La medalla de bronce premia a un osado México en los Juegos Olímpicos

El Tri vence 3-1 a Japón para sumar su segunda presea en una justa olímpica

Alexis Vega y Diego Lainez celebran el tercer gol de México contra Japón, este viernes.Martin Mejia (AP)

México necesitaba un premio a una de las mejores selecciones olímpicas de su historia. La mejor, por el oro conseguido, seguirá siendo la de Londres 2012. El Tri de Tokio pegó duró para quedarse con la medalla de bronce frente a los anfitriones que hicieron de Takefusa Kubo su pastor. La ofensiva y la creatividad mexicana pudo más pa...

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México necesitaba un premio a una de las mejores selecciones olímpicas de su historia. La mejor, por el oro conseguido, seguirá siendo la de Londres 2012. El Tri de Tokio pegó duró para quedarse con la medalla de bronce frente a los anfitriones que hicieron de Takefusa Kubo su pastor. La ofensiva y la creatividad mexicana pudo más para ganarlo 3-1. La selección de fútbol suma su segunda medalla en la historia de los Juegos Olímpicos y la cuarta de México en Tokio 2020. Todas han sido de bronce.

El Tri, herido en el orgullo por perder frente a Brasil en los penaltis en las semifinales, salió con una navaja entre los dientes. Contra Japón quería quedarse con la medalla de bronce. Los extremos, dos veloces e intrépidos futbolistas empezaron a provocar agruras a los japones. Alexis Vega, por izquierda, y Diego Lainez, por derecha, abrían grietas en la defensa asiática. Vega entró al área para intentar chutar y Wataru Endo lo derribó. Penalti para los mexicanos. Sebastián Córdova, con el espíritu de Cuauhtémoc Blanco por la frialdad, cobró el 1-0. Minuto 12 y el triunfo era tricolor.

Endo, en una forma de enmendar su error, se fue al ataque para intentar vencer al portero Guillermo Ochoa. Lo que consiguió fue patear el brazo del guardameta y una tarjeta amarilla. Fue otro revés para el equipo anfitrión en Saitama. Otro golpe letal les esperaba. Diez minutos después del primer tanto, Córdova centró al área y ahí se levantó Johan Vásquez, uno de los centrales más sobresalientes de México, para hacer el 2-0.

A México le quedaba respetar su estilo y no perderse en la nebulosa de la comodidad. Con el balón, los mexicanos disfrutaban de pasearlo de costa a costa. El centro del campo era una armonia de pases entre Carlos Rodríguez y Luis Romo. En los primeros 10 minutos de la segunda mitad, Diego Lainez tuvo que salir entre llanto por una mala patada al balón. Su lugar fue ocupado por otro jugador con desparpajo, Uriel Antuna. La jugada siguiente terminó en otro centro de Córdova efectivo que terminó en la frente de Vega para hacer el 3-0. Antuna, entre el desconcierto japonés, falló una opción clara de gol.

Ochoa, ante la presión de Japón, le quitó un gol a Mitoma y bloqueó un disparo de Ueda en los últimos minutos. Mitoma, sin embargo, recortó distancias con un gol de solista en el que se quitó a tres defensores en el área (3-1). México se dedicó a defender y a padecer los últimos minutos. La ventaja era lo suficientemente amplia para encontrar cierta tranquilidad. Con el pitazo final, México celebró el bronce como el torneo que corona a toda una generación brillante. El entrenador, Jaime Lozano, renunció a su cargo horas antes de enfrentar a Japón, el ciclo había terminado.

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En Tokio 2020, los mexicanos habían salido con una maquinaria de goles que arrolló a Francia (4-1). Las dudas llegaron cuando se enfrentaron a Japón por primera vez en fase de grupos. En menos de 12 minutos ya perdían el juego 2-0. Ese doble golpe bajó la moral de un equipo que había lucido bien con una gran ofensiva (2-1). Contra Sudáfrica se recuperaron (3-0) y en los cuartos de final, contra Corea del Sur, se reactivó la ofensiva (6-3). Contra Brasil, el Tri estuvo muy incómodo en el césped sin el control del balón. Logró llevar el partido hasta los penaltis (1) 0-0 (4).

Una de las oscuras historias de los Juegos Olímpicos para México databa desde 1968. En aquel año, el Tri disputó con Japón el bronce. Los anfitriones de aquel año lo perdieron 2-0 y se fueron abucheados del estadio Azteca. Aquella derrota levantó suspicacias. La revancha mexicana tardó 53 años en llegar.

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