Las peleas de las mexicanas

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Jeanette Zacarías, la joven boxeadora que falleció en una pelea en Canadá, subió a un ring por primera vez con solo 12 años. Su padre la inscribió en clases de boxeo en Aguascalientes con la esperanza de que aprendiera defensa personal para que pudiera protegerse de la violencia. Vieron que tenía tal...

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Jeanette Zacarías, la joven boxeadora que falleció en una pelea en Canadá, subió a un ring por primera vez con solo 12 años. Su padre la inscribió en clases de boxeo en Aguascalientes con la esperanza de que aprendiera defensa personal para que pudiera protegerse de la violencia. Vieron que tenía talento y ahí comenzó un rápido ascenso hasta las competiciones internacionales. Pero su carrera se apagó la semana pasada en un hospital por los golpes recibidos en la pelea contra la canadiense Marie-Pier Houle, que la mexicana perdió por nocaut técnico. El instinto de su padre para que su hija supiera defenderse no es raro en un país donde 10 mujeres son asesinadas al día.

A las mexicanas les toca aprender a defenderse desde temprano. En los últimos años, ante una violencia de género cada vez más brutal en el país, hemos visto crecer los movimientos reivindicativos de mujeres, que no siempre han sido acogidos con empatía por parte de las autoridades. Esta semana, el secretario de Gobierno de Ciudad de México ha dicho en una entrevista con EL PAÍS que “sería bueno un mayor acercamiento a los grupos de mujeres”. Eso sí, después de esquivar los cuestionamientos sobre la relación del Gobierno de Claudia Sheinbaum con los movimientos feministas, cuyas manifestaciones han sido dispersadas con gases lacrimógenos o aisladas con muros de contención en la capital. Frente a las respuestas represivas a las protestas de mujeres, la directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, Edith Olivares Ferreto, recuerda en esta columna que, “al estigmatizar las manifestaciones feministas, las autoridades generan un ambiente hostil al derecho de reunión, deslegitiman su activismo e invisibilizan los motivos de las protestas”.

Entre tantas luchas, a veces, aparecen atisbos de cambio. Al menos en relación con los derechos reproductivos: este martes, la Suprema Corte de Justicia debe votar sobre tres acciones de inconstitucionalidad en torno a los códigos penales de dos Estados, Chihuahua y Sinaloa, que castigan la interrupción del embarazo y sobre el derecho a la objeción de conciencia del personal de salud. En la sesión de apertura de este lunes, ocho ministros se mostraron a favor de la acción de inconstitucionalidad, un número que sería suficiente para aprobarla. Ese mismo organismo ha suspendido a uno de sus altos directivos este lunes “como medida cautelar y en protección a las posibles víctimas de acoso y violencia sexual”. Se trata de la primera vez que se aplica el mecanismo para “prevenir, atender y erradicar el acoso sexual y cualquier otra forma de violencia sexual y de género”. Luces de esperanza desde el más alto tribunal para las mujeres que siguen defendiéndose con sus propias manos. Como las cocineras de El Chaparral, un grupo de mujeres que huyeron de sus casas con sus hijos en brazos para escapar de la violencia y ahora trabajan en los fogones del campamento para migrantes en la frontera de Tijuana.

Estas son algunas de las principales historias de la semana del 31 de agosto al 7 de septiembre en EL PAÍS México:

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