Brozo, las dos caras del polémico payaso de la televisión mexicana

El azote de la política nacional es criticado por su contenido misógino del pasado después de atacar duramente al Gobierno de López Obrador en el caso ‘Salgado Macedonio’

Brozo, conductor del programa matutino 'El Mañanero', en 2003Juan Pablo Zamora (CUARTOSCURO)

Pocos personajes humorísticos envejecen bien con los años. Lo que hace unas décadas era novedoso, transgresor y gracioso, como un sketch de Benny Hill, hoy tiene una lectura completamente diferente. Es visto como denigrante y violento en un momento en el que el feminismo gana fuerza y reivindica la manera de tratar a las mujeres, también en televisión. Justo eso le ha sucedido a Brozo, el payaso inter...

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Pocos personajes humorísticos envejecen bien con los años. Lo que hace unas décadas era novedoso, transgresor y gracioso, como un sketch de Benny Hill, hoy tiene una lectura completamente diferente. Es visto como denigrante y violento en un momento en el que el feminismo gana fuerza y reivindica la manera de tratar a las mujeres, también en televisión. Justo eso le ha sucedido a Brozo, el payaso interpretado por el comediante Víctor Trujillo, que desde finales de los ochenta fustiga la actualidad política mexicana y divierte con su humor irreverente no apto para menores.

Desde su creación, Trujillo ha defendido que Brozo es un payaso “misógino, borracho y resentido”. Lo que en otra época fue aplaudido como el show de un personaje lenguaraz y desfachatado que criticaba de manera feroz a los políticos de uno y otro partido, hoy también es visto como un programa en el que mujeres semidesnudas con el rostro tapado y sin voz eran utilizadas para el entretenimiento de comentaristas e invitados. Mientras el regidor se recreaba enfocando sus cuerpos, los comentarios sexistas volaban en la tertulia. La reata, o las nachas (nalgas) como eran conocidas las mujeres coloquialmente, fueron parte del show de Brozo hasta 2016.

El mañanero no ha sido el único programa que utilizaba azafatas de cuerpos curvilíneos para subir la audiencia, todavía sigue siendo un recurso de las grandes televisoras del país. “Esa normalización en el discurso de los medios sobre la discriminación de las mujeres atenta contra su dignidad y perpetúa el tratamiento estereotipado y la violencia hacia ellas”, dice Aimée vega Montiel, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM.

La polémica regresa a nombre del payaso justo cuando Trujillo ha recrudecido sus críticas contra el gobierno de López Obrador tras del escándalo desatado por la candidatura de Félix Salgado Macedonio. El político que aspira a la gubernatura de Guerrero tiene dos denuncias por violación y otros tres señalamientos por violencia sexual. Víctor Trujillo apuntó con el dedo a Salgado Macedonio y los simpatizantes del presidente desenterraron los viejos sketches subidos de tono del llamado payaso tenebroso. “Ahora que el partido en el poder y el presidente insultan a la sociedad impulsando a un señor acusado de violación, surge una repentina campaña donde uno de mis personajes resulta ser peor que su candidato”, afirmó el comediante en su programa. Este periódico se puso en contacto con Víctor Trujillo, quien declinó hablar en entrevista.

Aimée Vega explica que el feminismo lleva denunciando programas como el de Brozo — que normalizan la violencia contra las mujeres— desde hace tiempo y sin embargo, los partidos solo han recurrido a ellas para atacar a su adversario, sin ningún interés en la lucha contra la violencia de género. “El uso que intentan hacer [los políticos] de este caso para descalificar una voz crítica de la actual Administración, me parece igualmente misógino que los comportamientos de Brozo. Los derechos de las mujeres nuevamente son subordinados y se miran como algo instrumental de lo que sacar provecho”, señala la especialista.

Brozo dio sus primeros pasos en el programa La Caravana en 1988. Escogió su nombre por ser todo lo contrario de Bozo, el payaso amistoso de la televisión. Las historias narradas por Brozo eran adaptaciones de los cuentos y obras clásicas, que giraban en torno a personajes de la calle y tenían un final trágico. Después de 10 años, Brozo pasó de la comedia a presentar el programa de entrevistas en clave de humor El diario de la noche, en Tv Azteca, junto a Mayra Rojas. El humor del payaso se ganó el cariño del público. Allá donde iba, la gente lo seguía y sus comentarios se volvieron más críticos con los gobiernos y la actualidad. A mediados de 2000, Trujillo consolidó su éxito y pegó el salto a Televisa con el programa de noticias El mañanero, que llegó a igualar en rating al noticiero más visto de la televisora.

La exitosa fórmula del payaso que daba las noticias combinaba humor e información a partes iguales. En septiembre de 2001, el programa de Brozo transmitió en directo el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. En los últimos 30 años, Brozo se ha mantenido en antena convertido en una de las figuras más poderosas de la televisión. Ahora el personaje también vive en redes sociales, con más de seis millones y medio de seguidores en Twitter y un nuevo espacio en la plataforma digital LatinUs, muy crítica con las políticas de López Obrador.

Ni el PRI ni el PAN ni Morena han escapado a los comentarios mordaces y la ingeniosa acidez del payaso. Por sus micrófonos han pasado políticos, artistas e intelectuales como el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando era candidato en 2006. Brozó llegó a hacer conexiones en directo con la conferencia matutina La mañanera de López Obrador cuando era jefe de Gobierno de Ciudad de México desde El mañanero. El cómico defiende que nunca ha sido presionado por la línea editorial de ningún medio y ha aprovechado su descaro para hacer preguntas indiscretas y crear momentos incómodos sin consecuencias, como en la entrevista que vivió el ahora canciller Marcelo Ebrard o la que le hizo al comentarista deportivo Toño de Valdez donde las mujeres eran cosificadas en directo. “Víctor Trujillo se ha desmarcado de la personalidad de su personaje más conocido y ha negado ser misógino, acosador o violador, sin embargo, no puede deslindarse de su responsabilidad de crear un personaje cuya popularidad, en gran parte se debió a la prevalencia de discursos machistas, con los cuales sostuvo un pacto con un país como México”, denuncian desde el colectivo feminista Luchadoras.mx

Trujillo se quitó el maquillaje y la nariz roja hace unos días para hablar de las críticas y reivindicar que Brozo siempre ha sido un personaje incómodo para todos los gobiernos. “Creo que el punto no es la configuración del personaje sino lo que dice el payaso. Cuando criticaba a Fox, los que hoy lo repudian, aplaudían; cuando reprobaba a Calderón, los que hoy lo repudian, aplaudían; contra Peña Nieto, también aplaudían. Hoy cuando ese mismo payaso critica y cuestiona a Andrés Manuel López Obrador, esos mismos que aplaudían, lo linchan”, prosigue el comunicador.

Como si se tratara del doctor Jekyll y mister Hyde, Trujillo ha ofrecido disculpas por su alter ego. “Si alguna [mujer] se sintió ofendida por lo que hice o dije a través de mis personajes, lo lamento muchísimo. Ustedes, como público, tienen todo el derecho de acabarme. Mientras, seguiremos el tiempo que ustedes lo permitan incomodando a quien esté en el poder, sea quién sea”, dijo en el mensaje. El programa ha hecho algunos cambios para adaptarse a los nuevos tiempos. Ya no hay mujeres semidesnudas como divertimento, la producción las ha cambiado por una asistente digital (con voz femenina) a la que el payaso llama chachita. Aún y en tiempos de feminismo viral, Brozo seguirá siendo Brozo.

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