Las batallas de Ifigenia Martínez: la ruptura con el PRI, el levantamiento del 68 y la consolidación de la izquierda
La senadora ha sido una de las mujeres más influyentes de México. Recibe hoy en el Senado la prestigiosa Medalla Belisario Domínguez
Cuando la noche del 17 de septiembre de 1968 el Ejército mexicano irrumpió en Ciudad Universitaria, la maestra Ifigenia Martínez, entonces directora de la Escuela de Economía de la UNAM, no dudó en defender la violentada autonomía de la mayor casa de estudios de América Latina. Eran días aciagos en México: el presidente Gustavo Díaz Ordaz quería presentar al país como una potencia emergente ...
Cuando la noche del 17 de septiembre de 1968 el Ejército mexicano irrumpió en Ciudad Universitaria, la maestra Ifigenia Martínez, entonces directora de la Escuela de Economía de la UNAM, no dudó en defender la violentada autonomía de la mayor casa de estudios de América Latina. Eran días aciagos en México: el presidente Gustavo Díaz Ordaz quería presentar al país como una potencia emergente capaz de celebrar unos Juego Olímpicos de punta, mientras movimientos sociales, principalmente de estudiantes, exigían apertura y libertades. Entre las decenas de personas detenidas esa noche estaba Martínez, quien fue trasladada en una ‘julia’, como se llamaba entonces a las patrullas de la policía. La académica fue encerrada en una celda de la policía de la Ciudad de México, localizada entonces cerca de la Plaza Tlaxcoaque, donde se alza un hermoso templo barroco del siglo XVII. Esas celdas eran tristemente célebres como centros de tortura.
“Me mandó a llamar el general que en aquel entonces era jefe de la policía [Cueto Ramírez] y llegando le dije: ‘¡Qué vergüenza, general, que ustedes hayan tenido que llegar a esto, la ocupación de la Ciudad Universitaria!’ Y él me contestó: ‘Nosotros no fuimos. ¿A usted le consta? Fue el Ejército. ¿Usted qué hacía ahí, dígame?’ Pues es mi escuela”, contó Ifigenia Martínez en una entrevista concedida en 2017 al periodista Joaquín López-Dóriga. El relato muestra el temple de una mujer que ha enfrentado varias batallas para defender lo que considera sus principios de izquierda, que la llevaron a enfrentarse al poderosísimo aparato político del PRI, el partido que gobernó México con mano de hierro durante setenta años y del que ella formó parte durante 22.
Desde la economía, primero, y luego a través de la política, la maestra Martínez —como la llaman con respeto sus correligionarios— ha luchado por modernizar su país y alcanzar el desarrollo y la justicia social, aunque sus objetivos en muchas ocasiones se hayan topado con las reticencias y zancadillas de una clase política y económica egoísta, donde, según el escritor Carlos Fuentes, “para ascender, todo se vale”. Martínez nació en Ciudad de México el 16 de junio de 1930. Estudió por insistencia de su padre economía política en la UNAM y según su biografía se convirtió en la primera mexicana en obtener una maestría en Harvard. Fue cofundadora de la CEPAL en los años 50 y más tarde directora de la Escuela de Economía de la UNAM, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en dirigir una facultad dentro de ese centro de estudios.
Estos días Martínez se ha convertido en protagonista de titulares, tertulias televisivas y, sin quererlo, de controversias presidenciales. El Senado de México la nominó para otorgarle la prestigiosa Medalla Belisario Domínguez, que se entrega a personas distinguidas por “servir a la patria o a la humanidad” desde su trabajo profesional o “sus virtudes”. Ha habido un consenso generalizado de que Martínez se merece el reconocimiento, pero el evento, que se ha celebrado esta jueves, se ha visto deslucido por la negativa del presidente Andrés Manuel López Obrador de asistir a la ceremonia para entregar la medalla a su vieja amiga y asesora, porque, ha dicho, Lilly Téllez, senadora del conservador PAN, “está convocando a que se me falte el respeto”.
En una carta hecha pública durante su conferencia de prensa matutina del jueves, López Obrador ha afirmado de que “no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político, ni a sus empleados y voceros”. Aunque en la carta no nombra directamente a Téllez, el mandatario en varias ocasiones ha criticado a la senadora, férrea crítica del presidente, del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell (a quien ha llamado “pequeño virrey del país de las camas vacías y muertos en casa”) y otros funcionarios del Estado, como Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE), a quien ha calificado de “enano”, tras mantener este una controversia con el historiador Enrique Krauze.
Controversias a parte, López Obrador ha destacado la larga carrera política de la senadora Martínez desde la economía, la diplomacia, la academia y la política. “Como economista siempre ha estado en contra de la política neoliberal o de pillaje que ha empobrecido al pueblo”, ha dicho López Obrador, quien en su misiva ha dirigido un guiño a su amiga: “Además, maestra, le cuento aquí entre nos —pero no se ría, como le imagino: están muy enojados [sus críticos] porque se está cumpliendo la apotegma juarista de que ‘el triunfo de la reacción es moralmente imposible”.
El guiño es una referencia a la incansable lucha de Ifigenia Martínez por lograr conformar un bloque de izquierda democrático fuerte en México. Eso le llevó a enfrentarse a los barones del PRI, que veían con resquemor sus posiciones progresistas. Ella, junto a los políticos Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo se convirtieron en férreos críticos del aparato del partido, cuestionaban las decisiones del Ejecutivo, la forma en como se designaba al aspirante a la presidencia, la deriva autoritaria y el cambio ideológico a la derecha que habían dado y apelaban a una política de avanzada, lo que les generó una reprimenda del presidente Miguel de la Madrid. Fue entonces cuando renunciaron al PRI y en 1988 fundaron el PRD, por mucho tiempo considerado el único partido de izquierda de México, desde donde comenzaron su lucha de oposición. Martínez fue electa como senadora por la Ciudad de México e inició de esta manera una nueva batalla desde la trinchera del legislativo. “Cómo olvidar que usted fue fundadora de la corriente democrática que inició una etapa nueva en la historia del país y condujo a lo que en la actualidad es la Cuarta Transformación de la vida pública de México”, la ha agasajado el presidente López Obrador.
Martínez ha sido una de las personalidades de la vida política de México que siempre ha apoyado al político de Tabasco. Fue coordinadora económica de las campañas presidenciales de López Obrador cuando era candidato del PRD y no dudó más tarde en darle su bendición cuando este fundó Morena y reunió una coalición para alcanzar la presidencia, lo que logró en 2018. “Tengo una gran simpatía y respeto por Andrés Manuel”, dijo ella en la entrevista que en 2017 dio a López Dóriga. Sus esperanzas estaban puestas en él para formar su tan ansiado Gobierno de izquierda. Un proyecto que para ella debería potenciar la industrialización del país, la expansión de las comunicaciones, la creación de servicios de calidad, la promoción de la ciencia y la investigación sin dejar de lado la educación y salud de calidad. A pesar de las críticas de las que es objeto el presidente y su llamada Cuarta Transformación, la senadora Martínez le sigue dando su confianza y compromiso. “Continuaremos trabajando en el proyecto de transformación de la República. ¡Seguiremos adelante!”, ha tuiteado para agradecer las muestras de cariño de su viejo amigo. A sus 91 años, la mujer que plantó cara al PRI y a los militares del 68 parece no cejar en su cruzada de izquierda.
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