La Paloma, ‘noise’ pop desde el corazón de Madrid a las calles de Ciudad de México
El joven grupo presenta su primer trabajo, ‘Una idea, pero es triste’, en Puebla y la capital antes de viajar al festival SXSW en Texas
Esperan a la muerte —cantan— en una terraza de Bravo Murillo. Pero de momento, aunque solo sea temporalmente, han decidido darse un descanso de las calles de Madrid y esta tarde de sábado, en su lugar, se toman un café sentados en una terraza de Insurgentes, en pleno corazón de Ciudad de México. Rubén Almonacid (26 años, bajo y voz), Lucas Sierra (25, guitarra y voz), Nico Yubero (26, guitarra y voz) y Juan Rojo (28, batería), o lo que es lo mismo: La Paloma.
La banda no existía hace un año. En tan poco tiempo de vida han dado un puñado de conciertos por España; lanzado ...
Esperan a la muerte —cantan— en una terraza de Bravo Murillo. Pero de momento, aunque solo sea temporalmente, han decidido darse un descanso de las calles de Madrid y esta tarde de sábado, en su lugar, se toman un café sentados en una terraza de Insurgentes, en pleno corazón de Ciudad de México. Rubén Almonacid (26 años, bajo y voz), Lucas Sierra (25, guitarra y voz), Nico Yubero (26, guitarra y voz) y Juan Rojo (28, batería), o lo que es lo mismo: La Paloma.
La banda no existía hace un año. En tan poco tiempo de vida han dado un puñado de conciertos por España; lanzado Una idea, pero es triste, un EP de cinco temas con la discográfica independiente La Castanya; y aterrizado en México para un concierto en la capital y otro en Puebla.
No deja de ser llamativo: para una banda joven en un circuito independiente, dar el salto al otro lado del océano es una labor que suele llevar años y mucha inversión. Pero ellos han decidido saltarse los capítulos intermedios y empezar directamente por el clímax.
Esta semana estarán en Austin (Texas, Estados Unidos), en el SXSW, un festival en el que más de trescientas bandas ofrecerán su repertorio durante una semana a lo ancho y largo de toda la ciudad. Ellos tocarán hasta ocho veces en apenas cuatro días.
No les gusta definir su género, esa vieja aversión a catalogarse que ya, más que un interés musical, forma parte del ADN de cualquier grupo indie que se precie. “Hablar del sonido de la banda me parece pretencioso por ahora”, dice Yubero, y amplía Sierra: “Decir un tipo de música te limita a una etiqueta”.
El indie es un paraguas amplio bajo el que caben muchos géneros, y un sus canciones pueden encontrarse toques de pop, rock, shoegaze... A ratos las guitarras suenan garageras y distorsionadas, pero siempre dentro de una cierta pulcritud que deja todo en su sitio. Las voces son melódicas y pegadizas. La estética, aunque tienen Tetuán como cuna y meca particular, tiene ese punto vintage malasañero.
“Noise [ruido] pop, también algo de noise rock... Creo que el término noise pop va bien”, termina concluyendo Sierra. Alguien les definió alguna vez como una “mezcla entre ruidos y melodía”, recuerda Rojo, y por el momento esa es la descripción que más les ha convencido.
¿Y la clave para haber llegado a Ciudad de México en tan poco tiempo de vida? “Es que hemos ido a saco”, sintetiza Yubero. “No es que tengamos un público enorme en México, hemos venido a crearlo”, desarrolla Rojo. Casi todos tienen experiencia en otras bandas que van desde el pop al punk, contactos y algo de conocimiento para moverse en el mundo de la música.
Aunque Sierra y Almonacid sean canario y valenciano, respectivamente, en las venas de la banda hay costumbrismo madrileño de pura cepa. Mahou y tapa de entresijos. Empezaron ensayando —y aún lo hacen— en el sótano de un local de costura al lado de la carpintería del padre de Yubero—“un kinki de los de antes”—, después de juntarse un poco por azar, un poco por la cabezonería de montar un grupo. Y aunque les gustaría poder vivir de la música, intentan no obsesionarse con ello: “Que el objetivo sea dedicarse a esto no significa que sea algo que tengamos en mente ahora mismo”.
En el bolo de presentación del EP en Madrid llenaron la sala Sol, con espacio para 350 personas. Ahora preparan un nuevo trabajo “más maduro” que probablemente vea la luz en forma de LP. La entrevista termina porque llega el momento de la prueba de sonido. Horas más tarde, en el concierto, un centenar de personas ya corearán los estribillos y bailarán al ritmo de los madrileños. Después, se perderán en la fiesta de la capital, La noche es joven, ellos también, y el primer concierto de tu vida en Ciudad de México exige una celebración a la altura.
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