El incendio del mercado de Sonora: “Solo veíamos cortinas de humo, se hacía imposible respirar”
El siniestro, que afectó a entre ocho y 10 locales y no causó heridos, ya se encuentra controlado, según han confirmado las autoridades de la capital mexicana
De pronto todo lo que podía oírse eran gritos y ruidos de gente corriendo por los estrechos pasillos. “Se está quemando”, escuchó Omar González. Y en ese momento se rompió la mañana. Hasta ahí, el día había sido tranquilo, recuerda el comerciante, uno más en su tienda de disfraces en el mercado de Sonora, en el corazón de Ciudad de México. Pero sobre las diez y media las llamas comenzaron a apoderarse de tres locales de iconos y figuras religiosas hechas de yeso, que ardieron en un suspiro. González y un grupo de otros seis tenderos se afanaron sin suerte durante 40 minutos en intentar contene...
De pronto todo lo que podía oírse eran gritos y ruidos de gente corriendo por los estrechos pasillos. “Se está quemando”, escuchó Omar González. Y en ese momento se rompió la mañana. Hasta ahí, el día había sido tranquilo, recuerda el comerciante, uno más en su tienda de disfraces en el mercado de Sonora, en el corazón de Ciudad de México. Pero sobre las diez y media las llamas comenzaron a apoderarse de tres locales de iconos y figuras religiosas hechas de yeso, que ardieron en un suspiro. González y un grupo de otros seis tenderos se afanaron sin suerte durante 40 minutos en intentar contener el incendio, que ha afectado a ocho puestos y obligado a desalojar del mercado a unas 600 personas, pero no se ha cobrado ninguna víctima, según han confirmado las autoridades capitalinas. Todavía no está claro qué provocó el fuego, pero ya hay peritos en el lugar investigando su origen, de acuerdo con fuentes del cuerpo de Bomberos.
“No logramos apagarlo, no lo sofocamos, estaba demasiado avanzado como para extinguirlo. Lo que pudimos hacer es intentar que no se propagara, esa fue la prioridad”, rememora González un par de horas después, en el párquing del mercado. Sobre su cara todavía pueden verse los restos del naufragio: la costra blanca de la espuma escupida por los extintores, solidificada en su piel por el calor. “Parecía que habíamos logrado contenerlo, pero entonces volvió a crecer. Ahí llegaron los Bomberos”. El comerciante recuerda el caos del momento: “Apuntábamos a las llamas sin mirar y con la cara agachada. Solo veíamos cortinas de humo, se hacía imposible respirar. El miedo primario era que el fuego se propagara más rápido, ese fue uno de los motores que me hicieron quedarme ahí”.
A la zona, se han dirigido agentes de Bomberos, Protección Civil y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, además de integrantes de la Secretaría de Medio Ambiente para rescatar a los animales que se venden en el lugar, según ha informado la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en Twitter. El fuego, originado en el área de la cocina, ha sido controlado alrededor de las doce de la mañana, de acuerdo con las autoridades. “Puede ser que fue un corto circuito lo que lo provocó, afortunadamente la gente actuó inmediatamente y empezaron a organizarse y a dejar pasar a todo el cuerpo”, ha puntualizado la alcaldesa de la colonia Venustiano Carranza, Evelyn Parra, en un mensaje ante medios de comunicación, en el exterior del mercado.
Con el incendio ya controlado, a las doce de la mañana el ambiente era de completa confusión sobre la calle Fray Servando Teresa de Mier, donde se encuentra la entrada principal del mercado. La avenida estaba cortada por elementos del Ejército y la Policía. Grandes grupos de gente se agolpaban en torno a una decena de puertas, a través de las cuales Bomberos y equipos de rescate evacuaban jaulas cargadas con perros, conejos, pájaros, gallinas, ratones, gatos, pavos reales. Todos han logrado salvarse del incendio. “El problema es que no están los dueños”, ha señalado un comerciante apoyado en una de las vallas amarillas que seccionan el lugar. El aparcamiento despedía un fuerte olor, mezcla de excrementos de animales, restos de comida podrida repartidos por el suelo y el sudor de tenderos y curiosos, que aguantaban sobre los hombros el sol de medio día.
Los comerciantes esperaban frente a las entradas a que se les permitiera volver a sus puestos de trabajo a medir la magnitud de las pérdidas, entre indicaciones de los organizadores. “¡Pasillo cinco!”, grita uno de ellos, y una columna de tenderos se dirige hacia sus locales. La mayoría aseguran que no han sufrido daños. Otros todavía no lo saben, con el caos del momento salieron corriendo. “Nos sacó el humo”, ha afirmado una mujer que prefiere no dar su nombre.
En el otro lado de mercado, el Bombero Juan Galarza descansa apoyado a la sombra del camión, su frente cuarteada por el sudor y salpicada de ceniza y restos. “Cuando llegamos había tres locales incendiados, comercios de yeso y ornamentos”, cuenta. Lograron que el fuego no se extendiera, “pero esos tres puestos son pérdidas totales”. “Podría haber sido peor porque las tiendas de al lado eran de disfraces. Por suerte no ha habido ninguna víctima”. Detrás de él, en una galería exterior, se imponen los graznidos de docenas de pájaros que, excitados, esperan su turno para regresar al interior del recinto.
Myriam Urzúa, de Protección Civil de Ciudad de México, ha confirmado que se descartan lesionados, incluidos animales, aunque al menos cinco personas han sido atendidas por los servicios de emergencia por crisis nerviosas. “No tuvimos heridos, no hay ningún fallecido, incluso los animales que estaban en el lugar están en buen estado”, ha asegurado. El mercado de Sonora es conocido por la gran variedad de mercancías que ofrece, donde se mezcla fauna de todo tipo —con algunas especies exóticas en peligro de extinción—, puestos de comida, artículos para practicar rituales de santería o plantas medicinales.
A las dos de la tarde, el mercado poco a poco regresa a la normalidad. El tráfico circula a su alrededor y las multitudes de curiosos y tenderos que se congregaban en sus puertas se han disipado, a medida que los animales han vuelto al interior o han sido evacuados a centros veterinarios para un chequeo. Dos militares custodian la entrada principal, por la que los últimos comerciantes entran y salen después de hacer balance de daños en sus puestos. A través de las rejas, se ven los pasillos oscuros y solitarios, con restos diseminados aquí y allá, y apenas ruido.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país