López Obrador da el banderazo de salida al Tren Maya
El presidente inaugura la primera etapa de Campeche a Cancún, de 473 kilómetros, como una “obra magna” y minimiza la oposición al proyecto como “politiquería”
Se estrena el Tren Maya y dentro de la estación San Francisco de Campeche, este viernes es un “día de júbilo, de desborde”. El presidente Andrés Manuel López Obrador entra en un inmueble amplio, solo ocupado todavía por militares, funcionarios y periodistas, para inaugurar la primera etapa de su proyecto estrella. Son 473 kilómetros entre Campeche y Cancún, con 14 estaciones, de una obra que tendrá más de 1.550 y que el mandatario ha calificado como “magna”. “No exageramos. No hay un...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Se estrena el Tren Maya y dentro de la estación San Francisco de Campeche, este viernes es un “día de júbilo, de desborde”. El presidente Andrés Manuel López Obrador entra en un inmueble amplio, solo ocupado todavía por militares, funcionarios y periodistas, para inaugurar la primera etapa de su proyecto estrella. Son 473 kilómetros entre Campeche y Cancún, con 14 estaciones, de una obra que tendrá más de 1.550 y que el mandatario ha calificado como “magna”. “No exageramos. No hay una obra así en la actualidad en el mundo”, ha dicho López Obrador. En esta jornada “histórica” no hay cabida para las críticas medioambientales, que el presidente ha minimizado como “politiquería”. Él solo ha insistido: “Debemos sentirnos muy orgullosos, es un día muy especial”.
La primera estación del Tren Maya parece todavía un decorado. Con estética y motivos de la cultura maya, San Francisco de Campeche está a 14 kilómetros de la ciudad amurallada. Los accesos todavía no están claros, pero ya se ha anunciado otro ramal que unirá esta parada con el centro histórico, sin fecha. En este edificio luminoso se ha citado el presidente con todos los involucrados en este proyecto, que va a costar, según la secretaría de Hacienda, 472.000 millones de dinero público.
Está Layda Sansores, la gobernadora de Campeche, que ha asegurado que esta es la obra más importante que se ha hecho en la historia de la región; el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, que ha dejado hablar al general Óscar David Lozano, director del Tren Maya, quien le ha dicho emocionado a López Obrador: “El camino ha sido difícil, lleno de obstáculos, que los hemos conseguido superar gracias a la voluntad férrea de usted”. Además han participado los representantes de las empresas ICA, Alstom, el consorcio Azvindi y el grupo Carso, encargadas de este tramo 2 norte, el 3 y el 4.
Ellos, vestidos de guayabera blanca y ellas con vestidos bordados, todos estaban de acuerdo en el punto principal de esta inauguración: el presidente había prometido que sería el 15 de diciembre y así ha sido. “Hemos trabajado muchísimo para llegar a este día y estamos listos. El plazo se cumplió”, ha dicho Lozano, “tenemos la seguridad de lograrlo. Iniciamos con este acto la preapertura del Tren Maya. Con seguridad, confort y alta eficiencia”. Más de 2.800 miembros de la Guardia Nacional van a vigilar el recorrido.
El tren, que se abre el sábado al público con dos horarios, a las siete y a las 11 de la mañana, va a ir a 120 kilómetros por hora. Y va a tardar unas seis horas en llegar de Campeche al aeropuerto de Cancún. El precio de los boletos va de 1.166 a 1.862 pesos (de 68 a 108 dólares) y todavía no hay descuentos para nacionales. Sobre el costo, López Obrador ha dicho que se va a mantener siempre, “aunque sea un poquito”, por debajo de lo que cuesta el autobús para ese mismo trayecto, que es un mínimo de 1.200 pesos.
Antes de montarse en el convoy inaugural, el presidente ha atajado posibles recriminaciones: “Repito, les adelanto la nota, esto es un tramo, estamos empezando, como en todo”. López Obrador ha dado las siguientes fechas, el tren llegará hasta Palenque, Chiapas, el 30 de diciembre; y para el recorrido completo habrá que esperar a finales de febrero de 2024.
La primera etapa en inaugurarse ha sido desde el inicio la menos problemática del proyecto. A diferencia del polémico tramo 5, de Cancún a Tulum, que ha tenido que cambiar tres veces de trazado por la complejidad de un terreno lleno de cenotes; o del 7, que corta la reserva de Calakmul. El impacto ambiental de la construcción del tren ha supuesto desde el principio un lastre a la megaobra. La deforestación de miles de hectáreas de selva, la destrucción de manglares, la cimentación en suelos delicadísimos como el sistema de cuevas subterráneas y el riesgo para especies han creado un gran frente ambiental contra el Tren Maya.
Hay más de 25 amparos activos contra el proyecto, pero López Obrador ha reivindicado este viernes que pese a la magnitud del proyecto no han tenido “problemas en la construcción, problemas menores, por abogados y pseudodefensores del medio ambiente”: “Que querían pararnos, que no se hiciera la obra, pero como hay el apoyo y el respaldo de todo un pueblo, por eso pudimos terminar”.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país