Detenidas cuatro personas por el accidente de helicóptero en el que murieron la gobernadora de Puebla y su marido
Los arrestados están vinculados con el mantenimiento de la aeronave que se estrelló con Martha Érika Alonso y Moreno Valle en la Nochebuena de 2018
La fiscalía de Puebla ha anunciado la detención de cuatro personas vinculadas con el accidente de helicóptero ocurrido en la Nochebuena de hace dos años en el que perdieron la vida la entonces gobernadora de Puebla, Marthá Érika Alonso y su esposo, Rafael Moreno Valle, que le antecedió en el cargo y era por entonces senador panista. Los detenidos están relacionados con la empresa de mantenimiento del helicóptero y han sido capturados en Ciudad de México, Hidalgo, Puebla y Estado de México.
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La fiscalía de Puebla ha anunciado la detención de cuatro personas vinculadas con el accidente de helicóptero ocurrido en la Nochebuena de hace dos años en el que perdieron la vida la entonces gobernadora de Puebla, Marthá Érika Alonso y su esposo, Rafael Moreno Valle, que le antecedió en el cargo y era por entonces senador panista. Los detenidos están relacionados con la empresa de mantenimiento del helicóptero y han sido capturados en Ciudad de México, Hidalgo, Puebla y Estado de México.
José Antonio N., Ricardo N. e Israel N. forman parte de la empresa Rotor Flight Services, encargada del funcionamiento de la aeronave. Se ha arrestado también a María Magdalena N, de 34 años quien, según la investigación, en el año 2018 era responsable del taller donde la aeronave del exgobernador de Puebla, Moreno Valle, recibía mantenimiento. Las investigaciones de la Fiscalía indican que se actuó de forma negligente “en el cambio y mantenimiento de los actuadores lineales” del helicóptero, lo que ocasionó el desplome.
Los cuatro detenidos son señalados por un probable delitos de homicidio y daño a propiedad ajena y por falsedad de declaraciones ante una autoridad. La Fiscalía ha garantizado en un comunicado la presunción de inocencia para los detenidos hasta contar con una sentencia.
La Nochebuena de 2018, Érika Alonso y Rafael Moreno Valle apenas llevaban 10 minutos de viaje, cuando la aeronave se precipitó al suelo. Con ellos murieron también otras tres personas, dos pilotos y un colaborador del matrimonio. En marzo se señaló que la causa probable del accidente fue la pérdida del control del helicóptero debido a un fallo mecánico por errores en el mantenimiento y omisiones de seguridad para operar, pues se tenía conocimiento de posibles averías desde 11 días antes del accidente.
El siniestro, sin embargo, estuvo rodeado de dudas y especulaciones dado que las elecciones estatales que se celebrarían seis meses después daban como vencedores a la pareja en todas las encuestas. Martha Érika Alonso llevaba por entonces apenas 10 días como gobernadora de Puebla.
En marzo de este año, Javier Jiménez Espdariú, entonces Secretario de Comunicaciones y Transportes, concluyó que una falla mecánica y deficiencias en el mantenimiento del helicóptero fueron las causas del accidente aéreo. “Durante la inspección por tomografía computarizada al otro actuador lineal (...) se encontró con una tomografía computarizada que tenía dentro del actuador dos tornillos, dos pequeños tornillos sueltos”, explicó Espriú.
Según el informe, los tornillos dañaron la tarjeta de control del estabilizador de vuelo, conocido como SAS (Stability Augmentation System) del helicóptero matrícula XA-BON, lo que ocasionó una pérdida de control de la aeronave por parte del piloto. “La pérdida del control del helicóptero se debió a un alabeo repentino hacia la izquierda, que no fue recuperado por el piloto al mando, provocando que el helicóptero se invirtiera en vuelo e impactara contra el terreno”, detalló. El piloto, Roberto Coppel, tenía una amplia experiencia en el manejo de estas aeronaves y la meteorología era aceptable en el lugar del siniestro.
El presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, anunció entonces una investigación rigurosa para determinar las causas del siniestro. No hubo evidencias de atentado, ni de explosivos, por lo que las autoridades federales descartaron un posible sabotaje. Los investigadores, según Espriú, confirmaron que la inspección de los restos no arrojó “indicios de materiales ajenos al propio helicóptero”.
El aparato siniestrado, un Augusta A109, había sido alquilado para el viaje a Servicios Aéreos del Altiplano y tenía un certificado de aeronavegabilidad válido hasta 2020. La torre de control perdió comunicación con el aparato al poco de despegar y “se oyó un extraño ruido”, supuestamente el golpe contra el suelo, explicaron en el Gobierno.
El helicóptero se estrelló en un sembrado de maíz apenas accesible por un camino de tierra. Testigos presenciales relataron entonces a EL PAÍS que escucharon “tronar” un aparato alrededor de las tres de la tarde hora local. Vecinos de Tlaltenango se desplazaron para ver qué había ocurrido y vieron la aeronave prendida en llamas.