A la caza de una prueba de coronavirus gratuita en Ciudad de México
La capital amplía su cobertura con nuevos puestos de test rápidos sin costo, la única opción para la mayoría de su población, pero el total no llega a 10.000 al día
Con el fresco del amanecer en el sur de la capital de México, un goteo de vecinos enfundados en abrigos de invierno, algunas mantas y unas butacas, desfila por la calzada de Tlalpan con destino a las puertas del imponente Estadio Azteca. En esta plaza, que antes de la pandemia se abarrotaba para cada partido del América, ahora se llena poco a poco de posibles contagiados de coronavirus. Son más de 120 los que llegan en apenas dos horas, de todas las edades, desde jóvenes de 20 años hasta matrimonios de 78 con el temor en los ojos al dichoso bicho que circula en sus barrios ahora con más fuerza...
Con el fresco del amanecer en el sur de la capital de México, un goteo de vecinos enfundados en abrigos de invierno, algunas mantas y unas butacas, desfila por la calzada de Tlalpan con destino a las puertas del imponente Estadio Azteca. En esta plaza, que antes de la pandemia se abarrotaba para cada partido del América, ahora se llena poco a poco de posibles contagiados de coronavirus. Son más de 120 los que llegan en apenas dos horas, de todas las edades, desde jóvenes de 20 años hasta matrimonios de 78 con el temor en los ojos al dichoso bicho que circula en sus barrios ahora con más fuerza. En este punto de la Ciudad de México, con cuatro carpas y unos seis doctores, se hacen test gratuitos de covid-19, la única opción para la inmensa mayoría de la población que no puede permitirse una prueba privada.
El Gobierno de la capital anunció el viernes la puesta en marcha de 26 nuevos puestos en lugares públicos para ampliar la cobertura de control de la pandemia. Los contagios y las hospitalizaciones han aumentado en el último mes (este lunes se contaban más de 1.000 nuevos casos y cuenta con 3.455 hospitalizados) y la meta que ha marcado la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum —del mismo partido de López Obrador—, es llegar a 10.000 pruebas diarias.
El total de test de este lunes fue de 8.907, según cifras oficiales proporcionadas por el Gobierno a este diario. Unos datos distribuidos entre las PCR en centros de salud (1.591), tomas rápidas en estos centros (1.261), muestras PCR en estos puestos en lugares públicos (1.405) y pruebas rápidas en esos sitios (4.440). También se han llevado a cabo exámenes en uno de los puntos de mayor contagio de la capital, la Central de Abastos (45), en cárceles (159) y en hospitales locales solo tres.
Fuentes del Gobierno dedicadas a la materia no han sabido explicar por qué la cifra de 10.000 como objetivo, aunque supone un aumento importante desde las 5.000 diarias hasta ahora. En caso de alcanzarla parece todavía escasa si se compara con otras capitales en otros países del mundo. La Comunidad de Madrid, una de las más afectadas del mundo por la crisis del coronavirus, con menos de la mitad de habitantes, aplica alrededor de unas 15.000 —según datos del Ministerio de Sanidad español— y su Gobierno ha sido criticado por la escasez de test y las nuevas restricciones para poder efectuarlos, en comparación con otras regiones del país.
Tres horas antes de que llegaran los médicos al puesto del Gobierno en el Estadio Azteca, más de un centenar de pacientes esperaba en silencio en filas. Demetrio Martínez, de 45 años, había traído a sus padres, de 76 y 78 años, los dos hipertensos y diabéticos. “En mi casa hemos tenido como cinco contagios. Nuestro mayor miedo son ellos, no sabemos qué hacer... Hemos pensado en llevarlos fuera de la ciudad, con una hermana que vive en Querétaro”, cuenta desde las ocho de la mañana mientras busca alguna silla para evitar que sus padres permanezcan de pie las más de seis horas que esperan muchos hasta que llega su turno. El horario aquí es de nueve de la mañana a dos de la tarde, pero a las 8.45 ya se han agotado el número de fichas disponibles para poder entrar.
