Cruz Azul sobrevive y se lleva la ida en la final de la Liga MX frente a Santos
El equipo cementero vence (0-1) al equipo de Torreón y eleva su esperanza de terminar más de 23 años sin ganar el torneo mexicano
Hay escepticismo mezclado con alegría. El Cruz Azul ha ganado 0-1 la final de ida de la Liga MX. El equipo cementero ha sacado una valiosa ventaja frente a Santos Laguna y volverá ante los suyos, en el estadio Azteca, para intentar dejar atrás más de 23 años llenos de una colección de burlas, derrotas agónicas y títulos perdidos. Los cementeros jugarán, este domingo (20.15, hora del centro de México), contra su maleficio....
Hay escepticismo mezclado con alegría. El Cruz Azul ha ganado 0-1 la final de ida de la Liga MX. El equipo cementero ha sacado una valiosa ventaja frente a Santos Laguna y volverá ante los suyos, en el estadio Azteca, para intentar dejar atrás más de 23 años llenos de una colección de burlas, derrotas agónicas y títulos perdidos. Los cementeros jugarán, este domingo (20.15, hora del centro de México), contra su maleficio.
El Cruz Azul jugó en el alambre. La postura del club en la final de ida fue salir a mantenerse firmes. Aguantar como un sparring de box. Los cementeros le concedieron la iniciativa a los locales para descifrar cuáles eran las grietas ideales para atacar. Una estrategia arriesgada para un equipo que implora por ganar la Liga. La táctica de Juan Reynoso, el entrenador celeste, funcionó.
En los primeros minutos Santos Laguna tomó el control. Otero y Aguirre le pegaron de fuera del área, con tiros bajos pero sinuosos, que fueron un susto para los cementeros resguardados por Jesús Corona, portero de 40 años que insiste en ganar la Liga con Cruz Azul antes de jubilarse.
Jonathan Rodríguez, goleador e ídolo momentáneo del Cruz Azul, empezó a romper el muro de Santos. En el primer tiempo quedó mano a mano con el último defensor lagunero y, cuando tenía opción de disparo, se enredó con sus propios pies. Rodríguez, incluso, ensayó un tiro de chilena que fue bien atajada por Carlos Acevedo, el guardameta revelación de México. Con dos latigazos la esperanza es azul.
El intermedio sirvió para que el vestidor de Cruz Azul llenara el tanque para aguantar. El peruano Juan Reynoso, pidió más resistencia para encontrar la debilidad de Santos. Los cementeros supieron torear a los atacantes que se ofuscaron frente a la portería de Corona.
Reynoso, a falta de 20 minutos para el final, movió el tablero. El entrenador mandó al campo al prolijo de Orbelín Pineda para sumar al ataque de un Cruz Azul que tenía a tiro a su rival. Y el efecto fue inmediato. En una incursión al ataque, Pineda conectó con un Luis Romo en modo jugador de fútbol sala: dribló todo lo posible para proteger el balón en el área rival. Los rebotes le favorecieron. Y con más tesón que creatividad, Romo anotó el 0-1. Un gol sufrido. La primera reacción del entrenador Reynoso fue pedirle calma a sus futbolistas antes de cualquier alarido. La calma ha sido clave para esta nueva edición del Cruz Azul. “Dimos el primer paso. No hemos logrado nada, centrados y concentrados que falta lo mejor”, dijo Romo tras el partido.
La recta final fue para Santos una búsqueda frenética para mantenerse en la lucha. Para Cruz Azul fue un calvario: ya en bastantes ocasiones le habían frustrado el triunfo, también campeonatos, en los últimos minutos. En Torreón, los de azul no querían la misma historia. Y, al menos en esta final de ida, no lo fue. La máquina mantuvo el temple ante la desbocada de Santos, un sello que ha impregnado Reynoso desde su llegada hace poco menos de seis meses. El peruano arribó al club en la enésima turbulencia. El equipo había sido eliminado en semifinales pese a tener una ventaja 4-0. Esa imagen de la derrota quedó atrás. Durante el torneo regular, el azul terminó como líder del campeonato con la mejor ofensiva y defensiva.
El Santos Laguna frustró en 2008 al Cruz Azul. En aquellos tiempos el equipo cementero había acumulado nueve años sin llegar a una final, ya ganarla era otra proeza. Esta vez, en 2021, el Cruz Azul se aferra a un resquicio de esperanza para volver a ser campeón, su mayor obsesión.
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