López Obrador da por muertos a los mineros atrapados en el pozo de Coahuila
Los familiares de las víctimas aceptan el plan de recuperación de cuerpos, de entre 6 y 11 meses, además de una indemnización todavía a determinar
La realidad se ha impuesto a la esperanza en Coahuila. Por primera vez el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha dado por muertos a los 10 mineros atrapados en un pozo de carbón del municipio de Sabinas desde hace casi un mes. Lo ha hecho con un cambio sutil en su discurso: de decir “rescate a “recuperar los cuerpos”. El pasado jueves el Gobierno ya reconoció que los trabajos para sacar a los obreros ...
La realidad se ha impuesto a la esperanza en Coahuila. Por primera vez el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha dado por muertos a los 10 mineros atrapados en un pozo de carbón del municipio de Sabinas desde hace casi un mes. Lo ha hecho con un cambio sutil en su discurso: de decir “rescate a “recuperar los cuerpos”. El pasado jueves el Gobierno ya reconoció que los trabajos para sacar a los obreros van a extenderse al menos entre 6 y 11 meses, una posibilidad que los familiares de las víctimas rechazaron de plano. Este domingo, finalmente, han tenido que resignarse con la nueva estrategia y aceptar el plan de López Obrador, además de una indemnización todavía a determinar.
“Hubo consulta con especialistas de Alemania y Estados Unidos. Nos proponen un rescate haciendo unos tajos, de esa manera podemos rescatar los cuerpos de estos mineros”, declaró el mandatario durante una rueda de prensa en Nuevo León. López Obrador también se ha referido a la reunión que sostuvieron con los familiares de las víctimas y su negativa inicial a la nueva estrategia de rescate: “Mandamos a consultar con los familiares, se pusieron muy tristes. Es una situación muy difícil, estaban muy alterados, no querían nada, y ya han aceptado y también hay un consenso, las 10 familias están de acuerdo que se lleve a cabo este trabajo. No aceptaban por el tiempo, porque nos va a llevar más tiempo el rescate, y ellos quisieran que fuese lo más pronto posible”.
Los 10 mineros quedaron atrapados el pasado miércoles 3 de agosto después de que una inundación provocara un derrumbe en las galerías en las que trabajaban. De inmediato, la comunidad y las autoridades movilizaron un operativo de rescate masivo al que se sumaron incluso empresas especialistas de Alemania y Estados Unidos —demasiado tarde, en opinión de los familiares—. Aun así, no fue posible salvar con vida a los hombres debido a las enormes dificultades del trabajo: el nivel de agua en los túneles era inabarcable y existía un riesgo constante de provocar un nuevo colapso. No se ha podido establecer contacto con ellos desde el desplome, no tenían comida ni agua potable.
Entre las familias el mayor miedo era que se repitiera la tragedia de 2006 en Pasta de Conchos: 65 mineros murieron en una explosión de gas, de los cuales, 63 cuerpos nunca fueron recuperados. López Obrador, que prometió indemnizaciones y recuperar los cuerpos en 2020, ha pedido al director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, que se ocupe de ambos casos: “Quiero pedirle al licenciado Bartlett que se aplique y que además de la mina de Pasta de Conchos, hay que rescatar a estos mineros”.
Los trabajos de rescate se han extendido casi un mes, aunque en los últimos días la sensación era de estancamiento, después de que una nueva inundación echara por tierra el trabajo de las dos primeras semanas. Poco a poco la esperanza se ha agotado entre los cada vez menos numerosos familiares que esperaban noticias en los alrededores de la mina. La primera vez que se barajó la opción de una recuperación de los cuerpos que se prolongara más de medio año fue recibido con una contundente negativa. “Es un tiempo irreal, 11 meses parado aquí esperando a un familiar es muy desgastado”, declaró un familiar que prefirió conservar el anonimato.
Finalmente, no les ha quedado más remedio que asimilar el plan. Los trabajos de rescate como tal concluirán esta semana y, después de un homenaje el fin de semana a los mineros, se comenzará la apertura de un tajo a cielo abierto para recuperar los cuerpos. Familia Pasta de Conchos, una organización civil defensora de los derechos de los mineros, ha criticado fuertemente la nueva estrategia y plantean que no se cumplirán los plazos que han estimado las autoridades: “Se está proponiendo de 6 a 11 meses para realizar cualquiera de las obras que se plantean, lo cual es irreal, por decir lo menos. Si es una mina a cielo abierto, requieren mover cuando menos cinco millones de toneladas de tierra (equivalente a llenar tres veces el estadio Azteca), más de 1600 trabajadores, camiones de carga de 200 y 300 toneladas, uso de explosivos (sobre un área siniestrada), etc.”.
El único acusado por el siniestro hasta el momento —un joven de la zona llamado Cristian Solís— es, en opinión del propio presidente, un prestanombres sin poder real dentro de la explotación minera (una práctica habitual utilizada por los dueños de las minas). Más de 3.100 mineros han fallecido en accidentes laborales en Coahuila desde que se empezó a extraer carbón en el siglo XIX. Las organizaciones civiles y los trabajadores han denunciado en numerosas ocasiones las pésimas condiciones de trabajo y los casi nulos protocolos de seguridad. Pero de la región se extrae el 99% del carbón que consume la CFE, empresa estatal clave en el proyecto energético de López Obrador.
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