Beatriz Paredes: “Uno de los problemas más serios de México es la posibilidad de una regresión antidemocrática”
La senadora del PRI buscará un lugar en las elecciones presidenciales de 2024, en las que asegura que es mejor que la oposición esté unida
Entre los nombres que comenzaron a sonar como candidatos a las elecciones presidenciales de 2024 apareció en las últimas semanas el de la senadora Beatriz Paredes (Tlaxcala, 69 años). La posible nominación despertó el regocijo de algunos sectores de su partido, el PRI, pero también el de grupos de la oposición que la ven como una figura estable. Ella misma se describe como feminista y vanguardista, cuando de política se trata. Recibe a este periódico apenas aterrizada de Buenos...
Entre los nombres que comenzaron a sonar como candidatos a las elecciones presidenciales de 2024 apareció en las últimas semanas el de la senadora Beatriz Paredes (Tlaxcala, 69 años). La posible nominación despertó el regocijo de algunos sectores de su partido, el PRI, pero también el de grupos de la oposición que la ven como una figura estable. Ella misma se describe como feminista y vanguardista, cuando de política se trata. Recibe a este periódico apenas aterrizada de Buenos Aires, donde participó en una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Justo antes de iniciar ese viaje confirmó el rumor de que quería ser candidata a la presidencia. “Los mexicanos están preparados para votar por una mujer”, asegura desde una oficina de la Cámara alta, donde atiende a EL PAÍS. La exdirigente del partido que gobernó México durante 90 años asegura que la oposición tiene mejores chances de derrotar a Morena si se presenta en alianza. Por eso, asegura, si van a una interna con el PAN y gana el partido conservador, acompañará al candidato que lleven: “Si uno es demócrata sabe que se gana o se pierde y yo estaría empujando en cualquier circunstancia”.
Pregunta. Viene de un encuentro donde ha podido ver de cerca la relación de los Gobiernos latinoamericanos. Una pregunta que sobrevuela es si Andrés Manuel López Obrador es realmente un líder de izquierdas. ¿Usted qué cree?
Repuesta. Tendríamos que convenir en que no hay una sola izquierda, hay una diversidad de izquierdas que corresponden a las condiciones históricas de un país. Las izquierdas marxistas leninistas que aspiraban a la dictadura del proletariado quedaron en las propuestas filosóficas y políticas de los grandes pensadores de la Revolución Rusa y los filósofos alemanes. Las izquierdas reales han ido tomando diversos caminos. En América Latina se dividieron, unas siguieron el modelo clásico ortodoxo más ligado a la Unión Soviética y otras el modelo europeo del eurocomunismo. Hay un fenómeno que es la solidaridad con los marginados, el concepto de que el gobierno debe ser para los excluidos. Entonces, más que una construcción a partir de las clases sociales, se da una construcción a partir de la exclusión. El eje del planteamiento de López Obrador es su solidaridad con los pobres. Es un planteamiento sencillo, accesible para la población. Yo creo que es muy debatible. La premisa de que es esencial que haya respaldo a los que no disponen de recursos es innegable. La modificación de los sistemas para que participen los excluidos es indispensable. Lo que es debatible es la vía que se ha tomado. Por ejemplo, tuvieron un diagnóstico equivocado en políticas de salud que los llevó a desmantelar el sistema de salud. Y hay otros elementos de la izquierda que no se presentan, como la incomprensión del feminismo.
P. ¿Cree que a este Gobierno, y a la política en general, le ha faltado profundizar en los diagnósticos?
R. Claro. Lamentablemente hemos vivido en los últimos años una etapa de banalización de la política, de la banalización del quehacer público. Y nuestros países son muy complejos, tenemos historias muy intrincadas, nuestras sociedades son muy diversas. En México es muy fácil provocar la polarización porque somos un país siempre en tensión. Lo que es muy difícil es provocar la armonía, y lo que todavía es más difícil es provocar la armonía con equidad.
P. ¿Y qué margen les ha dado eso para debatir en el Congreso? Porque si uno ve las sesiones, el debate se vuelve a veces...
R. ¡Grosero! Uno de los problemas más serios que está atravesando México es la posibilidad de una regresión antidemocrática. Y esto tiene que ver con lo que se ha visto como un intento de reproducir el verticalismo de hace algunos años que caracterizó el autoritarismo mexicano. Esto tiene un núcleo en el hecho de que el partido en el gobierno tenga la mayoría absoluta y que no haya debate interno en ese partido, que haya una instrucción vertical del caudillo y el partido la tenga que acatar. Esa es una historia vivida en México, que fue superada con un enorme esfuerzo de miles de demócratas, sobre todo de demócratas de izquierda. Este comportamiento vertical del caudillo en relación a su mayoría y esta disciplina acrítica le hacen mucho daño al Congreso, porque se minan las posibilidades de la construcción de acuerdos.
