Isiah Pacheco: el latino que superó la tragedia y ganó el Super Bowl
El futbolista no solo mantuvo la titularidad, sino que en la final fue una pieza de primera importancia una y otra vez
Isiah Pacheco está de fiesta y con toda la razón. El corredor novato de los Kansas City Chiefs, nacido el 2 de marzo de 1999 en Nueva Jersey, con raíces dominicanas y puertorriqueñas, formó parte destacada del equipo que consiguió la corona de la NFL este domingo, al vencer 38-35 a los Eagles de Filadelfia. Esta victoria remata una larga lucha contra la adversidad que convierte a Pacheco en uno de esos “sobrevivientes” a prueba de balas que tanto...
Isiah Pacheco está de fiesta y con toda la razón. El corredor novato de los Kansas City Chiefs, nacido el 2 de marzo de 1999 en Nueva Jersey, con raíces dominicanas y puertorriqueñas, formó parte destacada del equipo que consiguió la corona de la NFL este domingo, al vencer 38-35 a los Eagles de Filadelfia. Esta victoria remata una larga lucha contra la adversidad que convierte a Pacheco en uno de esos “sobrevivientes” a prueba de balas que tanto caracterizan a la liga profesional de futbol americano.
Porque Pacheco tuvo que sobreponerse a golpes que habría derrumbado a muchos. Primero, su hermano Travoise fue asesinado a puñaladas cuando Isiah era apenas un adolescente, en 2016. El atacante alegó defensa propia, pero terminó condenado por alterar las pruebas del crimen. Desolado, Pacheco se acercó a su hermana mayor, Celeste, en busca de guía y apoyo. Y así fue, hasta que la propia Celeste fue asesinada a tiros por su pareja (y padre de su bebé) apenas un año después de la muerte de Travoise, en 2017.
Muchos no habrían podido con semejante acumulación de tragedias. Pero Pacheco encontró en el fútbol americano un espacio de resistencia y paz. Jugó a nivel colegial con Rutgers, una escuela pretigiosa académicamente pero no demasiado afamada en el deporte, y cuyo mayor logro es reinvindicar un título nacional de 1869, en una época en la que solo unos pocos equipos de la costa este jugaban al fútbol americano universitario y no se llevaban registros precisos. Aunque sus números personales fueron buenos, y llegó a ser invitado a las pruebas previas al draft profesional conocidas como “Combine”, los reclutadores dudaron de su capacidad para rendir al máximo nivel. Uno de sus coaches en Rutgers, Greg Schiano, sin embargo, tenía muy claro su potencial: “Nunca vi entrenar tan duro a nadie”.
Fue Kansas City la franquicia que lo reclutó, ya en la séptima y postrera ronda del draft, y a solo 11 lugares del final (el seleccionado en el último sitio, por cierto, fue el estelar quarterback Brock Purdy, de los 49´s de San Francisco, lo cual, como siempre, hace dudar de la infalibilidad de los dichosos reclutadores). Pacheco llegó condenado a la suplencia, pues los Chiefs contaban ya con un corredor muy sólido en Clyde Edwards-Helaire. La idea era ir moldeándolo y dándole poco a poco entrada en algunas jugadas, como bloqueador, señuelo o alternativa. Pero una lesión de Edwards-Helaire en la semana 9 de la campaña regular le abrió la puerta del cuadro titular. Y el novato respondió con más de mil yardas de ganancia por tierra, seis touchdwons y casi veinte recepciones, si sumamos a sus estadísticas los juegos de postemporada.
Pacheco, pues, no solo mantuvo la titularidad, sino que en el Super Bowl fue una pieza de primera importancia una y otra vez, casi a la altura de rendimiento de los superestrellas Patrick Mahomes y Travis Kelce. Su velocidad y elusividad fueron un arma constante, que reportó 76 yardas y un touchdown fundamental para los campeones. Y aunque el premio del Jugador Más Valioso terminó en las manos del incontenible Mahomes, no son pocos los que piensan que el futuro de Pacheco es uno de los más brillantes para un corredor en la liga. Mahomes entre ellos: “[Pacheco] está tan dotado físicamente que es muy difícil para las defensas seguirlo”, dijo el líder de la ofensiva de Kansas City hace unas semanas.
Por lo pronto, Isiah ya logró en su primera temporada en la liga lo que decenas de estrellas jamás consiguieron en sus dilatadas carreras: levantar el trofeo Vince Lombardi.
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