Encuentran el cadáver de una mujer embarazada y recuperan al bebé sustraído en Veracruz
Las autoridades del Estado han detenido a un hombre y una mujer que engañaron a la joven con una donación de ropa para la criatura
El cadáver de una joven embarazada que desapareció el 30 de noviembre ha sido hallado con signos de violencia en el rancho Los Arrieros del municipio de Medellín de Bravo, en Veracruz. Rosa Isela Castro Vázquez, que tenía 20 años y un embarazo a término, acudió a una cita porque le habían ofrecido ropa para el bebé, pero no volvió. Las autoridades han reportado la detención de una pareja, Gonzalo y Verónica, como autores del atroz asesinato para quedarse con la niña, que está sana y salva. Están acusados de los delitos de secuestro y feminicidio.
La familia de la joven denunció la desap...
El cadáver de una joven embarazada que desapareció el 30 de noviembre ha sido hallado con signos de violencia en el rancho Los Arrieros del municipio de Medellín de Bravo, en Veracruz. Rosa Isela Castro Vázquez, que tenía 20 años y un embarazo a término, acudió a una cita porque le habían ofrecido ropa para el bebé, pero no volvió. Las autoridades han reportado la detención de una pareja, Gonzalo y Verónica, como autores del atroz asesinato para quedarse con la niña, que está sana y salva. Están acusados de los delitos de secuestro y feminicidio.
La familia de la joven denunció la desaparición y relató cómo una mujer de “unos treinta y tantos años, robusta, agarraba a Rosa Isela Castro por la cintura mientras subía a un vehículo” aquella mañana, según habían visto en el video que les mostraron las autoridades policiales. La hermana, Lizbeth, contó a los medios de comunicación cuando aún esperaban con vida a la mujer, que esta fue contactada a través de mensajes en el celular con un perfil falso. Una señora le ofrecía una donación de ropa de bebé. “Ella le dijo que iría a la cita, pero después la cancelaba y la señora volvía a llamar. Se confió”. Lizbeth contó también que su hermana estaba casada, pero el marido estaba desempleado y que había sido citado por la policía aquellos días. Con lágrimas pidió frente a las cámaras que regresaran a su hermana, que estaban muy unidas y que la hija que esperaba era el primer embarazo de Rosa Isela y la primera niña en la familia, porque sus primos son todos varones.
El caso ha indignado a la población veracruzana porque no es la primera mujer que ha sido asesinada con el objetivo de quedarse con los hijos que gestaban. El medio de comunicación La Silla Rota cita otro asesinato en 2018 con el mismo modus operandi, una cita para ofrecer ropa gratis para la futura criatura. El cuerpo de Judith, que tenía 22 años, apareció con una herida en el vientre supuestamente para extraer al bebé. Ya entonces, dice el medio de comunicación, se detuvo a una mujer por aquello y recuperó a la recién nacida.
Citan, asimismo, el caso de Esmeralda, una joven de pocos recursos que pasaba temporadas en la calle, de nombre Esmeralda. Tenía 19 años y una gestación en su séptimo mes. El medio se remonta hasta 2010 con el caso de Alicia, una chica de 17 años a la que abrieron la panza con el mismo objetivo. Se trataba de vender el bebé por 500.000 pesos. El cuerpo de la joven fue enterrado de forma clandestina en el patio trasero de una casa. Dos mujeres y un hombre, según la información citada, fueron detenidos y puestos en libertad al poco tiempo.
La violencia contra las mujeres es una tragedia constante en México, donde se cuentan 10 homicidios al día, algunas fuentes lo elevan a 11. Se trata de asesinatos machistas, pero también hay casos como estos, que se investigan como feminicidios pero tienen, además, otros móviles detrás, como la sustracción de bebés para su posterior venta. La impunidad que rodea estos crímenes alcanza cotas tan altas que rara vez terminan en sentencias condenatorias o ajustadas al delito cometido. Más del 90% de los casos no encuentran justicia, en muchas ocasiones porque las investigaciones son poco exhaustivas o no se pone el foco en la perspectiva de género. Son las familias las que actúan con tenacidad buscando a las desaparecidas sin gran ayuda por parte de las autoridades.
“No perdemos la esperanza, queremos que nos la regresen, a ella y al bebé, estaba muy ilusionada”, decía la hermana de Rosa Isela los días previos al hallazgo del cadáver. “No dejen solas a sus muchachas embarazadas”, recomendó también de forma general con la voz quebrada.
El crimen de esta última joven se da un Estado, Veracruz, con altos índices de homicidio vinculados normalmente al crimen organizado en cualquiera de sus negocios ilegales. Pero el contexto criminal habla en este último asesinato de una red o casos aislados que utilizan un mismo proceder contra embarazadas para vender a los bebés.
El pasado 25 de noviembre, con ocasión del día contra la violencia de género, miles de mujeres salieron a las calles en numerosas ciudades de México. Hay pocos países con más motivos. Desde 2018, se han registrado 17.776 asesinadas, más de 3.500 cada año, 300 al mes, 10 al día. Según los datos del INEGI, el 70% de las mexicanas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.
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