Precios bajos y menos restricciones convierten a México en el tercer país más visitado del mundo

El país norteamericano es el que más crece durante la pandemia y pasa del séptimo al tercer lugar en un año. Aunque los ingresos no aumentan igual, el turismo local tira de la industria

Turistas vacacionan en las playas de Acapulco, México el pasado 20 de diciembre.David Guzmán (EFE)

El turismo se ha desplomado a nivel mundial. Se trata de un dato indiscutible también en México, donde la llegada de extranjeros supone la tercera fuente de ingresos del país después de las remesas y el petróleo. El sector se resiente en unos días en que debía estar haciendo dinero a manos llenas y cerrando ...

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El turismo se ha desplomado a nivel mundial. Se trata de un dato indiscutible también en México, donde la llegada de extranjeros supone la tercera fuente de ingresos del país después de las remesas y el petróleo. El sector se resiente en unos días en que debía estar haciendo dinero a manos llenas y cerrando cajas con las que sobrevivir el resto del año. Aunque las playas estén abarrotadas, los negocios más afortunados sufrirán una caída del 40% respecto a la Navidad del año pasado.

Sin embargo, la pandemia y sus restricciones han abierto nuevas formas de viajar que relanzan a México como uno de los lugares favoritos y cerrará 2020 entre los tres países más visitados del mundo, después de Francia e Italia, pasando del séptimo al tercer lugar en un año. Miles de extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Europa, han encontrado en México un lugar para pasar el confinamiento gracias a los buenos precios y a una mayor libertad de movimiento. Muchos de los nuevos turistas combinan un modelo a medio camino entre la residencia y el viaje impulsado por los efectos de la pandemia.

El perfil de quienes visitan la Ciudad de México ha cambiado. Lo confirman los que se alojan u ofrecen servicios en aplicaciones como Airbnb, quienes reconocen que ahora los viajeros exigen precios más bajos, estancias más largas y una buena conexión a Internet antes que otras prestaciones, señala un propietario de la colonia Roma de la capital mexicana. La escena se repite en lugares de la costa como Puerto Vallarta en Nayarit o la zona de Puerto Escondido en Oaxaca, con menor agitación de la habitual, pero donde miles de estadounidenses o ingleses pasan en casas de alquiler temporadas que van de los cuatro a los seis meses.

El aumento de extranjeros, no obstante, no dejará dinero en la misma proporción. En lo que a captación de divisas turísticas se trata, México aumentará dos puestos, del lugar 16 al 14, según el Barómetro Mundial de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Según datos oficiales, los ‘nuevos turistas’ gastan casi 10% menos en promedio

Las autoridades mexicanas son conscientes de que este brutal aumento en las preferencias es un fenómeno puntual y “lo más probable es que estos nuevos rankings sólo sean temporales”, dice el secretario de Turismo, Miguel Torruco, sobre un sector enloquecido por el virus.

El negocio se está remodelando y apenas hay algunas pistas sobre el rumbo que tomará. “Hay un nuevo modelo de política turística donde la preservación del medio ambiente, la identidad histórica, cultural y gastronómica y sobre todo, el beneficio de la población local, serán los de mayor provecho”, asegura Torruco. En su opinión, viajes cortos de tres a cuatro noches en promedio, traslados por carretera, hospedajes en hoteles pequeños tipo boutique y visitas a lugares no concurridos mantendrán activo al sector.

Sin embargo, mientras el turismo extranjero se recupera y regresan los vuelos charter, el turismo nacional es el que tira del carro desde hace meses. Mientras que destinos como Cancún o Riviera Maya han caído casi 45 puntos porcentuales entre enero y octubre, al pasar del 75% al 30% de ocupación, en lugares como Acapulco el impacto fue menor y la caída fue del 27%.

Durante la Navidad, algunos destinos populares alcanzarán la ocupación máxima permitida, en función del semáforo epidemiológico de cada entidad, la cual oscila entre un 60% y 80%, según la Federación de Asociaciones Turísticas (Fematur). “Para el mes de diciembre hay un repunte, destinos como Puerto Vallarta, Los Cabos, Cancún, la Riviera Maya y Acapulco estarán al 100% del aforo permitido. En México, el 73% de la capacidad hotelera fue ocupada por viajeros nacionales en 2019 y el 27% extranjeros, según datos del Gobierno. El presidente de la Confederación de Asociaciones Turísticas de América Latina, el empresario Armando Bojórquez, confía en ese salvavidas. “El turismo nacional es el que siempre ha salvado al sector de las crisis. Va a haber mejores tarifas y ofertas y eso lo puede incentivar”, explica.

Pero el espejismo navideño no esconde la desazón que reina en Estados como Quintana Roo, locomotora de una industria que aporta el 8,7% del Producto Interno Bruto del país. Los hoteleros de Cancún y Riviera Maya calculan que en los próximos meses habrá una caída en las reservas tras un periodo de relativo optimismo con ocupaciones del 60%. Aunque lo habitual entre enero y marzo era una ocupación del 80% este año rondará el 25%, según los hoteleros de Cancún citados por la publicación especializada Reportur.

México se consolidó en 2019 como uno de los 10 países más visitados del mundo con más de 45 millones de turistas internacionales, que dejaron 24.563 millones de dólares, después de años de crecimiento anual cercano al 9%. El Gobierno presentó en julio un plan de ayuda consistente en prestamos a los establecimientos por unos 550 millones de dólares y una tasa máxima del 13,5% de interés.

Mientras el nuevo modelo turístico toma forma, Tony Wheeler, fundador del mítico sello Lonely Planet, apuesta por un mundo poscovid más cercano y menos masificado. “Cuando volvamos a viajar con la libertad de antes, lo primero que se reemprenderán serán los viajes locales, a lugares de los alrededores o de nuestro propio país (…) ¿Y el concepto slow travel? Por supuesto. El senderismo o las rutas en bicicleta pueden ser una gran parte de nuestras nuevas historias viajeras”, señala en un artículo publicado esta semana en EL PAÍS. El diagnóstico, por el momento, no aplica para las playas de Acapulco ni los megaproyectos turísticos como el Tren Maya con los que que el Gobierno mexicano quiere relanzar un modelo que mira a otro lado.

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