P. ¿Cuáles cree que van a ser los mayores desafíos que va a dejar este sexenio?
R. Estamos en una pendiente. El primer desafío es cómo logramos salirnos de la pendiente. Creo que vamos a tener problemas económicos serios. Particularmente si no se resuelve de forma razonable el diferendo en la interpretación del TMEC. En algunos capítulos podemos tener un descalabro económico fuerte como país, que va a repercutir desde luego en la planta productiva y en la generación de empleos. En educación, en dos años y medio no se ha aplicado una evaluación del aprendizaje de los jóvenes y niños. Hay una reforma en los programas de estudio que muy pocos expertos conocen, sólo los que son afines a esta visión ideológica. Vamos a tener un rompecabezas muy complicado y lo dramático es que los niños son indefensos, simplemente padecen las circunstancias de políticas erráticas. En la salud vamos a tener que reconstruir el sistema de salud con los médicos, no en contra de los médicos; con las enfermeras, no en contra de las enfermeras. Y hay que ver si el presupuesto va a alcanzar. Vamos a vivir una etapa de recomposición, en la que hay que rescatar las cosas positivas [del actual Gobierno].
P. ¿Cómo cuáles?
R. Hay que reconocer que la visión épica de la política en cuanto a que no puedes dejar de atender prioritariamente a las personas de más escasos recursos es una visión correcta, o en cuanto a lograr que haya una estrategia eficaz que combata la corrupción. Es algo ineludible, hechos de corrupción inadmisibles que han sumido al país en la desesperanza. Pero también, lamentablemente, hemos visto que se ha utilizado el tema políticamente, que se ha concretado muy poco jurídicamente y que se han cometido algunas arbitrariedades con el pretexto de la corrupción.
P. Para tener posibilidades de ganar a Morena, ¿la oposición debería ir en alianza?
R. Sería mucho más sabio ir en alianza, siempre y cuando se comparta un programa. No creo en la lucha por el poder por el poder mismo, me parece que no tiene sentido. Necesitamos plantearle a la población mexicana un proyecto con soluciones a problemas concretos, entonces hay que ponerle fondo a la alianza y eso significa que haya la posibilidad de compartir un proyecto similar que respete el desarrollo democrático, quizá una reforma estructural del gobierno que consolide las políticas sociales sin un propósito de manipulación. Una política social eficaz no solo es la que transfiere recursos, es la que transfiere recursos para que esa persona se vuelva autónoma y sujeto de su desarrollo. Y eso supone un trabajo de organización económica, de economía social, de economías familiares, de mercados regionales. Hay que recuperar el papel de las regiones. Hemos vivido un gobierno muy centralista y somos un país enorme como para que una sola visión pretenda constituirse en pensamiento único.
P. Desde fuera, el PRI se ve actualmente dividido. Algunos líderes han pedido la renuncia del presidente del partido, Alejandro Moreno. ¿Cuál es su posición?
R. A mí me parece que es indispensable que el presidente del partido, se llame como se llame, cumpla su periodo estatutario, y que si hay cuestiones jurídicas que llevan a relevarlo, se aplique la ley.
P. ¿Pero cómo está la interna del PRI?
R. Mire, yo participé en una elección interna con voto directo y secreto de la militancia y perdí la primera vez para ser presidente del PRI. Mucha gente estaba convencida de que hubo fraude. Sin embargo, a mí me pareció muy relevante comprender el momento que se estaba dando en la vida del partido. Construimos una decisión estratégica de no salirnos del PRI. Hubo otra elección y gané. A mí me parece que en esta elección no debemos encerrarnos en la discusión sobre el PRI, el PAN, el PRD o Morena. La gente está harta de los partidos políticos. Piensa que los partidos no les representan y lo piensa por algunas razones. Quienes aspiremos a tener la posibilidad de competir tenemos que trascender el nivel de los partidos políticos y vincularnos con la ciudadanía.
P. ¿Por qué cree que la política se alejó de la población?
R. Cambiaron las formas de comunicación y los políticos no logramos comunicar. A la gente no le gusta cómo hablamos, prefieren frases cortas. No le gusta la especulación. Hubo una revolución en la maneras de comunicarse que nos tomó por sorpresa. Que no hemos logrado aprender. Creo además que en la etapa de la rigidez neoliberal, muchos de los países atendían las recomendaciones de los órganos externos para fijar su política económica y eran más importantes las directrices de organismos multinacionales sobre la política económica. Eso volvió a los congresos muy ineficientes. La gente le pedía a su congresista que cambiara el presupuesto y los congresos no tenían margen de maniobra. Fueron subordinados por el modelo financiero internacional. Y creo finalmente que los sistemas envejecen y que es fundamental cambiarlos, entender que hay nuevas expresiones en las sociedades, nuevos deseos. Si los políticos no tenemos la capacidad de entender eso y de ser un vínculo con el relevo generacional, la gente se va alejando de nosotros.
P. Durante este sexenio hemos visto al PRI manchado por varios escándalos de corrupción, que es algo que también aleja a los votantes. ¿Cómo se va a las urnas con ese peso encima?
R. La corrupción es inaceptable. Algunos especialistas han dicho que es sistémica. No solo tiene que ver con un partido. Cuando hablan del PRI del pasado, pues en el PRI del pasado era militante Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, muchísimos de los cuadros que ahora están en Morena. Entonces no sé si ellos también participaron en estas cosas terribles del PRI del pasado. Pero a mí no me interesa defender al PRI. A mí me interesa entender lo que le está pasando a México. Es increíble el discurso anticorrupción de este Gobierno. Hay casos de corrupción terribles en esta Administración, como el de Segalmex. Entonces a la sociedad le parece que todos somos una bola de corruptos. Yo no soy corrupta. Y asumo que en mi partido muchos militantes o figuras distinguidas cometieron errores. Que se les juzgue. Si no lo hacemos, el nivel de desencanto y de desapego de los mexicanos hacia la política va a seguir siendo muy alto.
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