Las autoridades detienen a cuatro policías de Taxco y seis agentes irregulares por el secuestro de seis personas

La Fiscalía zanja los rumores de las últimas horas, después del gran operativo del miércoles en el municipio, golpeado por la violencia en los últimos meses. Cinco jóvenes siguen desaparecidos

Policías realizan un recorrido por la ciudad de Taxco, en el Estado de Guerrero, en enero de 2024.SSP GUERRERO

Autoridades federales y del Estado de Guerrero han asumido la seguridad en el municipio de Taxco, en el norte de la región, tras la detención de cuatro policías y seis agentes irregulares, por el secuestro de seis personas, en la madrugada del sábado al domingo. Cinco de los seis siguen desaparecidos. Desde la tarde del miércoles, medios locales han informado de la situación en la localidad, que al parecer ha movilizado a decenas de efectivos federales, además de un helicóptero. Taxco vive envuelto en dinámicas violentas desde hace meses.

En un comunicado liberado este jueves a mediodía, la Fiscalía local ha informado de las detenciones. “En cumplimiento a una orden de cateo expedida por la autoridad competente en un inmueble que alberga las instalaciones de seguridad pública, tránsito y protección civil del municipio de Taxco de Alarcón, el 28 de agosto de 2024, se logró la liberación de una persona que se encontraba dentro de dicho inmueble privada de su libertad”. La fiscalía ha detenido allí a tres policías y los seis agentes irregulares. Un vocero de la dependencia ha aclarado a EL PAÍS que continúan trabajando, para ubicar a los cinco jóvenes desaparecidos.

Por su lado, el Gobierno municipal ha señalado su extrañeza ante el operativo policial, del que, denuncia, no avisaron a las autoridades locales. El texto señala que los agentes participantes del operativo llegaron a las instalaciones del C-2, denominación que suele darse al centro de control policial de los municipios, desde donde se monitorean las cámaras de vigilancia y se concentran parte de los trabajadores de las corporaciones de seguridad.

En el caso de Taxco, el C-2 alberga las áreas de Seguridad Pública, Protección Civil y Tránsito. El comunicado del Gobierno municipal señala que los agentes del operativo, que no se identificaron, “retuvieron a mujeres y hombres que forman parte de estas tres corporaciones, sin dar a conocer el motivo”. El texto no aclara a cuántas personas retuvieron y qué hicieron con ellas. El alcalde, Mario Figueroa, y sus regidores piden a las autoridades del Estado que explique en qué situación se encuentran los retenidos.

Por su cercanía geográfica y por la aparente similitud entre ambos casos, lo ocurrido en Taxco evoca la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en la cercana ciudad de Iguala, tragedia de la que se cumplen 10 años en septiembre. Las diferencias son muchas, empezando por la falta de información del caso de Taxco, en el que se ignora incluso cuántos desaparecidos hay y en qué circunstancias desaparecieron. Medios locales han señalado que agentes municipales a los desaparecidos de uno o varios bares de Taxco, pueblo de gran atracción turística.

Aunque haya diferencias, las similitudes abruman. Desde hace algo más de un año, Taxco vive a la expectativa del humor de los grupos criminales que pelean por negocios regionales. En enero, el municipio vivió un toque de queda oficioso, debido a la pugna de los grupos por el control de las rutas de transporte. Llena de vida y turistas, sus calles aparecían desiertas, situación parecida a la que vivían otros importantes centros urbanos del Estado, como Acapulco y Chilpancingo. El problema se solucionó, aparentemente, gracias a la intervención de religiosos, que habrían forzado una tregua entre los grupos.

Pero la violencia estaba lejos de detenerse. En febrero, criminales atacaron a balazos al alcalde Figueroa, de Movimiento Ciudadano, que en junio ganó de nuevo las elecciones a la presidencia municipal. Días después del ataque contra Figueroa, criminales asesinaron al comisario de una de las comunidades del municipio, Alfonso Cano. El comisario había denunciado la inseguridad en la zona, concretamente al grupo criminal La Familia Michoacana, una de las organizaciones en pugna en la región, junto a Los Tlacos.

El caso de la niña Camila, asesinada en marzo por unos vecinos, causó conmoción nacional. La niña, de ocho años, había quedado de ir a jugar a casa de una amiga, vecina suya. La niña fue, pero ya no se le volvió a ver con vida. Su cuerpo apareció en una carretera del municipio, provocando una ola de indignación en Taxco. Decenas de vecinos investigaron por su cuenta y acabaron linchando a algunos de los presuntos perpetradores, familiares de la amiga de Camila. Ajeno a las dinámicas del crimen organizado, la brutalidad del caso, primero contra la niña y luego contra los presuntos asesinos y sus cómplices, reflejan el sentir social local.

Apúntese gratis a la newsletter de EL PAÍS México y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país.


Sobre la firma

Más información

Archivado En