÍS: “El socavón ha afectado a más de 32 domicilios y a más de 60 familias, por lo cual, apelando a nuestro derecho de vivienda digna, seguridad, salud y protección, solicitamos respetuosamente su apoyo. Nuestros domicilios penden de un hilo, ya que la situación ha dañado el drenaje de nuestra calle, ubicándonos en la posibilidad de que este estalle y perjudique todo lo que está sobre él, nuestras casas, familias, negocios, así como todo el esfuerzo que cada vecino ha puesto sobre la construcción de su hogar”.
Los oficios firmados por 80 familias fueron remitidos a varias dependencias, entre ellas, la Segiagua, la alcaldesa de Iztapalapa, Aleida Alavez Ruiz, la directora general de obras de la alcaldía, Maribel Mejía Zepeda y la jefa de Gobierno, Clara Brugada. Pero nada frenó que se abriera de nuevo el suelo bajo sus pies esta semana. El último acercamiento con las autoridades ocurrió apenas 10 días antes de que se abriera el socavón más reciente, cuando acudieron a las mesas de diálogo con la jefa de Gobierno en el Zócalo. Los funcionarios de Segiagua respondieron que atenderían el caso, pero les ganó el tiempo. “No es justo. Esta vez lo que se perdió fueron los refrescos, pero pudo ser un microbús lleno de gente y convertirse en tragedia. Lo que más duele es ver que estamos olvidados”, reclama un joven que atiende un negocio frente al socavón.
El agua que se escurre bajo la ciudad
El socavón de la colonia Renovación mide 12 metros de diámetro, ocho de profundidad y lo ocasionó la ruptura de una tubería de 2,4 metros de grosor. “En esa tubería cabe perfectamente una persona de pie. Es mucha el agua que corre por ahí y la fuerza que tiene”, señala Ortiz.
Para los expertos es un problema que viene de fondo. Jesús Sánchez, ingeniero civil de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, explica que los socavones aparecen porque el suelo se va desgastando poco a poco. “El agua, ya sea en la superficie o de manera subterránea, arrastra la tierra. Si las tuberías tienen fugas, esa agua se filtra, se lleva el material del suelo y con el tiempo se forma un hueco que termina por hundirse”, dice. En Ciudad de México se detectan casi 100 fugas no visibles por semana y los especialistas calculan que el 40% del agua de la capital se pierde en esta problemática.
Los socavones no son baches grandes. Se forman desde abajo y se hunden varios metros de un momento a otro. Los factores que los detonan suelen combinarse: las fugas, el tránsito de vehículos pesados y las lluvias. En Renovación se combinan todas, pues son calles donde circulan pipas, camiones y transporte público, y aparece una fuga tras otra. “Los socavones ya existen como huecos en el subsuelo, aunque no los veamos. En temporada de lluvias aumenta el flujo de agua y por eso aparecen con más frecuencia”, añade Sánchez.
La capital ha afrontado una temporada de lluvias que ha roto todos los récords. Desde junio hasta el mes en curso, continúan los encharcamientos e inundaciones que se repiten dos o tres veces por semana. José Mario Esparza, titular de la Segiagua, explicó durante las obras del hueco en Iztapalapa, que toda esa agua favorece la aparición de hundimientos.
Aunque las precipitaciones influyen, también es posible hacer un trabajo de prevención, advierten los expertos. En la colonia Renovación, como en muchas otras zonas de la ciudad, las tuberías tienen entre 30 y 40 años, están desgastadas y carecen de mantenimiento. Los ingenieros explican que cuando existe una zona como este barrio, donde los socavones se repiten, se puede prevenir con estudios del subsuelo e identificando lugares vulnerables sin necesidad de excavar, con georradar o técnicas de geofísica que funcionan “como una radiografía del terreno”.
“La solución siempre es la planeación. Si esperamos a que lleguen las lluvias, los socavones nos sorprenden y obligan a respuestas de emergencia. Sería mejor establecer campañas periódicas de revisión y mantenimiento”, apunta Ortiz. El especialista recomienda invertir en mantenimiento preventivo, monitorear las zonas de mayor riesgo y responder con rapidez cuando aparecen los primeros hundimientos. “La gente piensa que los socavones son un accidente repentino, pero en realidad son el resultado de años de descuido en la infraestructura”, concluye.