Adán Augusto López, el hombre para todo de López Obrador se vuelca con el revocatorio
López Obrador elige al secretario de Gobernación para la movilización del 10 de abril en el que la participación será clave
A pesar de que los sondeos le sonríen, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha convertido el referéndum revocatorio del 10 de abril en una prueba sobre su tirón electoral sobre el terreno. Para ello se ha movilizado a su gente más cercana y leal —de senadores a alcaldes— pero también aquella que ha demostrado su capacidad para ganar elecciones.
El último en incorporarse a este ‘ejército’ electoral es el se...
A pesar de que los sondeos le sonríen, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha convertido el referéndum revocatorio del 10 de abril en una prueba sobre su tirón electoral sobre el terreno. Para ello se ha movilizado a su gente más cercana y leal —de senadores a alcaldes— pero también aquella que ha demostrado su capacidad para ganar elecciones.
El último en incorporarse a este ‘ejército’ electoral es el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien se volcó el pasado fin de semana en su intento por movilizar a las bases de la 4T pese a la veda electoral. Lo hizo durante una gira en los Estados norteños de Coahuila y Sonora, hablando de “amanecer democrático del 10 de abril” y desafiando al Instituto Nacional Electoral (INE), encargado de organizar el referéndum y velar por el desarrollo del proceso. “Es un honor que me corran por apoyar a Andrés Manuel López Obrador”, proclamó.
Además de movilizar al votante en regiones donde la apatía es el enemigo a derrotar, Augusto López se destapó sobre los escenarios en un lugar tan hostil como Coahuila, la tierra del gobernador Miguel Riquelme (PRI), que se opone al revocatorio. Con este gesto, López Obrador no solo envió un mensaje a los gobernadores opositores, sino que le dijo a los cinco nuevos gobernadores que llegarán al cargo en junio que Augusto López no es un secretario estético, sino un genuino operador dotado de la autoridad que da la anuencia presidencial.
Más allá de la lealtad personal de López Obrador a quien considera “paisano, amigo y compañero entrañable”, su capacidad electoral está demostrada. Con solo 35 años, siendo militante del PRI, Augusto López, fue coordinador de campaña del penúltimo gobernador priista de su tierra natal, Tabasco, en el año 2000. Seis años después, durante el primer y duro asalto presidencial de López Obrador, colaboró con su paisano durante una intensa campaña recorriendo el país. En 2006, Augusto López dejó el parlamento para dirigir la campaña del todavía candidato del PRD en los Estados del sur, donde el mandatario aglutina su mayor fuerza electoral, y fue ahí donde se forjó el vínculo definitivo. Consumada la derrota frente a Felipe Calderón por 250.000 votos, López Obrador comenzó una serie de protestas que pusieron al país contra las cuerdas. Durante aquel proceso, Augusto López también estuvo ahí. Un año después de la salida de Calderón del poder y la apabullante victoria de Enrique Peña Nieto, abandonó su escaño como senador para unirse a Morena, logrando la gubernatura de Tabasco en 2019.
La irrupción de Adán Augusto como motor electoral ha ganado peso desde que, tras las elecciones del 6 de junio de 2021, López Obrador se deshizo del encargado de los superdelegados, a quien devolvió al Senado dejando en el aire el mando de los representantes del Gobierno en las entidades federativas, aunque un coordinador técnico, Carlos Torres, despacha en Palacio Nacional. Con Morena, el partido en el poder, enfrascado en una pugna interna, el secretario de Gobernación está llamado a ser el efectivo operador y rascar votos allí donde antes lo hacían colaboradores como Ricardo Monreal, desaparecido hasta el momento de la batalla del 10 de abril. La consigna recibida por Adán Augusto, según los analistas, es apuntalar la obra social del Gobierno y recordarle al ciudadano que lo que recibe lo decidió López Obrador.
Cuando esta semana le preguntaron al mandatario sobre el nuevo papel del secretario, alejado de su espíritu institucional para envolverse en un acto partidista, el mandatario no dudó en responder que “él está visitando los Estados para cumplir con su responsabilidad, no para promover la consulta. No va a mítines él, para que se serenen los adversarios”, dijo.
La realidad, no obstante, es que el secretario sí participó en mítines en los que adoptó el discurso más presidencial al decir que los consejeros del INE “ya se van”, y lo harán “con la cola entre las patas”. Desde el atril de Coahuila dijo “no tengo ninguna duda de que aquí Coahuila dirá no está solo Andrés Manuel” (a lo que siguieron coros de “¡No está solo/ No está solo…!”).
Los rumores más recurrentes sobre el secretario de Gobernación es que ser el “tapado” o “el caballo negro” a la presidencia, esa figura en la que nadie pone los ojos, como Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, pero que a última hora descubre al futuro mandatario ungido por el dedo presidencial. Algunos columnistas ubican este primer viaje a Sonora y Coahuila como el primer intento por sacarlo de los despachos y hacerlo conocido en el resto del país. Su último gesto llegó este miércoles cuando, en un gesto inédito antes, se subió al metro acompañado de colaboradores y periodistas. Cuando a López Obrador le preguntaron sobre el tema dijo: “Está ayudándome en la transformación, no es precandidato a la presidencia (...) él no está haciendo campaña. Yo necesitaba a un secretario de Gobernación que me ayudara al cumplimiento de la agenda que tiene que ver con el interés público, con la defensa del pueblo, con el beneficio del pueblo, con la paz, con la tranquilidad... Y a eso está dedicado”.
El riesgo, sin embargo, del movimiento es que han quedado dañados los puentes con el resto de partidos, algo que no parece prioritario para López Obrador. Para el senador del grupo plural Emilio Álvarez Icaza, el secretario de Gobernación se invalidó a sí mismo con este viaje y “dinamitó” los puentes de interlocución, por lo que mejor debería renunciar y dedicarse a ser candidato. De acuerdo con el legislador sin partido, tanto Augusto López, como el general Rodríguez Bucio, el director de la Guardia Nacional y quien también participó en actos para promover el voto durante el revocatorio, no sólo cometieron un error, sino, sobre todo, cometieron una serie de delitos: uso indebido de recursos públicos, uso indebido de funciones, violación a la ley electoral y violación a la ley de revocación del mandato. “¿Cómo el secretario de Gobernación, en un avión de la Guardia Nacional se va a un mitin? Pero además se fue a Coahuila porque el gobernador (el priista Miguel Ángel Riquelme) se opuso a la revocación. Entonces, el presidente le mandó un mensaje con su segundo y le mandó a la Guardia Nacional. Fue un mensaje del presidente de la República en franca violación a la ley”, dijo durante una entrevista.
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