Historia del palacete árabe que el narco abandonó en el desierto de Sonora
La ostentosa mansión que perteneció al capo Amado Carrillo Fuentes, 'El señor de los cielos’, es demolida tras 27 años en el abandono
Amado Carrillo Fuentes fue un hombre tan ostentoso que cuando unos agentes antinarcóticos de la Procuraduría General de México incautaron, en 1993, un ostentoso palacete árabe en la ciudad de Hermosillo, pocos habitantes de la capital sonorense dudaron de que este era de su propiedad. El exlíder del cártel de Juárez jamás llegó a ocupar la mansión que quedó a medio construir en la capital de la frontera noroeste de México. El palacio fue incautado unos meses después de que comenzara su con...
Amado Carrillo Fuentes fue un hombre tan ostentoso que cuando unos agentes antinarcóticos de la Procuraduría General de México incautaron, en 1993, un ostentoso palacete árabe en la ciudad de Hermosillo, pocos habitantes de la capital sonorense dudaron de que este era de su propiedad. El exlíder del cártel de Juárez jamás llegó a ocupar la mansión que quedó a medio construir en la capital de la frontera noroeste de México. El palacio fue incautado unos meses después de que comenzara su construcción, y Carrillo Fuentes falleció en circunstancias confusas durante una cirugía cuatro años después. El predio, desde entonces abandonado, permaneció intacto como un símbolo de la herencia del narco en la ciudad: un ostentoso esqueleto de 2.500 metros cuadrados donde personas arrasadas por la pobreza o la droga buscaban un techo, y una locación imperdible para la foto de los curiosos tanto de la arquitectura como de la huella del narcotráfico. Eso hasta esta semana, cuando se ha empezado a demoler los muros para poner en venta el predio.
La propiedad apodada por los vecinos de la colonia Pitic como ‘la casa de los Kisses’, por el parecido de los chocolates de la marca Hershey’s con las cúpulas de la arquitectura islámica, fue vendida en las últimas semanas, tras casi 30 años de abandono. El Ayuntamiento de Hermosillo confirmó que el predio, también llamado ‘la casa de las mil y una noches’ en referencia al libro fundacional de la literatura árabe, ya tiene un dueño que tramitó los permisos para derrumbar la mansión y dividir el terreno para su posible venta.
“Buscan a su Aladino”, tituló con ironía el periódico local El Imparcial cuando tras la incautación en 1993 nadie reclamó la propiedad. En la fotografía de portada destacan las cinco cúpulas tradicionales de la arquitectura islámica del gran elefante blanco que se levanta en una colonia de casas bajas al poniente de la capital sonorense. Sin embargo, seis meses después de la incautación, un hombre llamado Juan Jorge Mexía Monge –presunto prestanombres de Carrillo Fuentes– presentó un amparo contra la incautación, que se tradujo en unos meses de resguardo policial hasta su abandono definitivo en 1994. Nadie volvió a reclamar la propiedad. Desde entonces, los vecinos de Pitic luchan contra el enorme terreno tomado por el vandalismo y la ocupación ilegal.
Según medios locales, la agencia inmobiliaria InBest Bienes Raíces publicó un anuncio en el que vendía la propiedad en cinco terrenos diferentes. El anuncio vivió brevemente en su página web antes de ser descolgado. Una representante de la inmobiliaria negó a este periódico que tuvieran a su cargo la venta del inmueble y aseguró que el anuncio fue publicado “por error de un agente que ya no está vinculado con la empresa”. Hasta ahora, no ha trascendido el nombre del nuevo dueño ni los planes que tiene para el inmueble, aunque el Ayuntamiento de la ciudad afirma que no existen permisos para levantar otro edificio en el terreno.
Carrillo Fuentes –conocido como ‘El señor de los cielos’ por la flota de 30 aviones con la que articulaba una red de narcotráfico surtida por el cártel de Medellín de Pablo Escobar– falleció durante una intervención quirúrgica el 3 de julio de 1997, luego de ser ingresado en un hospital de la Ciudad de México con el nombre de Antonio Flores Montes. Para ese entonces, el Cártel de Juárez generaba hasta 300 millones de dólares por semana gracias al tráfico de drogas, según la Agencia Antinarcóticos de Estado Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Unos meses antes de su intervención quirúrgica, Carrillo había perdido a su principal operador, el general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, el general a cargo de la lucha contra el narco en México que trabajaba protegido por la DEA antes de que saliera a la luz su contubernio con el narco. Debilitado y buscado por varios países –liderados por Estados Unidos–, Carrillo Fuentes buscó cambiar su apariencia con una serie de cirugías estéticas para planear una huida. El señor de los cielos falleció en la mesa de operaciones. Las especulaciones sobre su muerte –reforzadas por el posterior asesinato de los médicos que lo intervinieron– han levantado sospechas sobre un posible homicidio que todavía no ha sido aclarado. Tras su muerte, Carrillo Fuentes dejó 28 hijos de varias madres, un cártel que dejó de ser el más poderoso de México tras una cruenta lucha por el poder, y el palacete que se convirtió en un símbolo de la ciudad de Hermosillo.