Asesinado en Chilpancingo el presidente del patronato de la Feria de San Mateo
Criminales llegaron a la iglesia donde estaba Martín Roberto Ramírez y le tirotearon en la puerta. El crimen en Guerrero ha aumentado este año, con homicidios de alto impacto, como el del alcalde de la capital, en octubre
Criminales asesinaron a balazos este martes en Chilpancingo al presidente del patronato de la Feria de San Mateo, Martín Roberto Ramírez. El ataque ocurrió por la tarde, horas antes de Nochebuena, en el mismo barrio de San Mateo, uno de los más antiguos de la capital de Guerrero. El asesinato de Ramírez ilustra la inseguridad que ha vivido el Estado en el último año, con un aumento generalizado de la violencia homicida, con casos de gran impacto como la decapitación del alcalde de la capital, Alejandro Arcos, en octubre.
Según la prensa local, los criminales que asesinaron a Ramírez llegaron a la plazoleta del barrio, donde el presidente del patronato andaba con un grupo de gente, antes de la celebración del Teopancalaquis, una de las tradiciones de la feria, que el año que viene cumple 200 años. Serían pasadas las 18.00, cuando los atacantes se abrieron paso y dispararon contra la víctima, que murió poco después. En un mensaje publicado en su cuenta de X, la gobernadora, Evelyn Salgado, ha calificado el ataque de “inadmisible”.
La mandataria estatal, de Morena, ha dicho además que el ataque no quedará impune. “He solicitado de manera expedita a la Fiscalía General del Estado llevar a cabo una investigación clara y eficaz, para garantizar la justicia y castigar a los responsables de este reprobable hecho”, ha escrito. Por su lado, la Fiscalía ha informado de que en el ataque, otra persona murió y una más resultó herida. La “Policía Investigadora Ministerial se encuentra realizando las primeras indagatorias. Asimismo, personal de la Coordinación de Servicios Periciales fue desplegado en el sitio para realizar el levantamiento de los indicios correspondientes”, ha señalado la dependencia.
Hasta finales de noviembre, Guerrero acumulaba 1.658 asesinatos, número que refrenda el repunte de 2023, cuando el Estado contó 1.704, ya cerrado el año. Son datos alejados todavía de los registrados entre 2015 y 2018, cuando Guerrero superó varias veces los 2.000 asesinatos anuales y en dos ocasiones, incluso, más de 2.500. Pero los datos no acaban de reflejar la situación. El asesinato de Ramírez habla de la impunidad que vive Guerrero y México, en general, donde perpetrar un asesinato puede salir gratis a los autores, dada la incapacidad del sistema de justicia.
Solo en los casos de alto impacto, las autoridades espolean sus mecanismos, tratando de dar uma imagen de efectividad, por lo menos durante los primeros momentos después del hecho delictivo, con la sociedad pendiente. Es el caso, por ejemplo, del alcalde Arcos, asesinado en octubre. Elegido en verano, Arcos acababa de tomar posesión cuando lo mataron. El primer edil acudió a una reunión a una zona rural de Chilpancingo, controlada por Los Ardillos, detalles que hacen pensar a los investigadores que este grupo criminal estaría detrás del asesinato.
El cuerpo de Arcos apareció decapitado en la capital, en una camioneta, horas después de acudir a la reunión, a la que fue sin escoltas. El escándalo fue enorme, ya no solo por la ejecución, sino por las formas, por el espectáculo que hicieron los asesinos con el cuerpo inerte del alcalde. Días después del asesinato, la Fiscalía detuvo al jefe de policía de Chilpancingo en funciones, Germán Reyes. Las autoridades identificaron supuestamente el vínculo entre Reyes y Los Ardillos, presuntos responsables del asesinato. Reyes permanece en prisión, a la espera del juicio.