Calcula que su familia se ha gastado más de 50.000 pesos (unos 2.500 dólares) entre pruebas privadas, medicamentos y aparatos para suministrar oxígeno, lo más caro, casi la mitad del presupuesto. Para una inmensa mayoría de la población, este gasto supone varios sueldos de varios meses. El salario mínimo diario es de 123,2 pesos (unos seis dólares), y eso para quienes tienen un contrato, que son alrededor del 40% de la población mexicana. Las pruebas gratuitas son la única opción para la mayoría, pues los laboratorios privados hacen desde hace meses tests que van desde los 1.000 pesos (50 dólares), en el caso de las pruebas rápidas, hasta los 4.000 pesos (200 dólares), en el caso de las PCR, el mismo precio que en países con mayor poder adquisitivo, como Estados Unidos.
Uno de los hijos de Demetrio se hizo una PCR gratuita en un puesto como este, pero después de 10 días todavía no conocen el resultado: “Al llamar nos dijeron que si no nos han llamado es que es negativo. Imagínese...”, señala. La prueba que espera que le apliquen a sus padres es la rápida, que se resuelve en unos 30 minutos. “Sé que no es la ideal, pero entre eso o no tener ninguna respuesta... Ya es algo”, cuenta. El Gobierno de la capital ha apostado a este tipo de test, más de un 70% de los efectuados, pues reconocen que sus laboratorios de procesamiento de muestras PCR llevan meses desbordados.
Poco antes de que abrieran, el número de pruebas disponibles era un misterio hasta para los organizadores. “La jefa de Gobierno anunció que por cada centro habría 150 test cada día. Pero todo depende de lo que nos digan los doctores, a veces son menos...”, cuenta una de las organizadoras que prefiere no dar su nombre. Al llegar el equipo médico anuncian 100 pruebas disponibles para este martes. “Ahora nos toca decirle a muchos que vengan mañana”, señala enojada después de enterarse de la cantidad.
Media hora después de la espera, el encargado de la logística de este centro, Manuel Robles, anuncia que finalmente serán 125 los test disponibles. “Esto es un desmadre. Primero dicen que 100, ahora que 125, hay gente que ya se fue porque no alcanzaba”, comenta un vecino que viene a acompañar a su esposa, formada en la fila desde hace horas. “Luego dicen que somos desconfiados. Pero yo digo que el número de pruebas tiene que estar claro desde el principio, ¿no?”, añade.
Más al sur de la capital, en una de las zonas con mayor número de contagios, Iztapalapa, el puesto que anuncia en su folleto el Gobierno —en la explanada del centro— está cerrado. Es lunes al medio día y un grupo de 10 vecinos busca algún cartel que dé una explicación entre las carpas médicas vacías. “Llevo dando vueltas toda la mañana buscando hacerme la prueba, pedí el día en el trabajo porque sin eso no puedo ir a la oficina. ¿Y ahora?”, se pregunta Ramón Arenas, de 42 años.
En otra de las ubicaciones que marca el listado oficial, en el centro de Coyoacán, ni siquiera colocaron el puesto. Una agente de la policía capitalina que resguarda el parque por la crisis de la pandemia responde, cansada, que las pruebas se hacen “más allá”, como a unos dos kilómetros de lo anunciado, en el parque Frida Kahlo. El folleto que reparten los organizadores del Gobierno en algunos puntos no ha sido actualizado.
“Llevamos solo tres días abiertos y estamos cuadrando según la afluencia, lo que nos dicen los doctores”, responde el jefe de logística del centro en el Estadio Azteca. Otra de las organizadoras discrepa con el equipo médico, ellos, encargados de dar la cara a los pacientes que se tienen que regresar a casa sin un resultado, se quejan de que no se está ofreciendo el servicio prometido por el Gobierno. “Para que me entienda: si aquí se hicieran 200 o 300 pruebas, no sobraría ni una”, remata.